Frente a la sustancial reducción de la inflación en los últimos meses y al cambio de expectativas que se generan en el sector productivo luego de la Ley Bases, de los avances en la reducción del gasto público, la no emisión de moneda, los avances en la desregulación de la economía y en las nuevas condiciones para inversiones que otorga el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), parece ser el momento adecuado para pensar y proponer una profunda reforma impositiva que elimine el sesgo “antiinversión”, definido por Juan Llach, en su trabajo ¨Una reforma impositiva para el desarrollo sostenible y la inclusión social”, realizado en 2017 para la Fundación Producir Conservando.

Ese sesgo antiinversión está representado por una elevada presión impositiva, una alta incidencia de impuestos distorsivos y una importante evasión. Tomando las consideraciones centrales de la propuesta de reforma, la base es la reducción drástica del impuesto inflacionario, lograr una mayor incidencia de los impuestos progresivos y menor incidencia de los regresivos y distorsivos y la profundización del control de la evasión fiscal. Este hoy alcanza una cifra promedio cercana al 50%, que genera el círculo vicioso: “la evasión es alta por que los impuestos son altos y los impuestos son altos por que la evasión es alta”.

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Todo esto hace inviable mejorar la tasa de inversión y la creación de empleos formales y productivos en el país. En línea con la eliminación gradual de los impuestos distorsivos y regresivos con el objetivo de reemplazarlos por los impuestos progresivos, el informe se centra en varios ejemplos.

En el caso del impuesto a los créditos y débitos bancarios, además de ser un impuesto distorsivo, vía la suba de costos, desincentiva la bancarización en el país e incentiva las operaciones en efectivo y la evasión.

En el caso del impuesto a los créditos y débitos bancarios, además de ser un impuesto distorsivo, vía la suba de costos, desincentiva la bancarización en el país e incentiva las operaciones en efectivo y la evasión

La propuesta para el ICDB es llegar gradualmente a considerar todo el impuesto como pago a cuenta del Impuesto al Ingreso de las Personas (IIP) o del Impuesto a las Ganancias de las Empresas (IGE) hasta su eliminación.

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Los Derechos de Exportación o Retenciones (DEX) es otro de los impuestos distorsivos que es necesario eliminar. Ha tenido una alícuota promedio para el complejo granario, desde el 2002 a hoy, del 23% aproximadamente y condiciona fuertemente el ingreso de las actividades con destino a exportación, limitando su rentabilidad y crecimiento y generando alta evasión y competencia desleal entre quienes pagan y no pagan el impuesto. Es claro que dadas las actuales restricciones fiscales se eliminen los DEX o Retenciones en forma gradual y como pago a cuenta del IIP y del IGE.

El IVA es otro impuesto distorsivo en la práctica argentina por la cantidad de exenciones; alícuotas distintas, percepciones, retenciones y pagos a cuenta; demoras en las devoluciones del IVA exportación y gran acumulación de saldos técnicos que se transforman en incobrables.

La propuesta central es “sanear el IVA” de las principales prácticas que han distorsionado su neutralidad y lograrlo con una alícuota adecuada, la eliminación de exenciones y con la existencia de devoluciones automáticas para las exportaciones y de los saldos técnicos que se generen o que los mismos puedan ser usados como saldos de “libre disponibilidad para el pago de otros impuestos”.

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La propuesta del trabajo considera reducir alícuotas del Impuesto a las Ganancias de las Empresas, que alienten inversión, gravar diferencialmente utilidades distribuidas (35%) y las no distribuidas (25%) en las empresas y a las pymes, logrando así una mejora sustancial en su recaudación ya que es el impuesto progresivo por excelencia.

Para el caso del Impuesto a los Ingresos de las Personas (IIP) se propuso la creación de este impuesto en reemplazo del Impuesto a las Ganancias de las Personas existente, que promueve una alta evasión y no genera equidad.

La propuesta es generar una gran progresividad de este impuesto, con alícuotas muy bajas, del 2,5%, para los menores ingresos netos y de hasta el 40% para los ingresos netos más elevados y eliminar las exenciones que existen en la actualidad.

La propuesta realizada por Llach contempla también en detalle otros impuestos distorsivos (Ingresos Brutos por ejemplo), impuestos al trabajo, impuestos y tasas municipales, etc. El informe de Juan Llach y equipo se puede ver en detalle en www.producirconservando.org.ar: Informes-Macroeconomía “Una Reforma Impositiva para el Desarrollo Sostenible y la inclusión Social”, 1ºy 2º.

Para avanzar con una reforma impositiva que lleve al desarrollo sostenible y con inclusión social, el informe destaca que es esencial la participación de las provincias. Es bueno recordar que de los impuestos distorsivos sin el inflacionario, en un 50% aproximadamente son provinciales (ingresos brutos) y un 12% municipales (tasa de seguridad e higiene y otras similares). Para acordar con las provincias es necesario lograr un acuerdo amplio que incluya la responsabilidad fiscal de las mismas, la reformulación de la coparticipación federal.

El autor de la nota es coordinador de la Fundación Producir Conservando