Imagen del crucero Aurora, el cual está siendo restaurado. (@SJSheriff en X)

La restauración de embarcaciones marítimas es un proceso costoso y que se alarga durante mucho tiempo. Además, es necesario contar con una serie de autorizaciones, emitidas por las autoridades, que permitan el mantenimiento y reparación de los buques y su posterior botadura —echar al agua un buque haciéndolo resbalar por la grada después de haberlo construido o carenado— y anclaje en el mar. La historia de Chris Willson y, su esposa, Jin Li, es una historia de amor náutico a primera vista que, desgraciadamente, no ha tenido un final feliz para ellos.

Compraron un crucero por Internet

El barco de los sueños de este matrimonio norteamericano estaba publicitado en una página web de anuncios, Craiglist. Willson, empresario tecnológico de profesión, se encontró con el anuncio del barco y, tras un proceso de investigación, decidió comprar su “propia pieza de historia”. Aunque el propietario nunca ha concretado el precio por el que adquirió la embarcación, afirma que llegó a un “muy buen acuerdo con el antiguo dueño”.

Se trata de un barco que tiene unas dimensiones de 293 pies (90 metros), que contiene 85 cabinas, una piscina y un teatro. El nombre original del barco es Wappen von Hamburg y fue construido por el astillero Blohm and Voss en 1955, convirtiéndose en el primer barco de pasajeros construido por Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, Willson y Li decidieron sustituir el nombre anterior por uno más sencillo: Aurora. El cambio de nombre se debió al fenómeno lumínico de las auroras boreales. “Me desperté con uno de los amaneceres más brillantes que jamás había visto”. Tras despertar, Willson observó que “se estaba creando un efecto parecido a una aurora boreal con las nubes y el agua. Recuerdo que pensé que ‘Aurora’ era un nombre apropiado”, declaró a la CNN.

Proceso de reparación y quejas de los vecinos

Exterior del barco Aurora, el cual está amarrado y en proceso de restauración. (Cuenta de Facebook de Aurora Restoration Project)

Aunque Willson no hizo pública la cifra por la que compró el Aurora, sí que comentó el dinero que invirtió en el proceso de reparación. El dueño estimó que la cantidad destinada fue de “aproximadamente 913.000 dólares”.

El crucero, antes de llegar a la ubicación final en la que ha estado amarrado durante los años de mantenimiento, ha pasado por diferentes canales y ríos, intentando encontrar la mejor localización para su reparación y que ocasionase la menor molestia para el resto de personas y medioambiente. Tras la compra, Willson lo trasladó a la localidad fluvial californiana de Rio Vista, donde permaneció un año. En 2012, Aurora fue transportado de vuelta al Delta de California, atracándolo en Herman & Helen’s Marina, situada a unos 24 kilómetros de la ciudad de Stockton. Willson explicó que la razón para este traslado definitivo se basó en que querían “que fuese en agua dulce y aguas poco profundas”.

Durante todos estos años, la reparación del Aurora ha recibido fuertes críticas de los vecinos de la zona, a quienes no les entusiasmaba la idea de tener un enorme barco inactivo atracado cerca. Además, los hundimientos de otros grandes barcos amarrados en la misma zona no ayudó a generar comentarios positivos de los lugareños y autoridades.

Por todo ello, Chris Willson y Jin Li se vieron obligados a vender el barco a una persona que estaba dispuesta a proporcionar al Aurora las reformas necesarias y a seguir luchando por mantener a flote una reliquia de la navegación. Recuerdan su estancia en el barco con alegría y añoranza, y Chris afirmó que “venderlo fue la cosa más difícil que ha hecho en su vida”. No obstante, Willson sigue estando involucrado en el proyecto de restauración, donando muebles y decoraciones procedentes de otros barcos históricos.