Hace varios años, las pitones birmanas invadieron Florida y, desde entonces, causaron un gran impacto en la fauna local. Una reciente investigación en el suroeste del estado documentó el increíble momento en que uno de estos reptiles, de 4,5 metros de largo y 52,3 kilos, ingirió por completo a un ciervo de cola blanca de 35 kilos, equivalente al 66,9% de su propio peso.

Esta conducta alimentaria extrema, captada por biólogos del Conservancy of Southwest Florida, revela hasta qué punto las capacidades anatómicas de este depredador invasor le permiten alterar el equilibrio ecológico de la región. La pitón birmana convirtió al ecosistema de los Everglades en su nuevo terreno de caza. Es por eso que algunas organizaciones se dedican a controlar su reproducción, así como también existe una caza anual abierta para el público.

La increíble apertura de mandíbulas de las pitones birmanas

La pitón birmana, especie no nativa y depredadora en Florida, demostró ser capaz de ingerir presas que superan las expectativas científicas previas. El investigador Dr. Bruce Jayne, de la Universidad de Cincinnati, lideró un estudio junto a Ian Bartoszek e Ian Easterling, biólogos de Conservancy of Southwest Florida, para medir la apertura máxima de las mandíbulas de estas serpientes, conocida como “gape”.

Las mediciones más recientes revelaron que los ejemplares estudiados presentan una abertura de hasta 26 centímetros, mayor que los 22 centímetros registrados anteriormente. Esta característica permite a la serpiente envolver y devorar animales tan grandes como un ciervo o incluso un caimán.

Jayne explicó: “Las mediciones anatómicas indican que el ciervo estaba cerca del tamaño límite que esta pitón podía consumir, empujando los límites de lo que su anatomía le permite”. A diferencia de otras especies de serpientes, la mandíbula inferior de la pitón no se encuentra fusionada en su parte frontal, lo que permite una abertura descomunal. La elasticidad de su piel, además, contribuye significativamente, lo que le permite ingerir presas hasta seis veces mayores que las de otras serpientes de tamaño similar.

Impacto en la fauna local: la pitón amenaza la biodiversidad de Florida

La dieta de la pitón birmana en los Everglades incluye una amplia gama de animales: desde pequeños mamíferos hasta grandes depredadores locales. La presencia de estos reptiles invasores en Florida redujo drásticamente las poblaciones de especies nativas, incluyendo zorros, mapaches y linces.

Estudios recientes de Conservancy of Southwest Florida revelaron que la apertura mandibular máxima de las pitones birmanas alcanza hasta 26 centímetros

La Conservancy of Southwest Florida trabaja en la captura y estudio de estos ejemplares desde 2013. Solo en los últimos 12 años retiraron más de 36 toneladas de pitones en un área de aproximadamente 390 kilómetros cuadrados.

Este trabajo evidenció el nivel de amenaza que estos depredadores representan para la biodiversidad local. “Observar a un depredador invasor consumir un ciervo entero frente a tus ojos es algo inolvidable”, declaró Bartoszek.

Los datos recopilados por el equipo no solo ilustran la magnitud del problema, sino que además sirvieron para generar estrategias de control que minimicen el impacto de la especie en la fauna autóctona:

  • En los últimos años, radiomarcaron y rastrearon 120 pitones adultas para monitorear sus movimientos y determinar patrones de comportamiento y uso del hábitat.
  • Este rastreo permitió identificar áreas de alta actividad y contribuir a la captura de un gran número de ejemplares.

La pitón birmana en Florida se adaptó a consumir grandes presas, como ciervos de hasta 35 kilos, un 66,9% de su propio peso corporal

Las consecuencias ecológicas de la invasión

Según las estimaciones de Jayne, si los 770 ejemplares retirados solo consumieran un ciervo de gran tamaño en toda su vida, el daño sería equivalente a más de 5800 kilos de fauna nativa eliminada. Sin embargo, se sabe que cada serpiente consume muchas presas a lo largo de su vida, lo que magnifica su efecto depredador.

El seguimiento y estudio de esta especie invasora permitió a los científicos comprender mejor su rol en el ecosistema y desarrollar medidas para mitigar su expansión. “Llevamos más de una década retirando pitones y avanzando en la ciencia de la invasión de serpientes. Una lección que hemos aprendido es a no subestimar a la pitón birmana”, concluyó Bartoszek.