Durante los últimos 30 años, en el campo argentino se han incorporado tecnologías de última generación de una forma diferencial. En agricultura y producción lechera, debido a una fuerte competencia en el mercado internacional, se ha producido un gran desarrollo tecnológico lográndose productos de excelente calidad y altísimas producciones por hectárea.
Los productos lácteos argentinos compiten en calidad con los mejores países del mundo (Nueva Zelanda, Uruguay, Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos). Algo parecido ocurre en la mayoría de las actividades agrícolas (cereales y oleaginosas), donde se están logrando, además de productos de calidad, elevados rendimientos por hectárea.
“La clave del éxito”: el viaje de un joven que fue determinante en la creación de una de las consignatarias más importantes del país
Sin embargo, la ganadería de carne vacuna no ha seguido la misma tendencia. La incorporación de tecnologías, en términos generales, fue mucho más lenta e insuficiente para competir en un mundo globalizado, donde los avances de la ciencia y técnicas aplicadas a la ganadería (producción y calidad de forrajes, nutrición animal, genética, calidad de carnes, etc.) han hecho que países como Brasil hayan mejorado en forma significativa, no solo la producción de carne vacuna, sino que también han mejorado enormemente la calidad de sus carnes, especialmente en la región sur del país (Rio Grande do Sul, Santa Catalina, etc.).
Según las investigaciones: todo lo que hay que saber sobre la calidad del agua para la producción de carne o leche
Qué está pasando con la ganadería vacuna
Cuando se analizan la mayoría de los indicadores productivos y económicos de la ganadería de carne vacuna, nos encontramos con una gran variabilidad entre sistemas ganaderos. Las empresas ganaderas que se destacan productiva y económicamente del resto incorporan diferentes tecnologías y prácticas como inseminación artificial para mejorar la genética de los animales, implantación y manejo de forrajes de mayor calidad, uso de subproductos de agroindustria, granos de cereal, etc.).
Indicadores
A modo de ejemplo, se pueden citar algunos indicadores que caracterizan a un sistema rentable:
Porcentaje de Destete: el promedio de destete a nivel nacional, en los últimos 50 años, no ha mejorado significativamente, variando entre 60 al 65%. Existiendo grandes variaciones en los porcentajes de destete entre las diferentes regiones del país (NOA y NEA alrededor del 50%, Semiárida y Patagonia entre 60 al 65% y Pampeana entre 70 al 75%). Sin embargo, en las mismas regiones existen muchas empresas ganaderas que superan el 85% de destete.
Tasa de extracción: otro parámetro que muestra, a nivel nacional, bajos valores es la tasa de extracción, que se determina como las ventas realizadas durante el ejercicio (en número de cabezas o en kilos vendidos) dividido el stock al inicio del ejercicio (en cabezas o en kilos totales). En los últimos 25 años en el país, la tasa de extracción varió entre el 25 al 30%, siendo en los países vecinos entre 35 al 38%, es decir, vendieron más cantidad de animales o kilos de carne logrando mejores ingresos por la venta de ganado, independiente de los precios de venta.
Este indicador mejora automáticamente a medida que aumente la cantidad o kilos de animales que se faenen por año respecto al stock ganadero total. Entre los factores que ayudan a mejorar este índice se encuentran: la edad de entore de las vaquillonas, mayores ganancias de peso, reducción del período de engorde, terminación de animales más pesados, etc. Cualquiera de los ítems mencionados incrementa los kilos de carne vendidos con el mismo stock de cabezas o los mismos kilos del stock ganadero, generando mayores ingresos económicos en el año.
Resultado productivo: el resultado productivo y económico no siempre van de la mano. Muchas veces la mayor producción de carne no está asociada a una mayor rentabilidad. Es más, existen innumerables casos que cuando se supera una determinada ganancia de peso o producción de carne por hectárea cae el beneficio económico, porque se debe utilizar mayor cantidad de concentrados incrementando los costos de producción. Esto, finalmente, afecta negativamente la rentabilidad del sistema ganadero. Por ello, un buen asesoramiento técnico podrá marcar la diferencia entre ambos sistemas.
Resultado económico: estos indicadores son algunos parámetros que afectan el resultado económico de una empresa ganadera y que determinan la sustentabilidad o no del sistema productivo.
Cómo mejorar los sistemas ganaderos
Cuando se analizan los factores que influyen “negativamente” sobre la “productividad” (resultado físico y económico) de la ganadería vacuna argentina, se asocian, exclusivamente, a las variaciones de precios, relación insumo-producto o cierre de mercados, impuestos, etc.
Es cierto, que estas últimas cuestiones afectan el resultado económico de la empresa y con él, el estado de ánimo del productor y su familia. Sin embargo, la rentabilidad de la ganadería de carne no está influida, solamente, por el precio de la carne y su relación relativa con los diferentes insumos. Es algo mucho más complejo donde intervienen, además, factores culturales y de gestión que amenazan con la sustentabilidad y el futuro de la actividad.
Existe una serie de prácticas y manejos de “bajos costos o nulos” como las tecnologías de procesos y de “conocimientos” que están al alcance de todos los productores y que son de “tranqueras adentro” y que, por un motivo u otro, no se adoptan o se lo hace en forma parcial o temporal.
De ahí que para mejorar la rentabilidad es imprescindible evaluar y aplicar aquellas tecnologías y prácticas que mejor se adapten al sistema productivo, y que en muchos casos son propias de cada empresa ganadera, de acuerdo a las condiciones del ambiente (clima y suelo), la estructura productiva (maquinarias, etc.), financiera, empleados rurales y la composición familiar (herencia).
En resumen, existen varios factores determinantes que diferencian los resultados de estos dos tipos de campos ganaderos: uno considera al sistema como una empresa que busca eficiencia y eficacia de los recursos disponibles, mejorando los ingresos y bajando los costos de producción y el otro tipo son campos que tienen ganado vacuno y que se rige por principios y manejos históricos, que en alguna época pudieron ser muy buenos, pero que en la actualidad no alcanzan para mejorar la rentabilidad del sistema productivo.
El éxito productivo y económico depende de muchos factores, entre ellos se destacan: el modo de gestionar el sistema productivo y la incorporación de tecnologías de proceso y conocimiento y factores vinculados con aspectos sociales (quiénes continuarán con el campo por herencia, edad del que administra la explotación, proyectos familiares, etc.). En síntesis, para mejorar la rentabilidad se deben vencer viejos paradigmas y tradiciones instaladas en el sector.