Adrenalina, dinámica, inmediatez. Duelos con desenlaces repentinos para generar impacto y sorpresa. En el afán de no perder al público joven, el deporte mundial buscó aggiornarse en los últimos diez años para amplificar su audiencia y mantener el interés de todos los rangos etarios. Un ejemplo son los Juegos Olímpicos, que en sus últimas realizaciones sumaron disciplinas como el básquetbol 3 x 3, el breaking y el skateboarding. El golf, con su tradición y vueltas que se estiran como chicle a lo largo del día, vio una amenaza en esta ola renovadora. Así, a los tumbos, intentó quitarse esa pátina conservadora y barajó alternativas, pero lidió con algunas situaciones traumáticas: el circuito árabe LIV y sus torneos reducidos a 54 hoyos, sin cortes clasificatorios, animados con música a todo volumen y espectadores revoltosos, provocó un conflicto con el más convencional PGA Tour, un chispazo del que todavía quedan secuelas.

La última novedad es el TGL (The Golf League), que arrancó hace diez días en Florida. Es un golf de fantasía pensado para la TV y el streaming donde participan los mejores jugadores del PGA Tour; una liga indoor que adapta la física del mundo real a un entorno digital. En un estadio de 23.000 metros cuadrados, los jugadores tiran pelotas a una pantalla gigante en la que se reproducen hoyos auténticos, pero a los que se les adosan digitalmente dificultades extra como… ríos de lava. Una espectacularidad que nada tiene que ver con aquella raigambre escocesa del siglo XIX.

En el Latin America Amateur Championship, que se disputa en Pilar Golf Club y le dará al campeón el triple premio de la clasificación para el Masters, el US Open y el Open Británico, están presentes las principales autoridades que rigen los tres majors. Son los popes del golf o “founding partners”, que opinaron para LA NACION sobre el futuro de este deporte, tanto profesional como a nivel recreativo. ¿Cómo hacer para que el producto tenga viabilidad y se sostenga en el tiempo?

“Estamos empezando a ofrecer el golf en diferentes tamaños; ‘de bocado’, por así decirlo, según dónde encaje el jugador y el espectador, tanto en un campo de prácticas como en el TGL”, señala Mike Whan, presidente de la USGA. “Sé que mis pequeños hijos considerarían que una hora y media en un simulador es ‘golf’, pero cuando yo tenía sus edades, probablemente no lo habría tomado así. Esa nueva mirada es buena para nuestro deporte”, apunta el máximo responsable del US Open, que agrega: “Este juego es lo suficientemente grande como para que haya espacio para todos y deberíamos invitar a que se dispute en varios formatos. Hace diez años, solo tres de cada diez golfistas que entraban por primera vez en un campo habían experimentado algún formato antes de llegar allí, y hoy la proporción es de ocho cada diez”.

Mike Whan (USGA) habla en el centro, escoltado por Niall Farquharson, de la R&A, y Fred Ridley, del Masters Tournament

Fred Ridley, presidente de Augusta National, coincide con Whan en cuanto a producir más aficionados echando mano a distintas modalidades. Sin embargo, a tono con la inquebrantable etiqueta del Masters, lanza una advertencia: “Es importante recordar qué es lo que hace del golf algo tan especial. ¿Por qué pensamos que es el mejor deporte, y qué tiene de diferente respecto otros? Mucho se relaciona con la historia y la integridad del juego. Te pones las reglas a ti mismo y el honor y la camaradería se generan a través del juego. Dentro de ese objetivo de ampliar la base de aficionados, debemos mantener aquel Norte a la vista, porque no queremos que el golf se convierta en un deporte como los demás”.

El escocés Niall Farquharson, titular de la R&A, afirma: “Aplaudimos y apoyamos la idea de probar nuevos enfoques para atraer a un público más amplio. Tenemos que hacer todo lo posible para convocar nuevos targets al deporte y animar a los jóvenes, en particular, a que los prueben” Y especifica: “Además del uso de la tecnología como el TGL, los formatos más cortos son una vía de acceso. Ése es el espíritu detrás de nuestro proyecto en Glasgow llamado ‘Golf It!’, que ofrece un campo de nueve hoyos accesible y agradable, con un campo de prácticas de dos niveles e instalaciones aptas para familias, con la idea de seducir a los recién llegados al golf, al mismo tiempo que a los que ya juegan o les gustaría aprender y mejorar”.

El argentino Mark Lawrie, directivo de la R&A para América Latina y el Caribe, sostiene: “Está claro que el golf virtual juega su partido y hoy es difícil adivinar qué iniciativas funcionarán.En estos quince años, varias tuvieron éxito y otras fracasaron. Lo bueno es que todo esto alimenta lo que desea cualquier aficionado que se sume: jugar en un campo de golf. Esa sería la victoria final”. Al respecto, cita una anécdota: “En Seúl me enteré que había más de 5000 simuladores de golf. Si bien eso muestra cómo la tecnología ayuda a suplir el problema de la falta de cupos para las canchas, había claros impedimentos para acceder a ellas. Allí encontraron una solución que satisfizo un poco esa necesidad, pero mi esperanza es que la tecnología aporte más golfistas”.

Segundo Oliva Pinto es uno de los animadores del LAAC, allí donde los principales dirigentes del golf opinaron sobre el futuro de este deporte

Como ocurre en Escocia, las horas de juego es otro tema crucial que ocupa a la dirigencia mundial. Una solución para agilizar “a la argentina” es el Ladies 9 Tour, un circuito recreativo de nueve hoyos que impulsó la Comisión de Damas de la AAG, orientado para mujeres de alto hándicap que no cuentan con mucho tiempo para dedicarle a este deporte, debido al trabajo diario y la crianza de sus hijos. La gira arrancó hace dos años y recorre distintos puntos del país. “Lo que queremos es que se juegue al golf, ya sea 3, 6, 9, 12 o 18 hoyos. En el mundo se están explorando alternativas de formatos más cortos, que acomoden esta pasión por poder jugar”, apunta Lawrie, que concluye: “No hay que tenerle miedo a la tecnología o a las nuevas iniciativas y decir ‘esto va a arruinar algo’”.

El golfista panameño Miguel Ordóñez estuvo en las diez realizaciones del LAAC y, a sus 41 años, es el ministro de Deporte de su país. “Las principales instituciones del golf mundial se dieron cuenta de que tienen que dinamizar el golf y el TGL es un ejemplo. Siempre habrá espacio para los puristas’, como yo, pero es verdad que debemos seguir potenciando al golf sumando a niños y muchachos jóvenes que se vean atraídos con algún formato, para hacer crecer la pirámide desde abajo”.

Ordóñez, cuya mejor actuación en el LAAC fue un 8° puesto en 2017, habló de la incursión del LIV: “Su llegada disruptiva produjo una pugna entre dos bandos; es hora de que se sienten las partes interesadas en la mesa para combinar. En el básquetbol existe el 3 x 3 como disciplina complementaria al tradicional y es olímpica. Igual que la Kings League en el fútbol; lo bueno es que no son cosas excluyentes entre sí”.