En medio de la suba de tasas y el aumento de la morosidad, el uso de tarjetas de crédito en pesos mostró en agosto una leve suba en términos nominales, pero al ajustar por inflación se evidenció una baja en el mes y un crecimiento moderado en comparación con el año anterior. Mientras tanto, los consumos en dólares cayeron fuertemente.
Las operaciones en pesos con plásticos totalizaron en agosto $20,9 billones, lo que representó un incremento mensual del 1,8% en términos nominales. Según un informe de First Capital Group, el crecimiento interanual alcanzó el 93,7%, frente a los $10,8 billones registrados en el mismo mes de 2024.
Pero al considerar la inflación, el desempeño fue diferente: se registró una caída mensual del 0,2% en términos reales y un incremento del 44,6% respecto de agosto del año pasado.
“El desempeño de esta línea se está manifestando en forma errática, alternando alzas y bajas de diferente magnitud, las cuales pueden deberse a una sintonía fina que vienen realizando las entidades financieras a raíz del alza del costo del financiamiento y el incremento de la mora por un lado y la necesidad de no perder el dinamismo de este negocio por el otro”, explicó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
Pablo Moldovan, economista de CP Consultora, indicó que si bien impacta, la suba de tasas tarda un poco más en llegar a este capítulo del crédito porque los bancos deben avisar con antelación a sus clientes.
Respecto al aumento de la morosidad, señaló que refleja una crisis de ingresos, que probablemente se siga profundizando. Consideró que en los próximos meses es posible que los límites de las tarjetas empiecen a frenar al consumo que venía siendo motorizado por el uso de plásticos.
En ese sentido, Federico González Rouco, economista de Empiria había advertido que las cuotas de la tarjeta de crédito ya alcanzan el 19% del presupuesto familiar.
El economista Martín Kalos, de EPyCA Consultores, explicó que los sectores de ingresos medios bajos, que utilizaban la tarjeta para llegar a fin de mes, postergando pagos o buscando alivio temporal en su economía, comenzaron a entrar en mora. Si bien un 4,5% de morosidad no representa un nivel preocupante para el sistema financiero general, para esas familias sí implica una dificultad considerable y “va a ser muy difícil revertir ese endeudamiento excesivo”.
En tanto First precisó: “Si observamos la evolución trimestral, el consumo con tarjetas en el tercer trimestre muestra una tendencia a la consolidación de los niveles de gasto tras el pico histórico registrado en mayo, que se erige como el mes de mayor auge interanual con una variación excepcional”.
En comparación con el segundo trimestre, caracterizado por fuertes impulsos nominales, el semestre cerrado en agosto refleja un crecimiento sólido pero moderado, indicando una posible normalización tras la ola de consumo inicial.
En paralelo, el consumo con tarjeta en moneda extranjera exhibió una contracción mensual del 16,9%, en gran medida por la estacionalidad, ya que en agosto se sintió el impacto del fin de las vacaciones de invierno; a lo se se suma la suba del dólar del último mes. El saldo acumulado fue de USD 660 millones, aunque el valor marcó un aumento del 42,9% interanual frente a los USD 462 millones de agosto de 2024.
“Los importes de las compras y viajes en el exterior parecen haber alcanzado un nuevo piso alrededor de los valores de este mes”, indicó Barbero.
El contraste entre la expansión nominal en pesos y la reducción en dólares refleja la sensibilidad del consumo frente a la volatilidad cambiaria y las condiciones financieras. En este marco, el uso de tarjetas continúa siendo un termómetro del poder de compra y de las estrategias de financiamiento de los hogares.
De acuerdo a CP Consultora, la política monetaria contractiva generó una suba de tasas que afectará la actividad económica, en un contexto en que el crédito a las familias venía mostrando síntomas de agotamiento.