La noticia de la muerte del actor, director, dramaturgo y gestor cultural Juan Margallo la dio a conocer Aisge, asociación teatral que preside Emilio Gutiérrez Caba. En su cuenta de X, aseguró: “Conmovidos y desolados con el adiós de #JuanMargallo. Una ‘terrible pérdida’, en palabras de Gutiérrez Caba, que hoy lloramos desde Aisge, su casa. El ‘curioso insaciable’, el mejor ejemplo de que para ser un buen actor hay que ser un hombre bueno”. Nacido en Montánchez (Cáceres, España), apenas comenzó a circular la noticia de su deceso, a los 94 años, no cesaron las reacciones.
El actor argentino radicado en España, Juan Diego Botto, también en su cuenta de X, expresó: “Una pérdida enorme para el teatro y el cine de nuestro país. Una de las más bellas personas que he conocido nunca y un hombre lúcido de compromiso inquebrantable. Abrazo inmenso a Petra, a Olga y el resto de su familia”.
Adiós, querido Juan Margallo.
Una pérdida enorme para el teatro y el cine de nuestro país. Una de las más bellas personas que he conocido nunca y un hombre lúcido de compromiso inquebrantable.
Abrazo inmenso a Petra, a Olga y el resto de su familia. https://t.co/ONMhiheZX7— Juan Diego Botto (@JuanDiegoBotto) March 2, 2025
Cuando el talentoso actor que protagonizó Martín (hache), el film de Adolfo Aristarain, y el que trajo al Teatro San Martín el unipersonal Una noche sin luna se refiere a Petra, se refiere a Petra Martínez, quien fue esposa y compañera de vida de Margallo. “Era el último mohicano de varias generaciones teatrales: la del teatro independiente, la del teatro de la Transición, la del resurgir de un nuevo teatro lleno de ingenio y buen oficio en la era democrática, la de las compañías capaces de arrastrar a las salas a nuevos públicos en busca de espectáculos que les interpelen. Un modelo de resistencia sin tener que perder ni cambiar de principios, estilo, objetivos, espectadores”, destaca el diario español El País.
“Yo soy de Cáceres y como no podía hacer teatro trabajaba de mago. Siempre me gustó subir a un escenario hasta que llegué a Madrid, dejé la Escuela de Peritos Industriales y me fui a la escuela de Arte Dramático. Para mí ha sido toda mi vida, pero tampoco lo mitifico, podía estar aquí como podía estar en otro lado. La vida es muy rara, te pega un volantazo y lo mismo que estoy aquí podía estar en otro lado. La vida es muy rara en el sentido de que cualquier cosa te puede mandar para otro sitio, todo lo que pasa a diario es un milagro”, sostuvo en un reportaje en la revista española Teatros.
Margallo fue integrante del grupo teatral Tébano, así como fundador de compañías teatrales como El Búho, El Gayo Vallecano y, junto a su mujer, de la Compañía Urot Teatro. Ambos llevaron a escena obras de distintos autores como Dario Fo, Roberto Athayde o Jorge Márquez. Durante la dictadura de Francisco Franco, el estreno de Castañuela 70, la primera obra del teatro independiente que logró acceder al teatro comercial madrileño, fue prohibida por la censura siete días después de su estreno. Aquello generó un gran revuelo. Sin embargo, fiel al estilo de la pareja, que se conoció hace más de 50 años, no se rindieron y llevaron esa obra por Europa y América Latina. Solamente en Madrid ese espectáculo emblemático hizo más de cien funciones y acaparó la atención de 70.000 espectadores.
Si bien el teatro fue radicalmente lo suyo, en cine fue parte de las películas El espíritu de la colmena, de Víctor Erice; Al sur de Granada y, más recientemente, Campeonex y Campeones, de Javier Fesser, por la cual fue nominado al Premio Goya.
En Buenos Aires, en 2008 presentó en el teatro La Comedia El señor Ibrahim y las flores del Corán, en el que actuaba junto a Mario Gas y Julián Ortega. Fue la primera visita del Uróc Teatro. En esa oportunidad, su hija, Olga Margallo, presentó ¿Qué es la vida?, un espectáculo para niños. En 1992, Juan Margallo y Petra Martínez volvieron con Para-lelos 92, que protagonizó ella y que se presentó en el Teatro San Martín. En la temporada de 2000, en el Teatro Nacional Cervantes presentaron Clacyclos, en la sala María Guerrero. Durante su extensa trayectoria, Margallo fue el primer director del Festival Internacional de Teatro Iberoamericano de Cádiz, entre 1986 y 1992. Durante aquella recordada gestión el encuentro escénico ofició de puerta de entrada de varios creadores argentinos tanto de figuras ya reconocidas como del panorama más emergente de la escena local.
Fue Petra Martínez quien dio a conocer la noticia a sus amigos íntimos. Apeló a una frase de extrema simpleza: “Juan se ha ido tranquilo”. Hace tres años, ambos, así el jurado lo dispuso, fueron distinguidos con el Premio Nacional de Teatro. Hace pocos días, la pareja se enteró se les había concedido el Premio Max de Honor 2025. Tampoco en esta oportunidad el jurado del galardón más importante de la escena española quiso disociarlos. El Max de Honor, el mismo que el año pasado lo obtuvo Nuria Espert, se lo entregarán a ella el 16 de junio, en Pamplona. Todo indica que, nuevamente, este creador incansable del teatro independiente volverá a recibir el reconocimiento post mortem de sus pares y de su público.
Casi como signo de su fina ironía, su último trabajo teatral fue Hasta que el alzheimer me devore, de hace apenas 4 temporadas. Allí, como siempre, trabajaba con Petra Martínez.