Un cuadro comprado por menos de 50 dólares en una venta de garaje que se realizó en Minnesota, Estados Unidos, en 2016 podría ser una pintura de Vincent Van Gogh (1853-1890), según una investigación interdisciplinaria que duró cuatro años.
En su momento, la obra fue adquirida por un coleccionista de antigüedades, quien luego la vendió a LMI Group International, una empresa neoyorquina de análisis de datos del ámbito del patrimonio cultural que “mediante el uso de rigurosos métodos de ciencia de datos y tecnología patentada” autentican, evalúan y llevan al mercado obras de arte previamente desconocidas u olvidadas.
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El cuadro, titulado Elimar, aún necesita ser reconocido oficialmente como una obra del artista holandés por el Museo Van Gogh en Ámsterdam, Países Bajos. El 4 de diciembre de 2018, el anterior dueño de la pintura se contactó con la institución para corroborar la autenticidad del retrato, pero el Museo respondió mediante email el 1 de febrero de 2019 que tras examinar cuidadosamente las fotos enviadas y basándose en las “características estilísticas” del cuadro, no podían atribuir la obra a Vincent Van Gogh.
Según el reporte de 458 páginas de LMI, la obra fue pintada por Van Gogh en 1889, durante su estadía en el hospital psiquiátrico Saint-Paul, en Saint Remy, al sur de Francia, donde el artista estuvo internado entre mayo de 1889 y mayo de 1890, antes de morir.
En el trabajo de autenticación de LMI trabajaron aproximadamente veinte personas: historiadores del arte, conservadores, científicos y químicos, entre otros. Según señala la firma, Van Gogh se habría inspirado en Retrato de Niels Gaihede, de Michael Ancher. La pintura reproduce la imagen de un conocido pescador de Skagen, al norte de Dinamarca, con un gorro, una pipa en la boca y una aguja de coser redes en una mano y con un paisaje marino de fondo.
Van Gogh no habría copiado sino que “tradujo” la obra de Ancher. Según expresa LMI en el reporte que subió a su página web, el pintor le mandó una carta en 1890 a su hermano Theo desde el sanatorio, donde le dijo que estaba dedicándose no a “copiar pura y simplemente” obras de otros artistas, sino en realidad a “traducirlas a otro lenguaje, el de los colores, las impresiones del claroscuro y el blanco y negro”.
La obra de Van Gogh toma su título del nombre de un personaje de la novela Las dos baronesas del escritor danés Hans Christian Andersen, quien fue uno de los autores “favoritos” del pintor holandés.
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El cuadro tiene unas dimensiones de 45,7 centímetros por 41,9 centímetros y si bien no lleva la firma de Van Gogh, en una manga de la camisa del pescador retratado aparece escrita en mayúsculas la palabra “Elimar”.
“Al integrar la ciencia y la tecnología con las herramientas tradicionales de la experiencia, el contexto histórico, el análisis formal y la investigación de la procedencia, nuestro objetivo es ampliar y adaptar los recursos disponibles para la autenticación de obras de arte basándonos en las propiedades únicas de las obras que están bajo nuestro cuidado”, dijo esta semana en un comunicado de prensa Lawrence M. Shindell, presidente y CEO de LMI.
“El descubrimiento de una pintura de Van Gogh hasta ahora desconocida no debería sorprendernos”, se lee en el informe de LMI. “Es bien sabido que Van Gogh perdió muchas obras, regaló obras a amigos y no fue particularmente cuidadoso con ninguna obra que considerara un estudio, de las cuales había muchas”. Se cree que durante su estadía en Saint-Remy aproximadamente dos docenas de sus pinturas se perdieron”.
En el proceso de autenticación de la pintura, LMI examinó y comparó las 892 obras que son actualmente atribuidas a Van Gogh, y encontró similitudes entre ellas y Elimar en la forma que tenía Van Gogh de retratar las ojeras, algunas marcas en la boca, pestañas, la sombra debajo de la nariz y las orejas, entre otros detalles.
Según detallan en el informe, en la esquina inferior izquierda de la pintura se encontró un cabello que fue analizado. Se concluyó que pertenecía a un hombre, pero los intentos de comparar su ADN con descendientes de Van Gogh se vieron frustrados debido a su “estado degradado”.
En el informe, LMI precisa que “ninguno de los expertos o instituciones implicados en la información incluida en el informe final tiene intereses financieros presentes, futuros, contingentes, directos o indirectos en Elimar”.