En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, incluso los museos están redefiniendo su esencia. Las salas que tradicionalmente albergaban obras estáticas ahora se transforman en espacios dinámicos donde el arte y la innovación convergen. Este cambio quedó en evidencia durante el Museum Connections 2025.
Este evento fue celebrado los días 14 y 15 de enero en la Porte de Versailles de París, se convirtió en el epicentro de las últimas innovaciones tecnológicas destinadas a revolucionar la forma en que el público interactúa con el arte y el patrimonio cultural.
La exposición reunió a profesionales del sector museístico para explorar herramientas que prometen transformar las visitas tradicionales en experiencias inmersivas y dinámicas. Entre las propuestas destacadas, se presentaron tres tecnologías que podrían redefinir la relación entre los visitantes y las obras de arte: pinturas interactivas, libros animados para niños y obras maestras que cobran vida.
Pinturas que conversan con los visitantes
Una de las innovaciones más llamativas fue desarrollada por la empresa belga Lean Mean Learning Machine (LMLM), que presentó un sistema basado en inteligencia artificial conversacional. Este dispositivo permite a los visitantes interactuar directamente con las obras de arte, planteándoles preguntas y recibiendo respuestas en tiempo real. El sistema utiliza terminales ubicados frente a las piezas, donde los usuarios pueden dialogar con las obras para conocer detalles sobre su historia, estilo y contexto.
Un ejemplo destacado de esta tecnología se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Gante, en Bélgica, donde los visitantes pueden interactuar con la pintura La Bergerie (1907) de Jenny Montigny. A través de preguntas como “¿Por qué la figura principal usa zapatos marrones?” o “¿Qué simbolizan los otros personajes?”, el sistema ofrece explicaciones basadas en información validada por los curadores del museo. Esta herramienta no solo enriquece la experiencia educativa, sino que también fomenta una interacción activa con las obras, alejándose de las tradicionales audioguías.
Libros animados para los más pequeños
Otra propuesta innovadora presentada en el Museum Connections 2025 fue la tecnología desarrollada por las ediciones animadas de BlinkBook, que busca captar la atención de los niños mediante la creación de animaciones a partir de páginas para colorear. Esta herramienta permite que los dibujos realizados por los pequeños cobren vida a través de una aplicación gratuita, transformándolos en vídeos que narran historias relacionadas con obras de arte, personajes históricos o artistas.
Esta tecnología ya ha sido implementada en instituciones como la Fundación Louis Vuitton, el Castillo de Angers, el Centro Pompidou y el Museo del Quai Branly – Jacques Chirac. Por ejemplo, en el caso de las Fábulas de La Fontaine, los niños pueden colorear escenas que luego se convierten en animaciones que explican episodios biográficos del autor o los mensajes detrás de sus relatos. Además de ser una herramienta educativa, esta tecnología busca hacer que los museos sean más accesibles y atractivos para las nuevas generaciones.
Obras maestras que cobran vida
La tercera innovación destacada en la exposición fue presentada por Goodman AI, una empresa que utiliza inteligencia artificial generativa para animar pinturas, esculturas e imágenes de archivo. Esta tecnología, conocida como Anim-IA, permite a los visitantes experimentar las obras de arte de una manera completamente nueva, añadiendo movimiento y paisajes sonoros que enriquecen la narrativa visual.
Un ejemplo de esta tecnología es la animación de La Victoria de Samotracia, una escultura icónica del Museo del Louvre, que puede ser vista alzando el vuelo en lo alto de la escalera de Daru. Asimismo, en la pintura Nighthawks (1942) de Edward Hopper, los personajes adquieren vida, lo que transforma la percepción de la obra al dotarla de dinamismo y emoción. Según el medio, esta tecnología no solo ofrece una nueva perspectiva sobre piezas clásicas, sino que también busca generar una conexión emocional más profunda entre el público y las obras.