Tras la convocatoria de este mediodía para sesionar mañana y debatir la expulsión de la Cámara alta o la suspensión hasta el 1 de marzo próximo del peronista disidente Edgardo Kueider, detenido la semana pasada en Paraguay junto a su secretaria y más de USD 200.000 sin declarar, el oficialismo activó por la tarde una réplica que tensionará al máximo el encuentro de este jueves: La Libertad Avanza solicitó incorporar la suspensión del cristinista Oscar Parrilli, con historia judicial abierta.
La expulsión que empuja el kirchnerismo sobre su ex colega Kueider difiere de la suspensión que el oficialismo y la oposición dialoguista piensan para salir del embrollo. Y ahora se agrega la de Parrilli. No obstante, las tres opciones precisan dos tercios para ser habilitadas sobre tablas, ya que no cuentan con los dictámenes correspondientes, y la misma cifra para ser votados a la hora de la verdad.
La delicada situación se da debido a que, si ninguno de los tres caminos llegara a buen puerto, la sesión derivará en un papelón mayúsculo y agravará el estado de situación en el Senado. La intransigente postura del Frente de Todos -el cristinismo puro quiere, como es usual, acelerar a fondo con su visión- no avizora una resolución sin consecuencias de cara a mañana.
De hecho, el orden de los temas es clave y genera urticaria en muchas bancadas. Es decir, si primero aparece la expulsión de Kueider, el oficialismo y la oposición dialoguista quedarán expuestos a no avalarla para iniciar el debate. Sin embargo, en ese grupo hay legisladores que aceptarían echar al entrerriano -por caso, el PRO, que está dividido-, lo que genera intriga y una potencial definición para el infarto en el recinto.
Si se pasara a su suspensión y el kirchnerismo no ayuda con dos tercios, también se caería. Claro está que tampoco quedaría habilitada la suspensión de Parrilli, por los números que tiene el Frente de Todos para bloquear cualquier movimiento en ese sentido. Por eso el temor que circula en muchos despachos del Senado: que el escándalo de Kueider quede tapado por un delirio sin resolución de ningún tipo. Una mancha venenosa para todos los legisladores y, en particular, para la institucionalidad de la Cámara alta.
Kueider llegó a la Cámara alta en 2019 con la boleta del kirchnerismo y se separó en febrero de 2023, enojado con Alberto Fernández y el cristinismo. Meses atrás se metió en el interbloque Provincias Unidas, de inobjetables contactos con el Gobierno. Por caso, funcionarios y asesores de primera línea recibieron a los cinco de dicha bancada en Casa Rosada, en octubre pasado.
¿Por qué el kirchnerismo solicita una expulsión veloz? Si el entrerriano abandona la Cámara alta, su reemplazo será la actual diputada provincial y referente camporista Stefanía Cora. De esa manera, el cristinismo senatorial pasaría de 33 a 34 legisladores. A tres de recuperar el quorum y la mayoría. Enfrentado quedaría un disminuido oficialismo y una serpenteante oposición dialoguista con 37, ya que el radical Víctor Zimmermann estiró su licencia por un cargo en Chaco hasta finales de febrero próximo.
Si la suspensión de Kueider obtiene luz verde el jueves, la camporista Cora no asumiría y el Senado ganará tiempo, al menos, hasta el 1 de marzo, día en el que Javier Milei tendrá que asistir al Congreso para dar inicio a un nuevo período de sesiones ordinarias. Eso es futuro a mediano plazo, ya que el corto hoy quema a muchos y pincela una olla a presión a la que, todavía, no se le encuentra una solución razonable. Racionalidad y templanza son ruegos de muy pocos por estas horas.
UCR
El bloque del centenario partido, que comanda Eduardo Vischi -no quiso hablar tras el encuentro-, se reunió esta tarde y se presentará mañana a la sesión, como decidió ayer el PRO. No todos los legisladores del centenario partido estuvieron presentes en la oficina de la Cámara alta, aunque por ahora prima la idea de votar la suspensión de Kueider, adelantaron dos senadores de la bancada a este medio.