Al entrar en un cine de Lima durante el estreno de una película esperada, el ambiente festivo de la sala principal se hace evidente: las largas filas para conseguir boletos, los amigos compartiendo sus expectativas sobre la sinopsis, y las parejas comentando sobre el protagonista. A esto se suma la presencia de merchandising del filme, que adorna cada rincón del recinto y contribuye a la emoción general de la noche.
Afiches cuidadosamente diseñados muestran las carátulas de películas extranjeras aclamadas por peruanos de todas las edades. Las paredes de los pasillos están decoradas con cuadros que anuncian los próximos estrenos, en su mayoría internacionales.
Las producciones nacionales con temática indígena apenas se abren paso en los cines de Lima. Mientras esto sucede, la capital sigue siendo un entorno hostil para un sector de la población peruana. A pesar de ello, en la sala de cine se congregan peruanos “de todas las sangres,” como diría José María Arguedas, en un intento de compartir historias y explorar nuevas perspectivas juntos.
Aquellas personas que provienen de la sierra o la selva rara vez encuentran sus historias reflejadas en la pantalla grande. En el mejor de los casos, pueden reconocer a un personaje secundario con el que lleguen a identificarse. Sin embargo, en contadas ocasiones, algunas películas peruanas filmadas en los Andes o en la Amazonía han logrado proyectarse en los cines comerciales de Lima.
Un ejemplo de largometrajes que visibilizan las problemáticas sociales de las comunidades nativas es “La Pampa”, que denuncia la trata de personas en la Amazonía, y “Willaq Pirqa: El cine de mi pueblo”, que relata cómo una pequeña comunidad andina descubre el cine. Aunque estos filmes abordan temas de las comunidades, lo hacen de forma tangencial, ya que sus creadores no conocen su cosmovisión. Esto limita la autenticidad de la representación.
Ante este panorama, el 15° Festival Internacional de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas invita a los integrantes de las comunidades indígenas a crear largometrajes, cortometrajes y documentales, dado que son ellos quienes comprenden mejor las situaciones que enfrentan y han enfrentado desde tiempos inmemoriales. Así, se promueve un cambio de paradigma en el cine, permitiendo que las producciones reflejen una visión auténtica, en contraste con la perspectiva externa que ha predominado.
Un espacio para repensar los problemas de las comunidades indígenas
Los nativos de América están dejando de ser solo espectadores para convertirse en agentes de cambio. Ya no alzan su voz de protesta con pancartas llenas de reclamos hacia el Estado o empresas privadas, sino que crean arte. Con cámaras en mano, registran su realidad, aquella que otros han interpretado de forma incompleta, sin captar su cosmovisión ni su contexto integral. Además, la inclusión de actores indígenas fortalece el mensaje que quieren transmitir a un sector de la ciudadanía acostumbrada a una visión poco auténtica.
Infobae Perú conversó con Jeannette Paillán, cineasta del pueblo Mapuche en Chile, sobre el 15° Festival Internacional de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas y la participación de las comunidades nativas en la producción y realización de materiales audiovisuales.
“Lideré la CLACPI hasta 2015. Mi trabajo estuvo principalmente enfocado en visibilizar y ofrecer una perspectiva diferente sobre la realidad de los pueblos indígenas. Estábamos acostumbrados a ser representados por otros… Sin embargo, han surgido nuevas voces en las comunidades indígenas, y ahora estamos trabajando en una narrativa propia que será presentado en el festival”, expresó.
El festival al que hace referencia se llevará a cabo del 20 al 28 de junio de 2025. Este evento es organizado por la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI), cuyo objetivo principal es crear un espacio de diálogo abierto y articulación, donde se promuevan iniciativas y actividades colectivas centradas en la aplicación estratégica de las tecnologías de comunicación y cinematografía en la realidad indígena.
Los participantes de este evento cultural serán los miembros de las comunidades indígenas de diversos países de América Latina, lugares en los que, aún hoy, existen regiones donde nunca ha llegado una cámara. En este espacio cultural, se dará a conocer su realidad a través de la pantalla grande.
El festival abordará, entre otros temas, el cambio climático y su impacto en los sistemas de vida indígena. Este tópico es medular, ya que los pueblos indígenas son de los grupos más vulnerables ante las consecuencias del cambio climático. Mediante este evento, se buscará visibilizar cómo estas comunidades enfrentan los efectos de la crisis ambiental.
Sobre esta problemática, Infobae Perú también conversó con Fernando Valdivia, comunicador social y documentalista peruano, quien ofreció su perspectiva crítica.
“Es importante que se aborde el tema de la crisis climática en el evento; se tratará desde la perspectiva de los pueblos indígenas, lo que representa un cambio radical en el enfoque de este asunto. Además, otro tema que se presentará en el festival son las movilizaciones por la Madre Tierra. Cuando a un poblador indígena se le arrebata o no se le reconoce su territorio, se le está prácticamente condenando a la muerte”, sostuvo.
La cineasta Mapuche de Chile y miembro de la CLACPI también abordó el tópico del cambio. Se espera que esta problemática sea presentada en diversos formatos, como cortometrajes, largometrajes y documentales.
