Los candidatos a la Presidencia de Bolivia cerrarán su campaña política este miércoles, tras haber realizado una gira por varias regiones del país para consolidar el voto de sus simpatizantes.
El senador Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, realizará el mitin final en la ciudad sureña de Tarija, de la que fue alcalde y a la que representó en el Parlamento. En tanto, el ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002), de alianza Libre, lo hará en La Paz, sede del Gobierno. Ambos postulantes disputarán el voto de 7,9 millones de electores el próximo domingo.
En concentraciones previas, Paz, ganador de la primera vuelta con el 32% de los votos, se presentó como un candidato de renovación, pese a que lleva más de dos décadas en la política: fue diputado, concejal, alcalde y senador. “Bolivia dijo el 17 (de agosto) hasta aquí hemos llegado. A los candidatos del pasado le dijeron hasta aquí hemos llegado. El 17 iniciamos un camino para no volver al pasado. Nuestro camino es el futuro y el 19 de octubre, tiene que ser la gran victoria del pueblo de Bolivia”, manifestó ante sus seguidores en El Alto y los llamó a cuidar el voto.
“No nos pueden robar, no nos pueden robar el derecho a decidir libres. El 19 de octubre vayan a votar, pero no se vuelvan a sus casas, cuiden el voto, por favor. Tenemos que ayudar al Tribunal Supremo Electoral”, manifestó.
Por su parte, el candidato de Libre, reforzó su propuesta de inyectar de dólares en el inicio de su gestión mediante organismos internacionales “para traer diésel y gasolina, tener más comida y bajen los precios”. Quiroga también respondió a su adversario, que se opone a la propuesta de pedir créditos externos, y dijo que Bolivia “es una casa que se está incendiando” y que no hay tiempo para “ordenar la casa” primero, en referencia a una de las consignas de Paz.
La campaña electoral para la segunda vuelta estuvo caracterizada por una intensa “guerra sucia” debido a la difusión de desinformación, ataques personales y campañas negativas en redes sociales y algunos medios de comunicación. El debate público se orientó, principalmente, hacia acusaciones cruzadas entre los candidatos.
Los aspirantes a vicepresidente protagonizaron gran parte de la polémica con intercambios que incluyeron denuncias de racismo, ataques personales y desinformación. El ex policía Edmand Lara, del PDC, se vio envuelto en controversias por comentarios despectivos hacia sus adversarios políticos y algunos periodistas y medios de comunicación, a quienes calificó “vendidos”.
Por su parte, Juan Pablo Velasco, candidato a vicepresidente por la alianza Libre, fue acusado de racista, luego de que se revelaran antiguas publicaciones en X en las que se refería de manera despectiva a personas del occidente andino del país y que fueron corroboradas por los principales medios de verificación. Aunque Velasco negó sin pruebas la autenticidad de estos mensajes, la controversia persistió y fue utilizada por Lara para criticar a su rival.
En medio de la escalada de ataques, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) impulsó un acuerdo entre los partidos para promover una campaña limpia, que fue suscrito por tres de cuatro candidatos.
Fuera de los ataques personales, la campaña giró en propuestas económicas debido a la crisis que atraviesa Bolivia. Este martes, el Instituto Nacional de Estadística confirmó que el país entró en recesión y las proyecciones de organismos internacionales señalan que la economía continuará en declive al menos hasta 2027.
La crisis, originada en la debacle de la industria petrolera, se percibe en el aumento sostenido de los precios de alimentos y productos básicos, la escasez de dólares y periodos prolongados de desabastecimiento de combustible.
En ese marco, ambos candidatos centraron su discurso en cómo restablecer la economía del país con propuestas que no son sustancialmente distintas: ambos proponen reducir el gasto fiscal, reestructurar el aparato estatal, modificar la política de subsidios a los combustibles e incentivar el comercio exterior, entre otras acciones.
La diferencia central entre las propuestas de los candidatos están relacionadas al financiamiento externo. Quiroga plantea recurrir a fondos externos para solicitar un rescate de 12 mil millones de dólares mientras que Paz apuesta por reestructurar las finanzas externas y trabajar con créditos ya comprometidos bajo la consigna de que “cuando no se roba, el dinero alcanza”. En contra partida, Quiroga defiende su plan y afirma que “reducir el gasto en bolivianos, no trae dólares”.
La cuenta regresiva para que los bolivianos elijan el camino que quieren tomar ha comenzado.