La profesora universitaria, investigadora y ensayista venezolana, Gisela Kozak Rovero, conversó con Ticmas en el marco de las acciones previas al 5to. Seminario de Innovación Educativa, que, el 12 de noviembre, se lleva a cabo en la Ciudad de México.
Al reflexionar sobre las diferencias que pueden encontrarse entre su rol como profesora de Semiótica y Escritura Creativa en el Instituto Tecnológico de Monterrey y la docencia en el ámbito de las Letras; Kozak Rovero señaló: “La diferencia estriba en que la lectura en una escuela de letras es obligatoria aparte de que debe ser vocacional. No tiene sentido estudiar Letras si tu no tienes una vocación decidida por la lectura, pero no hay una diferencia sustantiva”.
Foucault y la inteligencia artificial
Aunque destacó que “Los jóvenes que en este momento están estudiando en la universidad viven en una época con grandes distractores respecto a la concentración que significa la lectura de un libro; del formato libro que como diría Michael Foucault es una tecnología del yo”. Y agregó: “Los estudiantes de carreras humanísticas como los estudiantes de carreras tecnológicas se manejan en un mundo básicamente digital, donde el libro [físico] permanece y sigue siendo más vendido que su versión digital, pero donde cada vez menos ellos utilizan la lectura de libros para formarse desde el punto de vista educativo; hago por supuesto la salvedad de Letras”.
“Hay dos tipos de estudiantes; aquellos que se servirán de la inteligencia artificial para sus propios proyectos creativos, académicos, tecnológicos, científicos y por lo tanto llegarán más lejos y un número importante de estudiantes que al utilizar estas vías pueden quedarse atrás”, indicó la investigadora y explicó que es clave la preparación previa que tenga un estudiante a la hora de encarar su relación con los usos que hará de la inteligencia artificial.
Para Kozak Rovero el uso de la inteligencia artificial en la educación representa un mayor reto del que fue en su momento el uso de Wikipedia y sentenció: “Forma parte de la naturaleza humana que ciertos retos los respondamos con caminos cortos”; aunque planteó que “en estos momento hay una emulación de la inteligencia humana que no ha habido nunca y por lo tanto esa inteligencia tiene una enorme cantidad de datos y ya no se trata ni del juego Go o del ajedrez, sino que se trata del mundo académico”.
Otro foco que destacó la especialista es el de preguntarse por el respeto que tenemos hacia las instituciones educativas en sus diversos niveles. “A veces, los estudiantes tendrían que entender que la única manera de vivir las cosas no es a través del me gusta o me disgusta”, planteó e incluso contó cómo fue modificando su parecer ante la primera lectura que hizo de Jorge Luis Borges pasando del rechazo a una verdadera pasión. Y agregó: “La universidad tiene que darle a la gente lo que necesita, no lo que le gusta. Y eso vale para todas las relaciones humanas. La educación no tiene por qué entretener, si entretiene oye qué maravilla. Tiene que significar un reto, y el reto significa trabajo”.
También señaló que no es tarea del docente competir con las redes sociales, o entretener aunque el “humor es una gran herramienta pedagógica”.
Educar en oralidad
“Recientemente, leí un texto de un filósofo que es más un gran divulgador que es Byung-Chul Han, que publica Herder, y que es muy estimulante porque él dice que a los estudiantes les estamos enseñando a cuantificar datos y a poner datos en un hilo lógico, pero estamos perdiendo lo que le da sentido a toda la información que es la narración”, dijo la profesora y ensayista ante repensar el rol de la oralidad en la educación.
Y agregó: “La oralidad tiene que ver con el hecho de narrar. Narrar en un espacio ficcional, personal, profesional; más allá del storytelling al que Byung-Chul Han llama con gran ironía el storyselling; es decir narraciones para vender”. Ante esto, la académica subrayó que de lo que se trata es de poder narrar para dar sentido a la experiencia cotidiana ya que “aprender a narrar es efectivamente educar en la oralidad”. Además puso un ejemplo simple y concreto y es de los niños preguntando “¿Por qué?” ante lo nuevo que van descubriendo en la vida. O como el caso del rapero y activista venezolano conocido como Canserbero que resignificó el lenguaje, la literatura clásica y la crítica social a través de su voz. “La lectura es clave desde el punto de vista creativo, pero nadie te obliga. También puedes ser perfectamente Maluma”, destacó la investigadora.
Por último, reflexionó que la relación con la lectura no es solo la que el sistema educativo nos da a lo largo de la vida “sino también la educación de la sensibilidad que es la que hace que tu te tires en un cama a leer cosas complicadas, difíciles con el mismo placer que la gente ve películas de terror aunque le de un miedo horroroso”.