La edición número 97 de los premios Oscar quedará grabada en el recuerdo del público brasileño porque por primera vez en su historia, ese país logró una estatuilla en el rubro a Mejor película internacional. La película Aún estoy aquí, del director de Walter Salles, logró no solo una gran taquilla en su país, sino que también alcanzó el reconocimiento mayor de la industria cinematográfica en Hollywood.
Si bien se trata de la primera vez que Brasil logra un Oscar, las veces que estuvo muy cerca de cumplir ese objetivo no fueron pocas. En el año 1962, logró su primera nominación a Mejor film internacional con O Pagador de Promessas. Luego, tuvo una segunda oportunidad en 1995, a través de la película O Quatrilho. Y poco tiempo después, en 1996 y 1997, Brasil también alcanzó la nominación con O Que é Isso, Companheiro? y con Estación Central, respectivamente. Estación central, pieza dirigida también por Salles, era en esa oportunidad una de las favoritas de la crítica, pero finalmente el galardón quedó en manos de La vida es bella, del italiano Roberto Benigni.
De esta manera, la quinta fue la vencida y así, Brasil logró su primer Oscar gracias al film Aún estoy aquí. Al momento de recibir la estatuilla, el director Walter Salles se mostró muy emocionado y expresó: “Este premio es para una mujer que luego de perderlo todo durante un régimen autoritario, eligió resistir. Y también esto es para las dos actrices que le dieron vida en la pantalla a esa mujer, ellas son Fernanda Torres y Fernanda Montenegro”. El trabajo de Torres en pantalla fue tan importante, que ella incluso fue nominada como Mejor actriz protagonista (rubro en el que ganó Mikey Madison).
La épica de Aún estoy aquí
Aún estoy aquí gira alrededor de Eunice Paiva, la esposa de un exlegislador desaparecido y asesinado por la dictadura militar brasileña en 1971, y quien no cesa en su búsqueda de justicia y verdad. En la piel de esa figura, Fernanda Torres es el gran pilar que sostiene el film de Salles. Aún estoy aquí, que sigue en cartel en los cines argentinos, era una de las diez nominadas al Oscar como Mejor película, aunque finalmente se llevó el galardón como Mejor film internacional.
Antes del domingo de la ceremonia, Torres había expresado: “Odio las expectativas. Estoy completamente al margen de ellas. Mi única satisfacción es la de haber hecho un buen trabajo entregando esta película al público. Nuestra tarea es muy sencilla: hacer que la gente vea la película. Nada más que eso. No tiene nada que ver con los premios. En el fondo me quedo con una frase que no es mía: lo más importante de un premio de este tipo es que ayuda a que la película pueda verse”.
Fernanda Torres, en primera persona
Días atrás, Torres compartió con LA NACIÓN el recuerdo de la sorpresa con la que vivió buena parte de su recorrido en la carrera por los Oscar. Ella aún estaba convencida de que Aún estoy aquí era una película “muy chiquita” comparada con el resto de las candidatas al Oscar. “Y además está hablada en portugués, que es una lengua también pequeña al lado de las demás. “De repente pude ver cómo la gente empezó a convertirse después de verla. Se sintió tocada por ella de una manera muy honesta y muy especial”, señaló.
Torres expresó que la película era la suma de recuerdos de dos personas que eran chicos cuando Rubens Paiva desapareció en 1971: “Uno es Marcelo Rubens Paiva, uno de sus hijos, y el otro es Walter Salles, que era amigo de la familia. Ellos vivieron en un lugar y en una casa que fueron invadidas por la violencia del Estado. Nunca quisieron contar una ficción o un melodrama porque sus vidas no respondían a esa mirada. Como Walter es un documentalista, se propuso junto con nosotros contar esta historia de la manera más real posible. Y cuando vi la película por primera vez fue lo que más me impresionó. Sentí que éramos la memoria de esos dos chicos, la representábamos. Toda esa honestidad, esa inocencia y esa simplicidad es lo que captura el corazón de las personas y en mi opinión marca la diferencia”.