Mientras el joven de 17 años se recupera del palazo que recibió en la cabeza, durante un encuentro de fútbol juvenil en Rosario, disputado el pasado 24 de noviembre, entre los equipos locales, “El Torito” y “Mitre de Pérez”, la familia de la víctima reclama la aparición del agresor. Debido al golpe que recibió, la víctima necesita una “rehabilitación vestibular”.
El feroz ataque por parte de un hincha de uno de los clubes, ocurrió en un partido de la liga local rosarina, el penúltimo fin de semana de noviembre. Tras el hecho, el agresor escapó de la escena en su cuatriciclo y hasta el momento se desconoce su paradero.
Según el último informe de los médicos que atendieron al adolescente, en el Hospital de Eva Perón, la recuperación está siendo favorable, aunque deberá someterse a una rehabilitación debido a la conmoción cerebral que sufrió por el golpe, que, además, le provocó una convulsión. Si bien, en un principio, había sido derivado a su domicilio para realizar un tratamiento ambulatorio, en varias ocasiones debió regresar al hospital con severas complicaciones.
La abogada de la familia, Lilian Gonzáles Manzano, señaló a El Tres que el incidente ocurrió cerca de las 17 horas, cuando el partido estaba a punto de terminar y el adolescente se encontraba en el banco de suplentes tras haber sido amonestado. “El agresor saltó el alambrado del campo de juego y fue en ese momento que perpetró el ataque.” En tanto, la familia, junto con su abogada, se presentaron en la fiscalía para constituirse como querellantes en busca de justicia. Además, están solicitando la colaboración de testigos que puedan aportar información sobre el incidente.
Manzano criticó las condiciones en las que se desarrollan estos eventos deportivos, afirmando que “los chicos están a la deriva”.
Este tipo de eventos han sido registrados en varias ocasiones anteriores, en la misma localidad. El enfrentamiento entre el club Lavalle de Rosario y el club San Fernando de Granadero Baigorria, en un partido de fútbol de la liga amateur de Rosario, se transformó en un violento altercado a finales de noviembre. El incidente dejó a un jugador inconsciente y hospitalizado, además de varios heridos, según testigos presenciales.
El conflicto se desató en una cancha del conurbano rosarino, donde ambos equipos debían enfrentarse. Durante el altercado, los jugadores del equipo que denunció las agresiones afirmaron que también fueron víctimas de robo, perdiendo una moto y varios teléfonos celulares. La secuencia de los hechos fue capturada por testigos que se encontraban en el lugar, quienes documentaron el desarrollo de la pelea. Este episodio lamentable resalta las tensiones que pueden surgir incluso en competiciones deportivas de carácter amateur.
“Yo pedía que no me maten y me decían ‘te vamos a matar’”, contó uno de los agredidos del club Lavalle en diálogo con Telenoche Rosario, quien sufrió múltiples golpes en el cuerpo. El afectado, que perdió el conocimiento al salir del campo de juego, fue aconsejado por los médicos a realizarse un control debido a un hematoma en la cabeza. “Me dijeron que tengo que hacerme un control en la cabeza porque tenía un chichón del golpe que me desmayó”, relató.
Por su parte, el presidente de Lavalle, Leonardo Nicolás Ramírez, relató: “Pero en un momento que estábamos tratando de separar, ellos abrieron la puerta. Había más de 100 personas, nosotros éramos 30, y se nos vinieron todos encima. En ese momento, logramos sacar a algunos de los chicos y otros quedaron adentro llorando, gritando ‘por favor, no nos maten’. Ellos rompieron el tejido. Nos llevaron la moto, los dos celulares, la recaudación. Corríamos para todos lados. Los vecinos nos metían adentro. Estábamos como locos pidiendo”.
Semanas antes a este episodio, la violencia había escaldo a un enfrentamiento que incluyó un arma de fuego. Minutos después del partido que disputó Newell’s ante Central Córdoba de Santiago del Estero, ocurrió una balacera en las inmediaciones del estadio. Según un testigo, una persona apuntó contra una casa y disparó cinco tiros. En el lugar solo se encontró una vaina servida que sería calibre .40.