“El cambio climático está relacionado con la preocupación por el medio ambiente y la tenencia territorial de los pueblos indígenas. La pérdida de territorios, que ha sido un fenómeno prolongado, se ha intensificado en los últimos tiempos debido a la incursión de megaproyectos en las comunidades”, indicó.
Las adversidades que enfrentan los miembros de las comunidades indígenas en Perú también se repiten en otros territorios remotos del continente. Así lo destacó mi interlocutora, quien mencionó que en Chile, la comunidad Mapuche debe lidiar con conflictos relacionados con los problemas forestales.
Dado que se trata de una problemática compartida, diversos países de América Latina participarán en el festival, que busca visibilizar las demandas y propuestas de los pueblos indígenas en defensa de sus derechos y la preservación de sus territorios. En este marco, se enfatiza el pleno derecho a la autorepresentación y el principio de soberanía sobre la imagen de los pueblos indígenas.
En cuanto al derecho a la autorepresentación, es pertinente señalar que los pueblos indígenas han sido retratados en la pantalla grande de manera romántica y paternalista. Esta perspectiva no tendrá cabida en el festival, ya que los directores y realizadores serán miembros de las comunidades indígenas, quienes contarán sus historias desde una visión genuina.
Los problemas de los indígenas desde una mirada genuina
Históricamente, los pueblos indígenas han sido representados a través de estereotipos o perspectivas externas que, en muchos casos, no reflejan de manera auténtica sus realidades, culturas y complejidades. Esta visión ha contribuido a perpetuar una imagen parcial y errónea de ellos. Sin embargo, esto está cambiando gracias a festivales de cine indígena que ofrecen un espacio para que los miembros de estas comunidades cuenten sus propias historias mediante películas y documentales.
“Hace 32 años conocí a un joven del pueblo Bora, en Loreto. Cuando estaba haciendo grabaciones para una película, él se me acercó y me dijo que quería aprender a filmar. Entre otras cosas, me comentó que estaba harto de la manera en que los investigadores, antropólogos, periodistas, cineastas y fotógrafos representaban a los pueblos indígenas, una representación con la que los propios indígenas no estaban de acuerdo”, relató el documentalista Fernando Valdivia.
Este relato resalta que no hay nadie mejor que un nativo de la Amazonía o de los Andes, si se diera el caso, para contar historias que ocurren en lugares donde el Estado está ausente. Esta idea será una constante en el festival, que no se limitará únicamente a las proyecciones de películas. El evento cultural también incluirá muestras comunitarias itinerantes en Ayacucho, Lima, Loreto y Ucayali, con proyecciones en las principales ciudades de estas regiones.
Durante nueve días, se realizarán exposiciones fotográficas, exhibiciones de arte pictórico indígena y conversatorios sobre temas, como la evolución del cine indígena y su aporte al fortalecimiento de la identidad de los pueblos indígenas. Además, se realizarán laboratorios para el desarrollo de habilidades técnicas y creativas de los realizadores indígenas.
Ahora bien, para hacer cine, no basta con tener una buena idea y comprender la situación que se desea retratar; la realidad nos enrostra la importancia de contar con los recursos necesarios. El documentalista peruano también reflexionó sobre este panorama.
“Existen diferencias abismales entre un cineasta de Lima y un joven indígena que quiere hacer cine en una comunidad. Un cineasta limeño tiene acceso a equipos, y si no tiene recursos, puede conseguirlos o financiar su obra. Incluso puede postular a los premios que el Ministerio de Cultura otorga anualmente para incentivar la producción de cortometrajes o largometrajes. Pero un poblador de una comunidad ni siquiera sabe que existen estas oportunidades, y mucho menos tiene acceso a internet”, explicó.
Es evidente que para contar una historia se necesita contar con financiamiento, pero de nada sirven los recursos económicos si no existe una capacitación adecuada para las personas encargadas de contar historias a través de imágenes en movimiento. Esto es algo que los organizadores del festival tienen claro y capacitarán a los peruanos de comunidades remotas interesados en crear arte.
En otro momento de la entrevista, Jeannette Paillán, cineasta Mapuche, señaló que los temas tratados en las películas del festival no se circunscribirán únicamente a una comunidad específica. “Creo que cada festival recoge los temas emergentes que están en la agenda no solo de los pueblos indígenas, sino también en la agenda de los países”, indicó.
Finalmente, este 15° Festival reconocerá cinco categorías que abordan grandes desafíos para los pueblos indígenas: las resistencias territoriales lideradas por mujeres, los conocimientos ancestrales como respuesta al cambio climático, las problemáticas específicas de la niñez indígena, las movilizaciones en defensa de la Madre Tierra, y la diversidad de expresiones identitarias, abarcando temas de género y sexualidad.
La elección de Perú como sede busca no solo reconocer la diversidad cultural del país, sino también alertar sobre los desafíos que enfrentan los pueblos indígenas. En Perú se reconocen 55 pueblos indígenas, de los cuales 51 se encuentran en la Amazonía y 4 en los Andes.