La creciente presencia de satélites en órbita baja generó preocupación en la comunidad astronómica, particularmente por el impacto en la observación del espacio profundo. Starlink, el ambicioso proyecto de SpaceX que busca llevar conectividad a Internet a las áreas más remotas del mundo, fue objeto de críticas debido a la interferencia de sus satélites en las imágenes capturadas por telescopios.
En respuesta, la compañía de Elon Musk implementó medidas para minimizar el impacto de sus satélites en la astronomía óptica. Según una carta dirigida a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), la empresa redujo la altitud de cientos de sus satélites, situándolos a 350 kilómetros sobre la superficie terrestre en lugar de los 550 kilómetros habituales. Este ajuste dio como resultado una disminución del 60% en el número de satélites visibles en las imágenes científicas capturadas, según puede leerse en Gizmodo.
La estrategia de Elon Musk con SpaceX: reducción del brillo y otros esfuerzos
La carta también destaca un hallazgo importante relacionado con el brillo reflectante de los satélites. A menor altitud, el aumento en el brillo es mínimo debido a la combinación de una mayor fracción de eclipse y la velocidad angular. Este resultado subraya que las modificaciones en las órbitas pueden ser una estrategia efectiva para mitigar el impacto visual de los satélites.
SpaceX también ha adoptado medidas proactivas para ayudar a la comunidad astronómica. Ha compartido datos sobre las trayectorias de sus satélites, permitiendo a los operadores de telescopios planificar observaciones en momentos menos afectados por la presencia de estos dispositivos. Además, ha desarrollado y distribuido software que permite calcular el brillo de los satélites, facilitando el trabajo de los astrónomos.
No obstante, SpaceX ha hecho un llamado a que otras empresas del sector sigan su ejemplo. En su carta, señalan la importancia de aplicar normas consistentes a todos los operadores de satélites para garantizar un uso sostenible de los recursos orbitales y preservar las oportunidades para la astronomía óptica.
Preocupaciones más allá del brillo
La interferencia visual no es el único desafío asociado con las constelaciones de satélites. Los satélites que reingresan a la atmósfera al final de su vida útil liberan pequeñas partículas que contribuyen al agotamiento de la capa de ozono, planteando preocupaciones ambientales adicionales.
Mientras tanto, SpaceX sigue adelante con su expansión. La empresa planea realizar una prueba del cohete Starship, durante la cual se desplegarán 10 simuladores de satélites Starlink. Este ejercicio, que se hará en Texas, será el primero de su tipo para el cohete gigante, que representa un paso más en los ambiciosos planes de SpaceX.
Un llamado a la colaboración global
La proliferación de satélites en órbita baja plantea un dilema: cómo equilibrar los avances tecnológicos con la necesidad de proteger la investigación astronómica y el medio ambiente. SpaceX ha liderado esfuerzos significativos para mitigar los impactos de su constelación Starlink, pero su carta a la FCC enfatiza que la solución requiere un enfoque conjunto de todos los operadores y una cooperación estrecha con la comunidad científica. Solo con un compromiso global será posible preservar la investigación espacial sin comprometer el progreso tecnológico.