Los gatos, con su carácter único e independiente, se convirtieron en compañeros ideales para quienes buscan una conexión especial sin renunciar a su autonomía. Estos animales suelen demostrar una gran fortaleza a lo largo de su vida, pero en sus últimos días es importante prestar atención a ciertos cambios de actitud que pueden indicar que requieren cuidados especiales. Ofrecerles un entorno lleno de tranquilidad, cariño y comprensión en esta etapa es crucial.

Cuando un gato se encuentra en sus últimos días, comienzan a manifestarse ciertas señales que pueden sugerir que están acercándose al final de su ciclo vital. Entre estas, suelen observarse modificaciones en sus hábitos alimenticios, alteraciones en su comportamiento habitual, dificultades en su movilidad y una mayor inclinación hacia el aislamiento. En estos casos, reconocer y comprender estos indicios es esencial para poder ofrecerles un entorno lleno de calma, afecto y los cuidados necesarios que les permitan transitar esta etapa de la forma más confortable posible.

Los gatos cuando están por morir dan varias señales para alertar a sus cuidadores

En relación con esto, el sitio web especializado ExpertoAnimal destacó algunas de las señales más relevantes que es importante tener en cuenta cuando un gato se encuentra en sus últimos días. Estas alertas, aunque pueden variar de un felino a otro, sirven como indicativos claves de que el animal está atravesando una etapa de su vida que requiere atención especial. A continuación, se detallan algunos ellos:

Los ocho síntomas que indican que un gato está en la recta final de su vida

  • Su personalidad cambia

Los gatos pueden volverse más irascibles, miedosos o retraídos cuando se sienten mal. Si tu gato normalmente es sociable y de repente se aísla o se muestra más agresivo, podría estar indicando que algo no anda bien con su salud. Esto puede ser señal de dolor o malestar.

  • No se acicala

Los gatos, cuando están por morir, cambian sus hábitos de higiene

El acicalamiento es una actividad importante para los gatos, y si dejan de hacerlo, puede ser una señal de que están demasiado débiles o enfermos para eso. Esto podría ser causado por un dolor físico, como artritis, o por una enfermedad que les afecta el nivel de energía.

  • Sus signos vitales se alteran

Un cambio en la frecuencia cardíaca, respiratoria o en la temperatura corporal puede ser una señal de que tu gato está gravemente enfermo. En el caso de notar que respira de forma más rápida o superficial, o que su ritmo cardíaco es irregular, es esencial llevarlo al veterinario lo antes posible.

  • Sufre una baja de temperatura

Los gatos tienen una temperatura corporal promedio de 38 °C. Por ende, si su temperatura baja considerablemente (por debajo de 37 °C), esto puede ser indicativo de un problema grave, como una infección generalizada o un fallo orgánico. Esto puede ser especialmente peligroso en gatos mayores.

  • Deja de comer

La pérdida de apetito es una de las señales más comunes de que un gato no está bien. Puede estar asociado con enfermedades gastrointestinales, infecciones, dolor o incluso enfermedades terminales.

  • Pérdida de peso

La pérdida de peso rápida es un signo preocupante, ya que puede indicar enfermedades graves, como cáncer, insuficiencia renal o problemas metabólicos. Si se ve que el gato pierde peso rápidamente o que sus costillas o huesos se sienten más prominentes, es importante consultar con un veterinario.

  • Cambio en su comportamiento
Las señales de que un gato está en su última etapa de vida

En la última etapa de sus vidas, muchos gatos tienden a acercarse mucho más a sus dueños, demostrándoles su afecto con caricias proporcionadas por ellos. De todas formas, otros pueden aislarse cuando se sienten mal, ya que esto depende de la personalidad de cada animal. En caso de notar que busca refugio en lugares oscuros o tranquilos y evita el contacto con las personas u otros animales, podría estar experimentando dolor o malestar.

  • Tiene mal aliento

Un mal aliento persistente, especialmente si es nauseabundo, puede ser señal de infecciones dentales, problemas renales o enfermedades metabólicas graves. En gatos mayores, esto puede ser indicativo de insuficiencia renal o diabetes, condiciones que requieren tratamiento inmediato.