Los motivos para integrar el balcón al interior o construir sobre la terraza pueden ser diversos, pero suelen vincularse a una escasez: de espacio, luz, ventilación o de un sector de tranquilidad y/o disfrute. En esta nota, les mostramos 7 obras que aprovecharon al máximo lo existente para saltar a un presente mucho mejor.
Deseos
“Queríamos todo el combo: un lugar para recibir a nuestras hijas, terraza, parrilla, hogar, plantas… Somos muy afortunados: conseguimos vivir como en una casa en medio de la ciudad”, nos dijo la arquitecta Andrea Camacho, al frente de Binomio Arquitectura & Diseño, cuando la visitamos en su loft en el edificio Molina Ciudad.
“Al estar orientado al sur, el cuarto iba a dejar la terraza en sombra; por eso diseñé el techo de vidrio inclinado y es fantástico: dormir mirando las estrellas es increíble.”
El pequeño office sirve dos grandes propósitos: desayunar en la cama o tomar algo en la terraza.
Inspirarse en los artistas
“Encontramos el edificio muy deteriorado, y nos embarcamos en una obra realmente grande. El resultado es un proyecto orgánico en su estética y recorrido: desde el minuto cero estaba claro que sería un lugar de exposición y que el espacio se debería dejar lo más libre posible para apreciar las obras”, nos djo Carlos Calvaresi, a quien homenajeamos, cuando nos habló sobre su nueva galería de arte sobre la calle Defensa.
“Por la disposición municipal de no alterar la fachada histórica, este nuevo piso sobre la terraza se hizo retirado, es decir que no se detecta caminando por la calle Defensa. Pero, desde adentro, su estructura imponente impacta más aún en contraste con las antiguas edificacione del barrio. Sobre estas vigas de hierro, que se calaron con círculos decrecientes, se ubicó el techo de vidrio, que se puede proteger con toldos cuando el sol pega fuerte”, nos explicó su hija, la arquitecta Sofía Calvaresi, a cargo de la reforma junto con Piera Aglietta.
En este espacio obras y muebles se lucen triplemente, una apuesta hecha a conciencia por su impacto positivo (y probado) en las ventas.
Avance estratégico
Los valiosos metros de balcón y terraza de este departamento del Centro encontraron un uso superador, tanto para ganar luz y apertura junto al living-comedor como para ampliar el cuarto principal. Esto fue posible gracias al proyecto desarrollado por las arquitectas Florencia Alegre y Erika Wendel, de Wa Arquitectura, en colaboración con su colega Manuel Acevedo, de Gioja Estudio.
El antiguo balcón, separado por una pared que cubría gran parte del largo del living-comedor, oscurecía y dejaba sin ventilación el interior. Demolieron la pared divisora, pero no solo eso: también reorganizaron los metros.
“Para aprovechar más este último piso, al inicio del proyecto evaluamos hacer una pileta, pero como la estructura del edificio era muy antigua tuvimos que descartar la idea porque no había forma de reforzarla”, cuenta. Buscaron, entonces, crear otras situaciones de disfrute, como espacios para charlar y una parrilla.
El sector privado también ganó con la renovación: “Como el cuarto era muy chico en relación al resto, avanzamos con cerramiento de vidrio y aluminio, paños verticales corredizos y paneles fijos en el techo. Eso le dio más luz y salida directa al balcón-terraza”, cuenta Wendel.
Casa en altura
Las terrazas fueron un factor determinante en la decisión de Juan José Matijas y Roberto Cardillo Moreno de comprar los pisos 13, 14 y 15 del edificio de los años 60 en el que viven. Amantes del Mid Century y coleccionistas, la pareja de interioristas a cargo de Estudio DI | Diseño de Imagen buscaba disponer de espacios al aire libre en el corazón de la ciudad donde trabajan y cultivan la estética que los identifica.
La premisa en la reforma fue hacer del departamento una casa en altura. Así fue que en el punto más alto de la propiedad construyeron un cerramiento de vidrio y hierro de demolición que aloja plantas subtropicales y sus máquinas para hacer de ejercicio. El gimnasio es un microclima tropical de cara a las alturas porteñas. La orientación noroeste asegura vistas a las infinitas combinaciones del atardecer.
Un pasito para el frente
La reforma que Lucía Lamberghini –creadora del proyecto deco Lamber– y su marido encararon junto con Octava Arquitectura tuvo un punto notable: cerrar el balcón para integrar cocina, living, lugar de trabajo y playroom en un gran espacio de estética despojada en el que sobresalen el mármol de la isla y el roble americano.
El espacio al aire libre era interesante, pero en este proyecto esos metros iban a rendir mejor en el interior. Averiguamos y, como la unidad es contrafrente, era posible hacer la reforma
Arq. Paula De Falco, socia fundadora de Octava Arquitectura
“Al estar cerca del río, el frente queda muy expuesto a la sudestada. El ventanal anterior no cerraba bien y tenía una contra pendiente hacia adentro, por lo que entraba el agua. Renovamos toda la carpintería para hermetizar”, cuenta la arquitecta. Las carpinterías –antes con marcos de aluminio y vidrio simple– ahora son de PVC con DVH, y tienen un sistema de llaves como medida de seguridad para Bautista, su pequeño hijo. “Evaluamos instalar un único paño de vidrio, pero no era posible subirlo”, cuenta la arquitecta.
Vista panorámica y metros extra para la cocina
Para agrandar la cocina, el estudio Von Mädchen propuso tomar parte del balcón-terraza con un cerramiento metálico con vidrio laminado en paños fijos y de abrir. Gracias a esa decisión, el departamento ganó espacio cubierto sin perder luminosidad.
Las aberturas tienen vidrio laminado de seguridad, mientras que el techo es de fibra de vidrio, resistente al granizo. Para filtrar la luz, el cerramiento tiene un sistema corredizo de media sombra y, cada paño, su propia cortina roller. En verano, el ambiente es fresco gracias a la ventilación cruzada.
El comedor diario, con mesa extensible y sillas de colores diferentes, se convirtió en el rincón favorito para comer, juntarse a charlar y también trabajar.
La extensión que cambió todo
“El departamento tenía tres elementos muy atractivos: vista al verde de la calle, ventilación cruzada y la luz natural que irradia la ‘pecera’ central. Costaba imaginar la planta, pero había un enorme potencial“, recuerda la arquitecta Solange Mauri, a cargo de la reforma y el interiorismo de esta unidad que podía potenciar todavía más su vínculo con el exterior. ¿Cómo lo lograron? Extendieron la superficie del balcón hacia un sector exterior que no se utilizaba, logrando que cubriera todo el frente. Para ello, eliminaron las rejas existentes, montaron una estructura de hierro amurada al perímetro a completar, y sobre ella hicieron la superficie con tablas de PVC símil madera.
La fachada del edificio tiene paneles fijos de malla metálica como cerramiento, que aporta seguridad pero al mismo tiempo es permeable para que los árboles de la calle estén a la vista. Esa solución, que ya venía dada por el proyecto original, terminó por inspirar la apertura máxima.
De hecho, los árboles del exterior se ven desde casi toda la unidad, ya que hasta en el cuarto optaron por puertas corredizas que hacen posible abrir o cerrar por completo según la ocasión. “Las carpinterías que limitan el sector social y el balcón tiene tres paños corredizos que se abren por completo. Balcón y living quedan a la par: en la práctica, la gente se sienta en el sillón, en la silla de afuera o incluso en un almohadón sobre el deck, aprovechando el desnivel”, cuenta.