Antonio Méndez, originario del estado mexicano de Michoacán, llegó a Estados Unidos en la década de 1980 en busca de mejores oportunidades. Como muchos migrantes, enfrentó dificultades desde el primer momento, que incluyeron noches en la calle y la falta de alimentos. Con solo una moneda de 25 centavos en el bolsillo, se vio obligado a sobrevivir en las calles de Los Ángeles. Su experiencia personal, marcada por el esfuerzo y el sacrificio, lo llevó a desarrollar un compromiso con quienes enfrentan situaciones similares.

Desde hace una década, Méndez realiza una caminata anual de más de 80 kilómetros para generar conciencia sobre las dificultades que enfrentan los migrantes en EE.UU. Su recorrido comienza en Lake Forest, en el condado de Orange, y culmina en la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles. Este viaje no solo es una muestra de su fe, sino también un homenaje a quienes, como él, llegaron a ese país en busca de una vida mejor, pero que a menudo encuentran obstáculos que los llevan a enfrentar el rechazo, la discriminación y la pobreza.

Antonio Méndez, de 64 años, es padre de cuatro hijos, y se gana la vida en la construcción

El latino que camina más de 80 kilómetros en California para generar conciencia

La primera vez que Antonio Méndez decidió emprender esta caminata fue en 2014. Durante una visita a la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, descubrió que se llevaría a cabo una misa en honor a los extranjeros. Inspirado por la figura de Santo Toribio Romo, el santo patrono de los migrantes, decidió hacer la peregrinación como un acto de solidaridad con quienes atraviesan dificultades similares a las que él vivió. Desde entonces, su caminata ha crecido en significado y ha atraído a más personas a unirse a él en esta travesía.

Su recorrido comienza en Lake Forest, donde se encuentra la Iglesia de Santiago de Compostela, y se extiende por más de 80 kilómetros hasta la catedral en el centro de Los Ángeles. Este trayecto, que le toma aproximadamente tres días completar, varía en duración dependiendo de cuántas personas lo acompañen y de las condiciones físicas de los participantes.

En una entrevista con La Opinión, el hombre de 64 años señaló que algunas personas se suman al viaje en diferentes tramos, y aunque algunos logran completar todo el recorrido a pie, otros deben interrumpirlo por tramos y continuar en vehículo debido al cansancio.

A lo largo del camino, Méndez y los demás peregrinos aprovechan para rezar y reflexionar sobre las dificultades que enfrentan los migrantes. Durante la caminata, se detienen en parroquias locales, donde a menudo reciben comida y alojamiento, y también en restaurantes y otros lugares donde pueden descansar brevemente antes de continuar.

“Es un tiempo que uso para pensar y aclarar la mente. Vivimos a un ritmo tan acelerado que a veces necesitamos un momento para reflexionar sobre lo que estamos haciendo y hacia dónde vamos”, comentó sobre su experiencia durante la peregrinación.

Antonio Méndez hace su peregrinación hacia la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles anualmente y cada año más personas se suman a su causa

El impacto de la peregrinación la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles

A lo largo de los años, la caminata de Antonio Méndez ha sido reconocida por la Arquidiócesis de Los Ángeles, que destaca su esfuerzo como una muestra de solidaridad y empatía. Durante la misa anual para los migrantes, que coincide con el inicio de la Semana Nacional de la Migración en la Iglesia Católica de Estados Unidos, el arzobispo de la ciudad, José Gómez, subrayó la importancia de su gesto.

El medio local, Crux Now, recogió las palabras de Isaac Cuevas, director de inmigración y asuntos públicos de la arquidiócesis, quien expresó su admiración por el latino durante la misa: “Queremos reconocer el esfuerzo de Don Antonio, quien, junto a un grupo de personas, ha recorrido más de 80 kilómetros en una peregrinación de tres días para estar presentes en nuestra celebración”.

Para Méndez, esta caminata es una forma de mostrar empatía hacia quienes sufren. Él mismo ha experimentado el dolor de estar en las calles, la soledad de no tener a dónde acudir y el hambre de no saber cuándo será la próxima comida. “Sé lo que significa estar en la calle, tener frío y no tener nada con que cubrirse”, comentó en una entrevista con Crux Now.

Antonio Méndez y otros fieles, se acercan a la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, en Los Ángeles, California, para conmemorar la Semana Nacional de la Inmigración

Aunque el acto de caminar 80 kilómetros es simbólico, para él lo más importante es lo que las personas hacen para marcar la diferencia en la vida de los demás. “No se trata solo de caminar una larga distancia, sino de lo que uno puede hacer por los demás. Ves la empatía y creas empatía contigo mismo con otras personas. Son seres humanos como tú y yo. Tienen una dignidad que todo el mundo ha pasado por alto una y otra vez y eso no está bien”, enfatizó.

La gente está pidiendo una reforma migratoria para que todos tengan una situación legal. No creo que esto acabe con la indiferencia hacia la gente. Eso no es para un partido político”, agregó.

El futuro de la peregrinación

A pesar de las dificultades que ha enfrentado a lo largo de los años, Antonio Méndez continúa realizando su peregrinación anual con la esperanza de que su esfuerzo inspire a otros a prestar atención a las necesidades de los migrantes. A sus 64 años, no tiene planes de detenerse, y sigue comprometido con su misión de concienciar sobre las dificultades que enfrentan quienes, como él, dejaron su hogar en busca de un futuro mejor.