Comer bien – comer sano – es toda una ciencia. No se reduce a recortar el consumo de según qué sustancias y aumentar el de otras, sino que (aunque obsesionarse por los valores nutritivos de las cosas tampoco es ideal) tiene que ver con encontrar un balance en la comida que uno se echa a la boca. Aun así, es cierto que, aunque no sean remedios mágicos e infalibles, existen alimentos con propiedades especialmente positivas que pueden contribuir a mantener (o alcanzar) la salud del organismo debido a su contenido nutricional.
El ácido graso Omega-3 podría ser esencial para la salud cerebral
Según un estudio del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas dirigido por Claudia Satizabal, catedrática asistente en ciencias de salud poblacional por el Instituto Glenn Biggs para el Alzheimer y Enfermedades Neurodegenerativas, una mayor concentración de ácidos grasos Omega-3 en los glóbulos rojos está relacionado con una mejor estructura cerebral y función cognitiva.
Según el medio británico Home Care, especializado en información sobre salud en la tercera edad y residencias de ancianos, Claudia Satizabal habría explicado que, en general, las investigaciones “han estudiado esta asociación en poblaciones más mayores. La nueva contribución de este estudio es que, incluso en edades tempranas, si tienes una dieta que incluye ácidos grasos omega-3, ya estás protegiendo tu cerebro ante la mayoría de indicadores de envejecimiento cerebral que se observan en la mediana edad”.
Además, este estudio también se enfocó en los efectos de distintos niveles de concentración de Omega-3 en los glóbulos rojos de voluntarios con el gen APOE 4, una variación genética vinculada con un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer, revelando que aquellos individuos con una mayor concentración tenían menos enfermedad cerebral de pequeños vasos. En general, aquellas personas con una mayor concentración de este ácido graso en sangre también tenían una “mejor estructura cerebral”.
Aun así, la Doctora Sara Imarisio, investigadora jefe de la caridad Investigación del Alzheimer del Reino Unido, ha querido matizar que “esto no demuestra que el Omega-3 sea responsable de las diferencias en los escaneos cerebrales. Las investigaciones sobre el Omega-3 y la salud cerebral han dado resultados mixtos, y aunque este estudio aporta a las pruebas base, es exploratorio y no concluyente”. Añadió también que “lo que sí sabemos es que un cerebro sano en la mediana edad es importante para la salud cerebral más adelante, y que una dieta saludable tiene importancia a la hora de reducir el riesgo de desarrollar demencia”.
La caballa, un alimento ideal para la salud cerebral por ser rico en Omega-3, vitamina B12, y selenio
Por tanto, aunque no sea un estudio concluyente, por si acaso acabase por demostrarse una correlación directa entre el Omega-3 y la salud cerebral, no estaría de menos añadirlo a la dieta, que de cualquier forma debe ser equilibrada. Uno de los alimentos más ricos en el ácido graso y que, además, no es especialmente caro, es la caballa.
La caballa es un pescado graso altamente nutritivo y una fuente rica en proteínas, en Omega-3, y varias vitaminas y minerales esenciales como la vitamina D, la B12, y el selenio. El NHS (el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido) recomienda incorporar dos raciones de pescado a la dieta semanal, una de las cuales debería ser de pescado graso. Lo cierto es que, aunque parezca tener tales efectos positivos para el cuerpo humano, el ácido graso Omega-3 solo puede ser obtenido a través de la dieta, ya que el organismo no lo produce. Además, también ayuda a regular el colesterol y cuidar la salud cardiovascular, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con el corazón y las arterias.
¿Por qué es la caballa el pescado graso a elegir? Además de su alto contenido de Omega-3, su contenido de la vitamina B12 también colabora al mantenimiento de una buena salud cerebral. Esto se debe a que esta vitamina participa en la producción de mielina, una capa aislante que se forma alrededor de los nervios, tanto los que se encuentran en el cerebro como los de la médula espinal.
Por su parte, el selenio tiene propiedades antioxidantes que pueden ayudar a proteger el cerebro de estrés oxidativo. El cerebro es especialmente susceptible de verse afectado por ello debido a su alto consumo de oxígeno, que provoca un desequilibrio entre la cantidad de radicales libres y antioxidantes. El selenio es crucial a la hora de neutralizar esos radicales libres, que pueden dañar tanto los tejidos cerebrales como el ADN. Además, también puede proteger el cerebro al reducir la inflamación asociada con enfermedades y desórdenes neurodegenerativos, incluidos el Alzheimer y el Parkinson.
Por si fuera poco, y a pesar de ser altamente nutritivo, cada 100 gramos de caballa contiene nada más que 175 calorías y 9,48 gramos de grasa, mientras que su aporte proteico (de 17 gramos por cada 100) ayuda a mantener la saciedad y controlar el hambre durante el día, ayudando a aquellas personas que estén buscando bajar de peso.