Donald Trump y Gustavo Petro protagonizan, apenas a una semana de haber tomado posesión, una crisis sin precedentes en la historia de ambos países - crédito AmCham Colombia - REUTERS - Cancillería de Colombia

En un escenario sin precedentes, Colombia y Estados Unidos protagonizan una crisis de alto impacto, tras la reciente decisión del presidente Donald Trump de imponer medidas estrictas contra el Gobierno de Gustavo Petro e, incluso, contra sus funcionarios, familiares y simpatizantes; luego de la negativa del jefe de Estado colombiano de recibir dos vuelos con 160 personas a bordo, que fueron deportados de suelo norteamericano.

La postura del entrante mandato en el país norteamericano, a menos de cumplir su primera semana, generó una crisis que genera fuerte preocupación en la relación bilateral. Más aún, cuando Trump calificó a Petro de “socialista” y, entre otras, canceló las visas a funcionarios, familiares y simpatizantes del gobernante, además de otras determinaciones que podrían traer graves repercusiones para la economía nacional, justo después de que se renegociaran algunos puntos del Tratado de Libre Comercio (TLC).

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Al respecto, el profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, Juan Nicolás Garzón, analizó para Infobae Colombia las posibles repercusiones para el país que depende, en cierto modo, de lo que se determine en Norteamérica, pues es claro que desde ese territorio se determinan una serie de ayudas para impulsar programas sociales y, entre otros, en la lucha antidrogas.

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El análisis de la crisis entre Colombia y Estados Unidos, en la mirada de un experto

Esto puede derivar en un deterioro no solo de la relación de Colombia con Estados Unidos, sino de este país en general con la región latinoamericana”, advirtió Garzón, al explicar la feroz interacción entre los dos mandatarios. Y agregó que “un presidente comprometido en golpes de opinión, como Trump, contrasta con el estilo personalista y confrontador del mandatario colombiano”, Petro, lo que podría intensificar un desgaste en las relaciones diplomáticas, sino se buscan alternativas de tipo estratégico.

La negativa de Petro a recibir los vuelos de deportación ha sido justificada por el trato a los migrantes. Para el académico, aunque la reivindicación de la dignidad migrante “es rescatable”, el desafío ahora recae en evitar confrontaciones alimentadas por estos discursos nacionalistas y buscar soluciones proporcionadas a la delicada situación, toda vez que considera que es primordial manejar este asunto con prudencia y así preservar la estabilidad de la relación bilateral.

“En la medida en que traten de mostrarse, uno como líder regional y otro como un presidente que está tomando las decisiones para por las cuales lo eligieron, pues terminará en una fuerte ruptura”, reiteró.

Donald Trump impuso medidas contra Colombia, como la suspensión del trámite de visas de connacionales en su embajada en Bogotá - crédito Juan Diego Cano/Presidencia, Visa Americana usembassymex/Instagram y Leah Millis/REUTERS

En su concepto, Colombia “tiene mucho que perder” con un distanciamiento de Estados Unidos, pues las condiciones en las que los deportados son regresados, en la gran mayoría de las veces encadenados, justificarían en cierto modo el rechazo del gobierno colombiano; aunque agregó que debía recordarse la existencia de un acuerdo previo entre ambas naciones respecto a estos vuelos.

“En este juego de represalias, muy propio de Trump, de ‘tú me haces esto, yo te respondo’, pues es un juego en el que Colombia tiene mucho que perder si juega ese juego. Entonces en este momento Trump tiene como el viento a favor y nadie le va a cuestionar en mayor medida esto. En Colombia es un tema de dignidad nacional, de los migrantes, pero también unos intereses“, dijo Garzón.

Las repercusiones de la crisis se ven reflejadas también en otros aspectos diplomáticos de suma importancia, como la reciente decisión de Estados Unidos de retirar visas a funcionarios y familiares cercanos del presidente Petro, a manera de represalia por la determinación de no recibir a los migrantes irregulares.

Gustavo Petro estaría ante el que es su mayor reto en materia internacional, las relaciones con Estados Unidos - crédito Luisa González/REUTERS

“Esto es muy serio y recuerda lo sucedido durante el gobierno de Ernesto Samper en los años 90, cuando el gobierno estadounidense tomó medidas similares”, destacó Garzón en declaraciones para Infobae Colombia, con lo que recordó el episodio del Proceso 8.000 y los presuntos nexos con el Cartel de Cali. Según él, esta acción no solo afecta a funcionarios y al entorno cercano del gobierno, sino que podría complicar otros aspectos del vínculo entre ambos países, desde la posibilidad de mantener intercambios comerciales hasta la realización de viajes con fines laborales o turísticos.

Visitar Estados Unidos, y no necesariamente migrar, se volverá muy complejo. Hacer negocios, trabajar, o vacacionar. Y esto puede alterar las dinámicas de la de la relación comercial y del flujo de personas”, remarcó.

Trump no busca matices suaves en esta confrontación: o estás conmigo o contra mí”, expresó el profesor en su análisis. Desde su óptica, Estados Unidos demuestra con estas medidas su descontento frente a los desafíos del gobierno colombiano hacia las decisiones de la actual administración estadounidense. En esa misma línea, alertó sobre las repercusiones económicas y sociales que podrían derivarse de estas tensiones, como el aumento en las barreras para la entrada de colombianos a territorio norteamericano o eventuales restricciones comerciales.

Las relaciones entre Colombia y Estados Unidos atraviesan su peor momento en los últimos 30 años - crédito Ken Cedeño/REUTERS

No obstante, Garzón enfatizó que, si bien el panorama es tenso, no ve inminente una ruptura total entre los dos países. “Colombia ha sido un aliado históricamente leal de Estados Unidos en la región, y eso también les hace dudar antes de adoptar una postura de confrontación permanente”, enfatizó en su análisis. Y añadió que un eventual distanciamiento podría empujar a Colombia a buscar mayor cercanía con potencias como China: algo que preocupa al Estados Unidos, que está inmerso en su lucha por la hegemonía global.

Frente a este escenario, el académico sugirió que Colombia debe adoptar un enfoque menos personalista y más estratégico en su política exterior. Y puso como ejemplo el tratamiento prudente que el gobierno colombiano ha tenido hacia Venezuela, calificándolo como un modelo que podría replicarse en su relación con Estados Unidos.

“En este momento en el Gobierno hay tratar de manejar esto menos con las pasiones y más con la cabeza: cosa que en parte hizo o ha hecho con el caso venezolano, en el que se ha jugado unas cartas de forma muy moderada y estratégica”, recordó.

Por último, Garzón enfatizó en la necesidad de construir una estrategia regional junto a otros países de América Latina, como Brasil y México, que también enfrentan desafíos con el tema migratorio.

“La política exterior requiere de un uso muy adecuado y muy profesional, que esté a la altura del desafío que creo que, precisamente, Laura Sarabia no necesariamente encarna: pues no tiene es experiencia que se adquiere y esas competencias que se requieren para un desafío de esta magnitud. Con una diplomacia profesional y prudente se pueden evitar confrontaciones innecesarias y preservar los intereses nacionales”, finalizó.