“Que el agua llegue adonde se necesita”. Las lluvias de los últimos siete días elevaron los ánimos de los productores y ahora en el campo hay más optimismo. Ya se pronostican rindes mejores a los esperados dos semanas atrás y esto permitiría cerrar el Excel de los costos de campaña. Con este panorama, las reservas en el suelo se recuperaron significativamente respecto a la semana anterior. Para los días venideros, el escenario de precipitaciones continuará en particular para la franja central del país. En este marco, no obstante hay dos advertencias: la primera, que las lluvias no lleguen a lugares que aún necesitan recuperar humedad, y, la segunda, que eventuales excesos de agua en ciertas regiones atrasen la recolección de maíz.
En detalle, en la región núcleo, el 85% de la superficie sembrada recibió al menos 50 milímetros, que llevó a que la soja de primera siembra tenga la posibilidad de alcanzar los 40 quintales por hectárea (qq/ha) en algunas zonas. En tanto, en la soja de segunda, en los últimos 15 días, los lotes regulares a malos disminuyeron 20 puntos porcentuales.
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“Hay gran variabilidad y es difícil prever el impacto en los promedios”, aseguró en su informe la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Para la entidad bursátil, estas precipitaciones sirven para sostener el nivel productivo, pero también mejorar los rendimientos porque llegan en la última de las tres grandes etapas de definición de rinde: el llenado de granos.
Para Walter Malfatto, productor de Bragado y que una piedra le llevó por completo toda una soja de primera, que el seguro le cubrió y luego volvió a sembrar la oleaginosa de segunda, “el agua siempre es bienvenida”. “Los 120 mm que cayeron en un solo día fueron una bendición. La soja de segunda es impresionante, hay unos sojales tremendos que deberían rendir 4000 kilos como mínimo, pero no hay que contar las vaquitas antes que nazcan. Ahora, con estas lluvias, las retenciones pasaron en segundo plano”, dijo.
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Cristian Russo, jefe de estimaciones agrícolas de la BCR, contó que, si bien la semana pasada visualizaron que se estaba consolidando un cambio de tendencia en la zona núcleo, los mapas de seguimiento mostraban que la recuperación sería muy limitada a la franja central y los suelos seguían en rojo y eso era muy preocupante. Sin embargo, estas últimas lluvias dieron vuelta la taba en el centro de Buenos Aires por sobre todas las cosas.
“El cambio lo vemos con las lluvias pasadas y las que están por venir, aunque son bastante localizadas y limitadas a lo que es del centro de Buenos Aires, centro sur de Santa Fe, centro sur de Córdoba, parte del norte de la Pampa, Entre Ríos. Pero vemos que no hay grandes posibilidades de cubrir todas las áreas que siguen en rojo como el norte de Córdoba y de Santa Fe, sur de Buenos Aires y de La Pampa y; Chaco y Santiago, donde la situación es muy difícil”, describió a LA NACION.
“Para la región núcleo hay un ánimo distinto pero también persiste mucha incertidumbre. Está la posibilidad cosechar 40 quintales, incluso un poquito más en algunas zonas; pero por otro lado va a haber una gran variabilidad en rindes que muestra un complejo escenario. No se sabe aun si estas lluvias realmente serán una mejora muy significativa para toda la región. Las cosas empiezan a mejorar y consolidar, quedamos lejos del desastre y nos acercamos a rindes aceptables. Está la posibilidad que con estas lluvias que sigan estar escalando algunos kilos más y poder acercarnos a mejores números para igualar el rojo del Excel”, añadió.
Para Russo, hay una tranquilidad, pero no es para todos. Muchos productores van a aprovechar este agua que empieza a ponerle un piso, pero hay que ver cómo responde en otras zonas más complicadas: “El centro de Buenos Aires tiene más tiempo, pero hay áreas que han quedado por fuera de esta lluvias salvadoras y lamentablemente seguirían quedando por fuera. Lo que está en juego ahora es empezar a construir un piso para la campaña y no seguir recortando los rendimientos de la soja como lo hicimos la última vez donde le sacamos cinco millones de toneladas. Esperemos que el agua llegue adonde se necesita”.
