“En Jamón, jamón [1992], ella tenía 17 años y yo 22. Fue su primera película; una de mis primeras películas. Una gran película″, así rememora Javier Bardem (Las Palmas de Gran Canaria, 55 años) su primer encuentro con su ahora esposa, la también actriz Penélope Cruz (Alcobendas, 50 años). Lo ha hecho en una entrevista con Gentleman’s Journal, un reportaje en el que habla como pocas veces lo hace de su vida familiar, y en el que ha sido retrato por su mujer en la casa que el matrimonio, siempre celoso de compartir su vida privada, comparte en Madrid. En la prueba de vestuario de la tragicomedia española dirigida por Bigas Luna, en palabras de Bardem, “nos miramos y supongo que pasó algo. Algo que no tiene explicación y que va más allá de la lógica y el razonamiento”. Sin embargo, esta química creativa entre los dos intérpretes españoles no se materializó en una relación hasta 2007, cuando coincidieron de nuevo en el rodaje de Vicky Cristina Barcelona de Woody Allen. 32 años más tarde de su primer encuentro, la química y el amor perduran.

Javier Bardem, bajo la lente de Penélope Cruz

Como un hilo invisible que los conectaba y les indicaba que estaban predestinados, la conexión entre Cruz y Bardem siempre ha existido. “En aquel entonces [1992] teníamos vidas diferentes, objetivos, metas y propósitos diferentes”, recuerda el actor en la publicación sobre el rodaje de Jamón, jamón. “Sin embargo, algo había ahí: una energía, una química, una manera de confiar el uno en el otro como seres humanos. Y eso perduró durante tanto tiempo [15 años], a pesar de que no nos vimos ni hablamos durante muchos años”.

Penélope Cruz y Javier Bardem, un amor entre la pasión y el misterio

En 2007, cuando la pareja se reunió para la película de Woody Allen Vicky Cristina Barcelona—por la que Cruz se llevó el Oscar a mejor actriz secundaria— y ambos ya se habían convertido en estrellas mundiales, comenzaron su vida de pareja. “Nos dimos cuenta de que el sentimiento seguía vivo. Muy vivo”, se ríe Bardem en su entrevista para Gentleman’s Journal. “Los dos estábamos solteros en ese momento, así que, naturalmente, ocurrió lo que tenía que pasar: dos personas volvieron a conectar porque compartían un montón de cosas, mucho más de lo que esperaban”.

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Sin embargo, para el actor, la historia de amor no solo se llevaba fraguando desde ese día en el que se encontraron en la prueba de vestuario de Jamón, jamón; sino que también fue posible gracias a que se conocieron antes de alcanzar la fama. “Nos conocimos y nos conocíamos antes de todo el ruido, antes del éxito y antes de que nadie nos viera con otros ojos por lo que éramos ahora, en lo que nos habíamos convertido”, relata el intérprete que se llevó un Oscar por su papel en Sin lugar para los débiles (2007). “Esa es una base importante, confiar en alguien porque lo conoces de verdad y te conoce de verdad. Tú me ves, yo te veo”.

“Su tribu”

Penélope Cruz y Javier Bardem junto a sus dos hijos, en una salida por Rodeo Drive, en Beverly Hills

Bardem llama a su familia —formada junto a Penélope Cruz y sus dos hijos en común, Leo (13 años) y Luna (11 años)— su “tribu” pero, a diferencia de las figuras patriarcales que el actor interpreta en las películas de Dune (2021) o La sirenita (2023), el actor practica un acercamiento diferente a su paternidad. Sobre esta solo cuenta que es un trabajo en evolución y que no quiere ser el padre que está constantemente encima de sus hijos: “No quiero tener expectativas de en quién quiero que se conviertan por mi propio bien o mi propia recompensa. No quiero decirles qué hacer, cómo hacerlo o presionarlos de una manera que no necesitan”. También recalca la importancia de la infancia y cómo esta determina la vida que una persona va a desarrollar. “Todos lo sabemos. Debemos cuidar y ser muy sensibles con nuestros pequeños para que crezcan de forma saludable. Es una inversión para la sociedad. Cada niño es una inversión para la sociedad”, afirma en la entrevista.

Además, el actor sostiene que la paternidad no consiste en reconocer los logros y las virtudes, sino en prestar atención, con milimétrico detalle, a sus propias imperfecciones. “Tengo un montón de defectos y cosas que necesitan ser corregidas en términos de mí como ser humano”, comienza. “Pero ser capaz de educar a alguien es la responsabilidad más importante que vas a tener en la vida. Estás ayudando a guiar, a formar a alguien, y ¿cómo puedes hacer eso si no te educas a ti mismo? ¿Si realmente no evalúas quién eres como ser humano?”, concluye quien también dice que intenta convertirse, día a día, en el mejor padre posible creando vínculos afectivos y emocionales fuertes con sus hijos.

Javier Bardem y Penélope Cruz, en 2002, sobre la alfombra roja de la 36a entrega anual de los Premios Goya

Las palabras de cariño y reconocimiento entre el matrimonio han sido escasas, y la mayoría de las veces se han limitado a sus discursos de agradecimiento cuando han sido premiados por sus trabajos. El mes pasado, Bardem, al recoger el Premio Donostia durante la gala 72º del Festival de cine de San Sebastián, rindió un dulce homenaje a su mujer, dedicándole el galardón. “Es para una mujer a la que amo y con la que comparto la vida”. Tras decir estas palabras, el actor se echó a llorar mientras miraba a su esposa en el anfiteatro. “Un agradecimiento muy hondo por el ser humano que eres y cómo te responsabilizas de la vida de tus hijos y, por supuesto, de la vida de este señor que está aquí que te ama, que te quiere y te agradece”.

El actor continuó su declaración de amor lanzándoles un mensaje a sus hijos: “Va por nuestros niños, Leonardo y Luna, los dos seres humanos más maravillosos, dos ángeles, dos suertes de la vida y del destino que nos ha tocado poder cuidar y poder guiar. Y que, sobre todo, nos están enseñando a nosotros, sus padres, a ser cada día un poco mejores personas”. Una emocionadísima Cruz le lanzó un beso y el público rompió a aplaudir.