La momia andina de 800 años con tatuajes faciales inéditos sorprendió a la comunidad científica y reescribe parte de la historia del arte corporal en Sudamérica. El descubrimiento, realizado por un equipo interdisciplinar de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, Perú, revela la excepcional conservación de la piel tatuada, y la existencia de diseños nunca antes documentados en la región andina.
Según informó National Geographic, la momia femenina fue encontrada en un remoto y árido valle peruano, donde antiguas civilizaciones andinas prosperaron siglos antes del surgimiento del Imperio Inca.
Un hallazgo excepcional en los valles andinos
El cuerpo momificado, identificado como el de una mujer, fue localizado en un rincón apartado de los Andes peruanos. Los arqueólogos, que inicialmente realizaban una excavación rutinaria, se toparon con un fardo funerario que contenía restos humanos en un estado de conservación poco común. La momia, envuelta en textiles funerarios y con la piel aún intacta en varias zonas, presentaba una posición flexionada, característica de las prácticas funerarias andinas preincaicas.
La preservación de los tejidos blandos permitió a los investigadores observar tatuajes en la piel, un fenómeno extremadamente raro en la arqueología, ya que la mayoría de los restos humanos antiguos carecen de tejidos blandos debido a la degradación natural. La momia, datada entre los años 1215 y 1382 d.C. mediante análisis de radiocarbono, corresponde al periodo intermedio tardío, varios siglos antes de la fundación del Imperio Inca en el siglo XV.
Tatuajes faciales y de muñeca: formas y singularidad
El aspecto más llamativo del hallazgo reside en los tatuajes. Los investigadores, liderados por la doctora Eliana Flores, identificaron dos tipos de diseños: en la mejilla derecha, tres líneas rectas y espaciadas que se extienden desde la boca hasta la oreja, y en la muñeca derecha, un motivo en forma de S. Ambos patrones resultan inéditos en el registro arqueológico andino.
La revista Journal of Cultural Heritage, que publicó el estudio, recoge la impresión de los autores: “En general, las marcas cutáneas en el rostro son poco frecuentes entre los grupos de la antigua región andina, y aún más raras en las mejillas”. El diseño en S de la muñeca, según el equipo, es “único en la región andina como tatuaje”, ya que no existen registros de otros individuos momificados con este tipo de ornamentación.
El análisis de los tatuajes se realizó mediante técnicas avanzadas de imagen por infrarrojo y fotografía de alta resolución, lo que permitió distinguir detalles que a simple vista pasarían desapercibidos. Los investigadores observaron que algunos símbolos podrían asemejarse a motivos solares o formas serpentinas, aunque no se pudo establecer con certeza su significado.
Perspectiva de los investigadores: rareza y valor cultural
Eliana Flores, coordinadora del estudio, subrayó la excepcionalidad de los tatuajes faciales: grabados en el rostro, estos trazos exhiben una maestría artística que sugiere un profundo valor cultural o espiritual. Flores destacó que la precisión y el detalle de los dibujos apuntan a una tradición artística sofisticada, poco documentada en la región andina preincaica.
Los autores del estudio insistieron en la rareza de encontrar tatuajes en el rostro, especialmente en las mejillas, entre los pueblos antiguos de los Andes. Esta singularidad convierte a la momia en un testimonio único de las prácticas culturales y artísticas de la época.
A pesar de los avances tecnológicos aplicados al análisis, el equipo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos reconoció que el propósito exacto de los tatuajes permanece sin esclarecer. “No pueden ofrecer ninguna conclusión sobre el propósito o el significado de los tatuajes”, señala el artículo, aunque los investigadores sugieren que podrían haber funcionado como rito de paso, símbolo de estatus social o protección espiritual para el más allá.
Materiales y técnicas: una tinta fuera de lo común
El estudio de los pigmentos utilizados en los tatuajes reveló otro aspecto sorprendente. Los análisis químicos determinaron que la tinta se elaboró a partir de magnetita, un mineral de hierro (Fe₃O₄), y piroxenos, minerales de silicato. Esta combinación indica un conocimiento avanzado de materiales, comparable al que se asocia con tintas cosméticas modernas.
No se detectaron rastros de carbón vegetal, el pigmento negro más habitual en tatuajes antiguos. La ausencia de este componente y la presencia de minerales poco comunes en la elaboración de tintas sugieren que los antiguos habitantes de los Andes poseían técnicas especializadas y un dominio notable de los recursos naturales disponibles.
Contexto histórico y prácticas funerarias
La momia femenina fue enterrada en un fardo típico de la tradición andina, según los fragmentos textiles adheridos a la piel y la posición flexionada del cuerpo. Este tipo de sepultura era común en el periodo intermedio tardío, una época caracterizada por la diversidad cultural y la ausencia de un poder centralizado antes del auge del Imperio Inca.
La datación por radiocarbono sitúa la muerte de la mujer entre los siglos XIII y XIV, lo que la convierte en un testimonio directo de las costumbres y creencias de las sociedades andinas preincaicas.