Los factores que van a estar definiendo esta mejora en kilos por hectárea serán la fecha de siembra, los grupos de maduración elegidos, la calidad del suelo y la oportunidad y cantidad de lluvias recibida.
En detalle, María José Dickie, ingeniera agrónoma de INTA Cañada de Gómez, indicó que en la zona las últimas lluvias fueron fundamentales para que la soja de segunda continúe su ciclo en el llenado de grano y “le da ese respiro”. También, dijo, son sustanciales para los maíces tardíos que estaban cursando el periodo crítico. “Si bien las lluvias llegaron un poco tarde para estos cultivos son beneficiosas”, señaló.
Complicaciones en la recolección
En este contexto, la cosecha de maíz temprano ya está en marcha en la región núcleo, con un avance del 10%. Muchos productores debieron adelantar la recolección casi un mes debido al impacto del déficit hídrico y las altas temperaturas registradas entre diciembre y enero en los lotes más afectados por la sequía.
Por su parte, el meteorólogo Leonardo De Benedictis describió que, si bien para muchos estas lluvias significan una gran mejora para sus cultivos, para otros representan una complicación por el momento en el cual se están dando.
“Este panorama trae beneficios para aquellos cultivos que todavía están en proceso de desarrollo, los más tardíos que todavía venían aguantando y no entraron en el periodo crítico; pero hay otros que esta situación los va a perjudicar, muchos que ya perdieron y no van a recuperar por más que llueva. Además, hay grupos de productores con inconvenientes logísticos porque ya estaban entrando en la cosecha y estas lluvias van atrasar las labores por la falta de piso y con zonas anegadas”, detalló.
“El panorama es muy variable, según el estadio, el tipo de cultivo y la zona. Aquellos que están, por ejemplo, con girasol, ahora se les para la cosecha y estas lluvias y tormentas pueden ser perjudiciales incluso. Pero sacando el impacto actual, estas lluvias realmente son muy importantes de cara al futuro porque generan una gran reserva para ingresar al otoño y empezar a pensar en la fina. Es un cambio rotundo, después de cinco años con déficit hídrico. Estas lluvias están marcando casi un antes y un después. Se espera que marzo todavía siga bastante activo”, subrayó.
En esa línea, la experta en clima del INTA, Natalia Gattinoni, coincidió que, si bien las lluvias ponen un freno a la caída de rendimientos, a la vez puede complicar la cosecha. “Estas precipitaciones importantes que se están dando ahora y que se pronostican dan cierta incertidumbre, porque esta inestabilidad interrumpe o ponen un freno en las labores de cosecha de maíz que en el área se estaba realizando y que venía con buenas perspectivas de rendimiento”, dijo.
Marzo arranca con lluvias
Con mejoramientos temporarios, los días venideros continuarán los chaparrones y las tormentas aisladas, algunas de las cuales podría ser localmente fuertes y no se descarta la posibilidad de registros mayores a los 100 mm en el centro/oeste, dijo el organismo rosarino.
Según indicaron en la BCR, con las actuales condiciones, en los próximos quince días “los mayores montos se requieren en el oeste, principalmente en el sector sudoeste, donde los valores oscilan entre los 80 y 100 mm; en el resto del área GEA los valores bajaron a un rango entre 5 y 20 mm para alcanzar las condiciones de humedad óptimas”.
“Los pronósticos de corto plazo prevén que, en los próximos días, la masa de aire tropical continuará presente sobre el centro del país al mismo tiempo que se produce el ingreso de aire más frío. Esta mezcla potenciará la condensación atmosférica y por ende el desarrollo de lluvias y tormentas, algunas localmente intensas, que se mantendrán en el inicio de marzo”, finalizaron.