Cuando Cecilio de Souza decidió cambiar de lugar su feedlot no imaginó que aquella necesidad logística lo llevaría a desarrollar un modelo innovador de producción ganadera. Lo que comenzó como un simple traslado se convirtió en un desafío mayor: construir un sistema más eficiente y sustentable. “Si íbamos a hacer algo nuevo, queríamos hacerlo de la mejor manera posible”, recordó de Souza.
Junto con la ayuda de los hermanos Javier y Cristian Haack, nació la planta de biogás BiodeS, un feedlot diseñado para reducir su impacto ambiental mediante el uso de tecnología y procesos de economía circular. Ubicado a unos kilómetros de Coronel Suárez, en el sudoeste bonaerense, tiene una capacidad instantánea de 3000 animales bajo techo; cuenta con un sistema optimizado para la recolección del estiércol y su transformación a una fuente de energía y fertilización natural.
Hoy, a poco más de dos años de su inauguración, están a un paso de convertirse en el primer feedlot del país en obtener la certificación de créditos de carbono bajo los estándares de Verra (Verified Carbon Standard), el principal organismo internacional certificador de compensaciones voluntarias de carbono.
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“Estamos cerrando un bucle de economía circular”, aseguró de Souza. “Transformamos los desechos en energía eléctrica y en biofertilizante, que lo usamos para nutrir el suelo que luego nos provee el alimento para el feedlot”.
La empresa busca certificar todos los procesos y parte de ello implica la certificación de créditos de carbono en el mercado voluntario ante Verra. “Certificar los créditos de carbono significa evitar que la bosta contamine. Si la dejásemos en un feedlot tradicional, esta cae en la tierra y decanta a lagunas o arroyos. Además, la emisión de los gases de efecto invernadero van a la atmósfera y producen un gran daño. Nosotros al meter el desecho dentro de los biodigestores, dejamos de emitir”, agregó.
En total, el feedlot evitó la emisión de 14.000 toneladas de gases contaminantes, una cifra que actualmente está en proceso de certificación como créditos de carbono. Al respecto, el productor explicó: “Venderíamos estas toneladas al mercado de activos ambientales. Ya hay pedidos concretos de los créditos nuestros y las empresas que compran son principalmente las aerolíneas, las industrias metalmecánicas grandes, las automotrices y las petroleras”.
“La idea es cuidar nuestra huella de carbono. Y cuando estas empresas no tienen cómo compensar sus emisiones, salen a comprar estos créditos a empresas que ‘le sobran’”, continuó de Souza.
La comercialización de estos bonos de carbono podría representar un ingreso de US$70.000, que el emprendimiento planea destinar a nuevas inversiones en tecnología para optimizar el feedlot: “Esto nos permite darle sustento económico a todo el proceso e invertir. Además, el sector ganadero no está bien visto a veces. Cualquier acción que tengamos, y que además la validen y te la certifiquen, es muy muy positivo”.
Energía solar y riego inteligente
En 2023, en BiodeS instalaron paneles solares para generar 250 Kwh de energía y abastecer el consumo de la planta de biogás y el equipo de riego de “La Esquina”. “Hay 450 paneles en el techo de los galpones, donde abajo están los animales. Esa energía nos suministra la potencia para mover todas las bombas, el mixer estacionario, la moledora de rollo y las bombas de riego”, dijo el socio-fundador.
También hay paneles conectados a las bombas de suministro de agua para las bebidas de los animales. De esta manera, lo que toman los animales está off grid, con un sistema autónomo con baterías solar y batería para funcionar 100% solar. El sobrante se inyecta en la red nacional eléctrica.
Por otro lado, el proyecto cuenta con tres equipos de riego, desde donde tiran agua y el biofertilizante generado en la planta. “Este año incorporamos un tercer equipo de riego, que es un robot. Se llama 360 Rain y es el equipo número 113 fabricado en el mundo. Es el primero que entró a la Argentina y lo usamos para regar lugares irregulares, como las esquinas”, agregó de Souza. “El rendimiento del agua es, por lo menos, el doble de lo que rinde uno tradicional”.
Las ideas no paran de surgir en BiodeS: “Estamos pensando en un nuevo bucle de economía circular, en el cual la idea es instalar una mini destilería de bioetanol para procesar alrededor de 40 toneladas de maíz por día. El objetivo es dejar de incluir maíz en las dietas y reemplazarlo por burlanda, que además de aportar energía también aporta proteína”.
Otro subproducto de la destilería es la vinaza, que incorporarán en los biodigestores para generar más gas metano. De esta forma, abastecerían la destilería y generarían más energía eléctrica. Además, venderían el bioetanol, que puede destinarse al corte de combustibles, a la industria del alcohol o a la exportación.
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“Con este sistema logramos optimizar el uso del maíz y resolver varios problemas. Nuestras dietas incluyen enzimas y levaduras que reemplazan los antibióticos comúnmente utilizados. Son dietas muy altas en fibra, lo que implica el uso de una moledora de rollo para procesar entre 20 y 25 rollos diarios de cola y rastrojo de maíz”, comentó el productor.
Estos rastrojos se obtienen de campos de vecinos y productores que, al estar en una zona fría, no logran su descomposición natural. De esta manera, limpian los campos y evitan la quema de estos restos.
“Más allá del negocio en sí, el impacto en la comunidad es fundamental. No concebimos la economía circular como un proyecto a corto plazo, sino como un proceso en constante evolución. Además de generar empleo local, abrimos nuestras puertas a colegios, universidades e instituciones educativas para mostrar una manera diferente de producir”, comentó Verónica Cabral, parte del equipo.
“El campo, que antes era un terreno de 98 hectáreas sin infraestructura, hoy cuenta con una vivienda para una familia de cuatro personas y emplea a 16 trabajadores de manera permanente, más aquellos que llegan con insumos, ganado o transporte. A diario entran y salen dos o tres camiones, demostrando el dinamismo del sistema”, informó de Souza.
“Cuando inauguramos la planta, hace apenas dos años, un funcionario comentó que este proyecto debía servir como faro para quienes buscan innovar. Queremos demostrar que no hace falta ser una multinacional para desarrollar un modelo sustentable”, finalizó.