La memoria es una habilidad esencial que nos permite conectar con nuestro pasado, gestionar el presente y planificar el futuro. Sin embargo, diversos factores, desde el envejecimiento hasta el estrés o los hábitos cotidianos, pueden impactar su funcionamiento. Según el neurocientífico Richard Restak, reconocido autor y profesor en la Universidad George Washington, existen herramientas prácticas para cuidar y fortalecer nuestra memoria, muchas de las cuales pueden integrarse fácilmente en la vida diaria.

En su libro The Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind, Restak comparte siete estrategias claves que, según él, ayudan a preservar la salud cerebral y mejorar nuestras capacidades de recordar.

1. Prestar atención activa. Uno de los principales motivos de la pérdida de lapsos de memoria es la falta de atención. Muchas veces, no recordamos información porque no le prestamos suficiente interés al momento de recibirla. Restak recomienda técnicas simples como visualizar mentalmente la información mientras la escuchamos o leemos. Por ejemplo, al escuchar un nombre nuevo, se debe intentar asociarlo con una imagen o contexto que ayude a recordarlo.

Los juegos de mesa son un gran aliado para la memoria (imagen ilustrativa)

2. Entrenar la memoria con juegos. Actividades como el ajedrez, el dominó o los juegos de cartas son ideales para mantener la mente activa. Un ejercicio recomendado por Restak es el clásico juego de las 20 preguntas, donde los participantes deben descubrir un objeto, persona o lugar basándose únicamente en respuestas de “si” o “no”. Este tipo de dinámicas no solo entretienen, sino que también ejercitan la memoria al obligar a la persona a recordar y conectar información previa.

3. Memorizar en el día a día. Incorporar ejercicios de memoria en la vida cotidiana puede ser muy eficaz. Algunas ideas incluyen memorizar la lista del supermercado en lugar de depender de un papel, o intentar recordar rutas sin utilizar el GPS. Estos pequeños desafíos ayudan a activar el cerebro y mejorar su rendimiento en tareas de memorización.

4. Limitar la dependencia tecnológica. La tecnología es un gran problema para la memoria, ya que reduce la necesidad de recordar información básica, como números de teléfono o direcciones. Este fenómeno, conocido como “distorsión tecnológica”, debilita la memoria a largo plazo. Además, la constante distracción provocada por notificaciones y redes sociales, denominada “distracción tecnológica”, afecta la concentración. El especialista aconseja reducir la dependencia de dispositivos digitales y dedicar tiempo a recordar información por cuenta propia.

Cómo cuidar la memoria a corto plazo

5. Leer novelas de ficción. La lectura activa, especialmente de novelas de ficción, es una excelente forma de ejercitar la memoria. Al leer, necesitamos recordar detalles de capítulos anteriores para seguir el hilo de la historia, lo que estimula áreas del cerebro relacionadas con la atención y el recuerdo.

6. Cuidar la salud mental. El estado emocional juega un papel crucial en la memoria. La ansiedad, el estrés y la depresión pueden distorsionar los recuerdos, lo que hace que recordemos más fácilmente experiencias negativas. Buscar ayuda profesional para gestionar estas emociones no solo mejora la calidad de vida, sino que también protege la capacidad de recordar.

7. Diferenciar olvidos normales de preocupantes. No todos los despistes son motivo de alarma. Es normal olvidar dónde estacionamos el auto o el número de una habitación de hotel. Sin embargo, si se presentan olvidos más graves, como no recordar cómo llegamos a un lugar o información básica como nuestra dirección, es fundamental consultar a un especialista, ya que podría ser un síntoma de un problema de salud más serio.