En los últimos años, el magnesio ganó gran popularidad como uno de los suplementos más buscados por sus beneficios para la salud. Reconocido como un mineral esencial para reducir el estrés, mejorar la calidad del sueño y fortalecer los huesos, despertó el interés de quienes buscan incorporar hábitos más saludables. Sin embargo, surgen dudas sobre cuáles son las mejores formas de mantener un buen nivel de magnesio y, en particular, si las sales de Epsom son una opción efectiva para lograrlo.

Desde hace siglos, las sales de Epsom se utilizan como remedio tradicional para aliviar dolores musculares y reducir el estrés. En la actualidad, su popularidad alcanzó nuevas alturas: es común ver que personas compartan en redes sociales imágenes de relajantes baños con cucharadas de estas sales disueltas en la bañera. Este producto, conocido también como sulfato de magnesio, se convirtió en una opción accesible y ampliamente disponible que, además, se encuentra en un mercado en constante crecimiento.

Muchas personas realizan baños de sales de Epsom para aliviar dolores musculares y reducir el estrés

Ahora bien, según Jesse Bracamonte, especialista en medicina familiar de la Clínica Mayo en Arizona, “los baños calientes por sí solos son beneficiosos para aliviar dolores y tensiones”. Sin embargo, agrega que “aún no está completamente demostrado si las sales de Epsom potencian estos efectos, ya que faltan investigaciones y pruebas concluyentes”. En cuanto a otras afirmaciones populares, como que ayudan a reponer los niveles de magnesio en el cuerpo, eliminan bacterias nocivas o actúan como laxantes, los expertos tienen opiniones diversas.

¿Las sales de Epsom reponen los niveles de magnesio?

Según dieron a conocer en un artículo de National Geographic, la historia de las sales de Epsom se remonta a más de cuatro siglos, cuando se descubrió que ciertas aguas de la región inglesa de Epsom contenían altos niveles de un compuesto de magnesio y sulfato. Este hallazgo marcó el inicio de su uso terapéutico, ya que las personas notaron que bañarse en estas aguas tenía un efecto relajante. Con el tiempo, las sales comenzaron a extraerse para su uso independiente y su popularidad se extendió como un remedio casero para aliviar tensiones y dolencias.

La teoría es que, al disolverse en agua caliente, el magnesio y el sulfato pueden ser absorbidos a través de la piel

La teoría principal detrás de esta idea es que, al disolverse en agua caliente, el magnesio y el sulfato pueden ser absorbidos a través de la piel o, incluso, inhalados en forma de vapor, lo que permite que estos compuestos ingresen al organismo. Sin embargo, los expertos advierten que, a pesar de su atractivo, esta afirmación carece de suficiente evidencia científica que la respalde. Por ende, aunque los baños con sales de Epsom pueden ofrecer beneficios relajantes, no está comprobado que sean una fuente eficaz para incrementar los niveles de magnesio en el cuerpo de manera significativa.

Desde frutas secas hasta verdura, son muchos los alimentos con un alto contenido de magnesio

Más allá de que la teoría que dice que las sales de Epsom ayudan a reponer magnesio carece de pruebas científicas concluyentes, es importante destacar que existen muchas fuentes alimenticias que pueden satisfacer esta necesidad de manera efectiva. El magnesio, el segundo mineral más abundante en el cuerpo humano después del calcio, es fundamental para mantener la salud muscular, nerviosa y cardíaca, además de regular la presión arterial. Por ende, verduras de hoja verde, frutos secos, semillas y legumbres son excelentes opciones para incorporar este mineral esencial. Sin embargo, muchas personas no alcanzan los niveles diarios recomendados, lo que puede derivar en molestias como dolores musculares, fatiga o estrés, condiciones que podrían mejorar con una dieta balanceada y rica en magnesio.