El mundo del espectáculo se vio sacudido por la impactante noticia de la muerte de Gene Hackman, de 95 años, y su esposa, la pianista Betsy Arakawa, de 63, quienes fueron hallados sin vida en su hogar en Santa Fe, Nuevo México, el pasado 26 de febrero. A pocos días de darse a conocer los datos de sus respectivas autopsias, un nuevo detalle salió a la luz: según los especialistas, el estilo de vida que llevó Hackman podría haber aumentado su riesgo de padecer Alzheimer, lo que ahora suma una nueva interrogante sobre su estado de salud de los últimos años.
La investigación arrojó detalles sobre las muertes y confirmó que Gene Hackman falleció por un fallo cardíaco una semana después de su esposa, quien perdió la vida tras contagiarse de Hantavirus. Además, los profesionales médicos sugirieron que era posible que el actor no estuviera al tanto del fallecimiento de su pareja a causa de su Alzheimer.
La pareja, que estuvo casada durante 24 años, llevaba una vida discreta y tranquila en Santa Fe, lejos del ojo público, y según sus vecinos, “no quería que la molestaran”, lo que refuerza el hecho de que se tardara tanto en conocerse sus respectivas muertes.
Según el Dr. Tim Beanland, director de investigación y aprendizaje de la Sociedad de Alzheimer, el estilo de vida reservado y aislado de Gene Hackman podría haber influido en su riesgo de padecer Alzheimer y en la velocidad con la que su estado de salud se deterioró. En declaraciones a The Mirror, explicó que “el aislamiento social está vinculado a un mayor riesgo de demencia. Es posible que el aislamiento reduzca la estimulación cerebral, lo que puede contrarrestar la demencia”. De esta manera, sugirió que la falta de interacción puede tener un impacto significativo en la progresión de esta enfermedad.
“El aislamiento social también se relaciona con un empeoramiento más rápido de la demencia de una persona porque no recibe estímulos. Esto se vio con mayor claridad durante la pandemia, cuando el confinamiento provocó que muchas personas con demencia no recibieran visitas y experimentaran un deterioro más rápido”, añadió Beanland. Sin dudas, sus declaraciones refuerzan la idea de que el contacto social y la actividad mental son fundamentales para la salud cerebral, especialmente en edades avanzadas.
Tras la muerte de Gene, las autoridades pidieron a los vecinos que compartieran cualquier información que tuvieran sobre la pareja, pero muchos se dieron cuenta de que en realidad sabían muy poco sobre ellos. Esto so se tiene en cuenta que Hackman y Arakawa llevaban una vida extremadamente reservada en una urbanización cerrada y aislada, donde el contacto con los residentes era mínimo. James Everett, quien vivía en una casa cercana desde hacía cinco años, expresó: “Ellos tienen una puerta, y nosotros tenemos una, y simplemente nunca nos hemos visto”.
Además, esta discreción también fue resaltada por otros vecinos que, con el tiempo, aprendieron a respetar la privacidad del actor. Por su parte, Harvey Chalker, residente de la zona desde hace años, comentó al New York Times: “Quería estar tranquilo, no quería que lo molestaran, y no lo culpo”. También, Beau Theriot, quien visitaba su casa en el área con frecuencia, añadió: “Sé que hay gente agradable por ahí, pero no la conozco”.
Por todo lo antes mencionado, se puede decir que el caso de Gene Hackman pone en evidencia cómo el aislamiento puede influir en el deterioro cognitivo y acelerar enfermedades como el Alzheimer. Resulta que su estilo de vida reservado, sin un círculo social activo, pudo haber contribuido a su rápida decadencia; esto refuerza lo que muchos expertos advierten: la interacción social y la estimulación mental son fundamentales para mantener la salud cerebral en la vejez.