NUEVA YORK (The New York Times).– A Daisy Harris le gustan los pájaros: hay uno delante de su ventana. Su gato se llama Fluffy, y le encantaría hablarte de su afición a tejer. Le gusta el té y las galletas. Y no acaba de entender esto de internet. ¿Quizá podrías explicárselo una vez más?

Esa es la sensación general de una charla con Daisy Harris, una abuelita generada por inteligencia artificial (IA) que fue presentada este mes por O2, la gran compañía telefónica británica, como parte de sus esfuerzos para frenar a los estafadores telefónicos. No tiene placa, ni orden judicial, ni forma alguna de detenerlos. Pero cuando un estafador desafortunado marca su número, Daisy tiene el poder de hacerles perder una cantidad ilimitada de tiempo.

Hay muchos estafadores humanos ahí afuera, personas que identifican a posibles ladrones y les dan la vuelta a la tortilla, llevándoles a conversaciones sin sentido que les impiden llamar a otras víctimas potenciales. A diferencia de ellos, Daisy está libre de estorbos como la necesidad de dormir.

“Estas personas no pueden hablar con miles de estafadores”, dijo Morten Legarth, quien ayudó a desarrollar Daisy con VCCP, una agencia de publicidad de Londres. “Pero existe la idea de que la IA puede hacerlo”.

Las estafas telefónicas han alcanzado niveles alucinantes: decenas de millones de llamadas fraudulentas se hicieron en todo el mundo cada día del año pasado, según la empresa de seguridad telefónica Hiya.

Un consorcio antiestafas afirma que se robaron más de 1 billón de dólares, a menudo cuando las personas entregaban sin sospecharlo datos bancarios, contraseñas u otra información personal.

Internet solo ha facilitado estas estafas, y aunque los estafadores no discriminan, los adultos mayores son presa fácil: en un estudio británico, el 40% de los mayores de 75 años declararon recibir llamadas fraudulentas al menos una vez al mes, si no a diario.

El 40% de los mayores de 75 años declararon recibir llamadas fraudulentas al menos una vez al mes, si no a diario

El interlocutor perfecto

Daisy, con su perplejidad ante la tecnología y su afán de participación, se supone que es, al menos al principio, el objetivo perfecto. Sus desarrolladores dijeron que se apoyaron en las expectativas, a menudo utilizando a sus propias abuelas como inspiración. “Me inspiré mucho en mi abuela. Siempre hablaba de los pájaros de su jardín”, dijo Ben Hopkins, que trabajó en el proyecto. En vez de recurrir a un actor de doblaje para entrenar a Daisy, el equipo optó por utilizar a la abuela de uno de sus colegas, quien vino a tomar un té y grabó horas de diálogo.

Un prolífico estafador de Irlanda del Norte, que publica en YouTube bajo el nombre de Jim Browning, trabajó con O2 y VCCP en el desarrollo de Daisy, llenándola de técnicas para mantener a los estafadores al teléfono. Entre ellas recomendó que el programa se saliera por la tangente al hablar de temas como sus aficiones y su familia, y fingir ineptitud tecnológica.

En una ocasión, tres estafadores telefónicos se unieron en una llamada que duró casi una hora, intentando que Daisy tecleara “www.” en un navegador web.

Sin embargo, debido al gran volumen de llamadas fraudulentas, los esfuerzos de Daisy son menos un bloqueo que un pequeño obstáculo. Los clientes de O2 no pueden desviar las llamadas sospechosas a Daisy; en su lugar, ella contesta a unos cuantos números de teléfono diferentes del vasto pajar de números que pueden marcar los estafadores.

“Aunque interrumpe las operaciones a nivel práctico, no detiene el fraude en un sentido más amplio”, dijo Elisabeth Carter, profesora asociada de Criminología y lingüista forense de la Universidad Kingston de Londres.

Carter desaconsejó intentar seguir el ejemplo de Daisy a la hora de meterse con los estafadores. Por muy satisfactorio que pueda parecer, “lo mejor que puedes hacer si recibes una llamada de un estafador es no participar, colgar y denunciarlo”, dijo.