Ashley Archambault es una periodista que hace una década y media tomó una decisión financiera que cambió el rumbo de su vida. En busca de estabilidad económica, dejó atrás el ritmo frenético de Miami para mudarse a un pequeño pueblo en la región de Florida conocida como Space Coast, alrededor del Centro Espacial Kennedy y la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral. Lo que comenzó como un plan temporal para ahorrar dinero se convirtió en su hogar definitivo, con una rutina más tranquila, estable y conectada con la naturaleza. “Me encanta tanto que todavía estoy aquí, 15 años después”, expresó.
Se mudó de Miami para ahorrar dinero y encontró su hogar en Space Coast
Cuando Ashley dejó Miami en sus 20 años, no imaginaba que el cambio sería permanente. Su objetivo era ahorrar dinero para mudarse a Portland, Oregon, una ciudad con un menor costo de vida y acceso a la naturaleza. Sin embargo, lo que comenzó como una decisión temporal la llevó a enamorarse de la vida en una pequeña ciudad del centro de Florida.
En Miami, el alto costo de vida y la constante necesidad de estar en movimiento hacían que ahorrar fuera difícil. “Siempre había un evento, una cena, una salida con amigos, y todo sumaba gastos”, recordó en diálogo con Bussiness Insider. Decidió entonces mudarse unas horas al norte, a una zona más asequible en Space Coast. Lo que pensaba que sería una pausa estratégica se transformó en una vida completamente nueva.
Durante los primeros meses, el cambio fue un desafío. Acostumbrada al ritmo acelerado de Miami, la tranquilidad del pequeño pueblo se sintió extraña. “Los primeros días me preguntaba si había tomado la decisión correcta”, comentó. Pero a medida que empezó a explorar su nuevo entorno y descubrir sus ventajas, comenzó a disfrutarlo.
La tranquilidad de Space Coast, lejos del bullicio de Miami
A diferencia del ritmo acelerado de Miami, el lugar donde se estableció ofrece un estilo de vida más pausado y conectado con la naturaleza. “Me tomó tiempo acostumbrarme a que los restaurantes cerraran temprano y a que las noches fueran más tranquilas, pero pronto aprendí a disfrutarlo”, relató.
Entre los beneficios inesperados de su nuevo hogar, Ashley destacó la facilidad de acceso a la playa y la posibilidad de explorar parques estatales y senderos naturales. “En Miami, ir a la playa era un evento que requería planificación y paciencia. Aquí, es parte de la rutina diaria, sin multitudes ni complicaciones”, señaló. También comenzó a practicar senderismo y a disfrutar de la observación de la fauna local, algo que nunca imaginó hacer en la ciudad.
Además, el costo de vida más bajo le permitió enfocarse en su carrera y en su bienestar. “Antes, cada mes era una lucha para pagar las cuentas. Ahora tengo estabilidad y puedo pensar en el futuro con más tranquilidad”, valoró.
La crianza de su hijo en un entorno diferente: la naturaleza y lejos de la “inseguridad” de Miami
A lo largo de estos 15 años, su vida cambió en más de un sentido. Se convirtió en madre y comenzó a valorar aún más el ambiente tranquilo de su nueva ciudad. “Quiero que mi hijo crezca rodeado de naturaleza, con la oportunidad de explorar y jugar al aire libre, en lugar de estar siempre en un centro comercial o un restaurante”, consideró.
La educación y la seguridad también fueron factores clave en su decisión de quedarse. “Aquí las escuelas son buenas, la comunidad es unida y no tengo que preocuparme constantemente por la seguridad como lo hacía en Miami”, agregó.
Además, su estabilidad financiera mejoró. Como maestra, Archambault considera que vivir en Miami le habría impedido acceder a una calidad de vida similar. “Aquí podemos tener nuestra propia casa, ahorrar y viajar. No estamos sobreviviendo mes a mes”, destaca.
Sin planes de regresar a Miami
Aunque todavía extraña la energía vibrante de Miami, Ashley no cambiaría su vida actual. “A veces echo de menos la variedad de restaurantes y eventos, pero me compensa la tranquilidad, la seguridad y la sensación de comunidad que tengo aquí”, aseguró.
Con el tiempo, descubrió que la vida en una ciudad pequeña tiene su propio ritmo y beneficios. “Antes pensaba que solo podía ser feliz en una gran ciudad, pero ahora valoro cosas diferentes. Aquí tengo todo lo que necesito y más”, asegura.
Lo que comenzó como una estrategia financiera concluyó como una elección de vida. Ahora, sin planes de mudanza, disfruta cada día en su rincón de Florida: “No sé si me quedaré aquí para siempre, pero por ahora, no veo razones para irme”, finalizó.