La Policía de la Ciudad de Buenos Aires detuvo a otro integrante de la banda que seducía a presuntos violadores de menores de edad para secuestrarlos, torturarlos y transmitir en vivo los ataque por internet. Se trata de un hombre acusado de ser el facilitador de uno de los domicilios donde se cometían los hechos.
De acuerdo con la investigación, la organización criminal captaba a sus víctimas mediante engaños en redes sociales y las sometía a torturas físicas y psicológicas en departamentos alquilados. Se hacían llamar los “caza-violines”.
Fuentes policiales indicaron a Infobae que La detención se concretó tras dos allanamientos realizados por la División Investigaciones Comunales 5 en inmuebles ubicados en Tucumán al 3100 y Jean Jaurès al 500, en el barrio porteño de Balvanera.
Durante los operativos se secuestraron dos notebooks, un CPU, una consola de videojuegos, tres frascos con flores de marihuana, un pendrive y un teléfono celular.
La investigación se inició en abril y permitió la detención previa de cuatro varones de entre 17 y 29 años, junto a una mujer de 21, señalada como pieza clave en el modus operandi de la organización.
Según la causa, la joven simulaba ser menor de edad en redes sociales y concertaba encuentros con hombres adultos. Las víctimas eran citadas en departamentos temporarios donde luego eran retenidas, golpeadas y exhibidas en transmisiones en vivo.
De acuerdo con la investigación de la justicia, muchas de esas situaciones eran inventadas y generadas por ellos mismos. Todos los ataques -que incluían humillaciones y golpizas crueles- eran grabados y subidos luego a redes sociales.
A partir de la recolección de numerosas pruebas, incluyendo chats y testimonios de víctimas, la organización fue desbaratada por la justicia el 2 de abril pasado.
El expediente está en manos del Juzgado Nacional de Menores Nº1, a cargo del juez Alejandro Von Leers, con la intervención de la Secretaría Nº 3 y la Unidad Fiscal de Flagrancia Este, a cargo del fiscal Mariano Camblong.
El líder del grupo es un hombre de 29 años llamado Brandon Joaquín Maldonado. Con más de 80 mil seguidores en Instagram, comenzó a hacerse viral hace algunos años por sus videos en los que, presuntamente, “cazaba” a supuestos pedófilos que, siempre según lo que él mismo contaba, había citado en un lugar público, haciéndose pasar por una menor de edad.
Cuando los tenía frente a él, en lugar de llamar a la Policía, los golpeaba.
“Comenzó mostrando ese tipo de material y cobró cierta notoriedad en el mundo de las redes sociales. Sus videos, muchas veces, se hacían virales. Luego de eso, se cebó y formó un grupo de personas que llevaron esas situaciones a límites insospechados. Ya no solo golpeaban en la vía pública, también los secuestraban durante horas para torturarlos”, explica alguien que investigó en profundidad el caso.
Además de generar videos virales, Maldonado, que utilizaba también el sobrenombre de “Brandom Lee”, generó una comunidad que lo empezó a ver como un héroe contra la pedofilia y el grooming. De hecho, conocida la noticia de su detención, se generó una especie de clamor para lograr su liberación.
Aunque parezca increíble, los videos donde quedaron registradas las vejaciones y las golpizas todavía siguen publicadas en redes sociales de uso masivo.
“Comenzó mostrando ese tipo de material y cobró cierta notoriedad en el mundo de las redes sociales. Sus videos, muchas veces, se hacían virales. Luego de eso, se cebó y formó un grupo de personas que llevaron esas situaciones a límites insospechados. Ya no sólo golpeaban en la vía pública, también los secuestraban durante horas para torturarlos”, explicó a Infobae un investigador del caso.
Además de generar videos virales, Maldonado, que utilizaba también el sobrenombre de “Brandom Lee”, generó una comunidad que lo empezó a ver como un héroe contra la pedofilia y el grooming. De hecho, conocida la noticia de su detención, se generó una especie de clamor para lograr su liberación.
Durante 20 días, los investigadores consiguieron datos de los acusados, domicilios y, sobre todo, la patente de una camioneta que la banda solía usar. Mientras se recababan esos datos, sucedió algo inesperado.
En la madrugada del 2 de abril, la banda encendió un vivo en su cuenta de Kick. Había un nuevo hombre que estaba siendo torturado.
Esto encendió las alarmas y los efectivos de la brigada comenzaron a revisar, a contrarreloj, los datos de los anillos digitales para encontrar el recorrido de la camioneta y, de esta manera, llegar al lugar donde estaba sucediendo la nueva situación.