La llegada de un cachorro al hogar es un momento emocionante que llena de alegría a toda la familia, pero también implica asumir algunas responsabilidades. Cuidar adecuadamente a un perro en sus primeros meses es clave para su desarrollo físico y emocional.

Desde el principio, es fundamental que toda la familia se involucre en el cuidado del nuevo integrante. Asignar tareas claras como la alimentación, los paseos o el baño a cada miembro facilitará la adaptación del cachorro y garantizará que siempre reciba la atención que necesita. Además, antes de su llegada, es recomendable preparar un espacio cómodo y seguro donde pueda descansar. El lugar ideal debe estar protegido de las temperaturas extremas para que se sienta tranquilo y a salvo.

Es importante que los cachorros tengan juguetes para que en su etapa de crecimiento no muerdan muebles u objetos de valor (imagen ilustrativa)

Uno de los primeros desafíos será enseñarle dónde hacer sus necesidades. Este proceso puede ser lento y requiere de mucha paciencia. Establecer una rutina fija y recompensar los avances, en lugar de castigarlo por los errores, ayudará a que aprenda más rápido. Otro aspecto fundamental es mantener agua fresca siempre a su disposición y ofrecerle juguetes adecuados para su tamaño. Esto no solo lo mantendrá entretenido, sino que también evitará que mordisquee muebles u otros objetos de valor.

Las visitas al veterinario son esenciales durante los primeros meses de vida. En ellas se establecerá un plan de vacunación y desparasitación. Además, es importante conservar el carnet de vacunación en un lugar accesible para no olvidar las fechas de control.

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En cuanto a la alimentación, también es importante asesorarse con un veterinario. Los perros pequeños necesitan alimento especial hasta los 12 meses, los medianos hasta los 15 meses y los grandes hasta los 18 meses. La cantidad de comida también debe ajustarse con el tiempo; entre los dos y ocho meses se recomienda darle tres comidas al día en horarios fijos, retirando el plato después de 20 minutos. A partir de los ocho meses se puede pasar a dos comidas diarias para acostumbrarlo a la rutina de un perro adulto.

El ejercicio es otra pieza importante para su desarrollo, pero es importante evitar el exceso. Los paseos de 20 minutos, al menos tres veces por semana, son suficientes. Complementar con salidas breves será ideal para que gaste energía sin agotarse. Es importante evitar actividades intensas justo después de comer para prevenirle problemas digestivos.

A seis semanas de su nacimiento, los perros deben recibir las vacunas contra el parvovirus, la hepatitis y el moquillo (imagen ilustrativa)

La higiene también es parte esencial de su cuidado. Bañarlo una vez al mes usando productos específicos para perros y agua tibia para no irritar su piel es lo más recomendado por los especialistas. Si tiene pelo largo, es aconsejable peinarlo cada tres días para evitar nudos. Si su pelaje es corto, un cepillado semanal será suficiente.

Por último, y no por eso menos importante, el perro se debe acostumbrar desde pequeño a interactuar con otras personas, animales y diferentes entornos. Una socialización adecuada reduce el riesgo de que desarrolle miedos o conductas agresivas en el futuro. Llevarlo a parques y plazas, presentarlo a otros perros de manera controlada y permitirle reconocer otros olores y sonidos, son algunas de las formas más sencillas para fortalecer su confianza.

Al igual que los humanos, los perros también necesitan sociabilizar con otros animales de su misma especie

Cuáles son las vacunas que debe recibir un cachorro

Al igual que los humanos, los perros deben ser vacunados para prevenir enfermedades. Según el portal Santé Vet, a las seis semanas de su nacimiento deben ser aplicadas las dosis contra el parvovirus y el moquillo. A los dos meses se suma a su calendario la vacuna denominada Polivalente, y a los tres meses puede ser solicitado un refuerzo y, también, se suma la vacuna contra la rabia.

Todos los años es aconsejable realizar un control veterinario para que el especialista pueda seguir el crecimiento del animal y aplique los refuerzos de las vacunas que sean necesarias para mantenerlo protegido de posibles virus que atenten su organismo.