Las semillas de uva, muchas veces descartadas en la alimentación, poseen propiedades que las posicionan como un recurso invaluable para la salud y el bienestar.

Ricas en polifenoles y proantocianidinas, estas semillas destacan por su capacidad antioxidante, protegiendo al cuerpo contra el daño celular y el envejecimiento prematuro. Investigaciones del Centro de Biotecnología en España resaltan su efecto cardioprotector y antiinflamatorio.

Salud dérmica y cosmética natural

El aceite de semilla de uva, derivado de estas semillas, es un aliado en la industria cosmética. Sus compuestos activos, como la vitamina E y los ácidos grasos esenciales, ayudan a mantener la elasticidad de la piel, combatiendo el envejecimiento y promoviendo una hidratación profunda. Este aceite es utilizado en productos antiedad y sérums, ideal para quienes buscan cuidar su piel de forma natural.

Apoyo al sistema cardiovascular

Las propiedades antioxidantes de las semillas de uva también benefician al corazón. Estudios de Harvard evidencian que estos compuestos protegen las arterias, reducen el colesterol y previenen enfermedades cardiovasculares. Además, ayudan a disminuir la presión arterial, fortaleciendo la salud circulatoria.

Uvas rojas

Cómo consumirlas

Incorporar semillas de uva a la dieta es sencillo. Masticarlas directamente al consumir uvas frescas permite aprovechar sus nutrientes al máximo. También se pueden moler y añadir a batidos, yogures o recetas de panadería. El aceite de semilla de uva, por su parte, es ideal como aderezo para ensaladas o para cocinar a temperaturas moderadas.

Precauciones y recomendaciones

Es importante consumirlas en cantidades moderadas y asegurarse de masticarlas bien para facilitar la absorción de nutrientes. Si se emplea el aceite, se recomienda utilizarlo en crudo para conservar sus propiedades.