La sequía vuelve a no dar tregua y da un nuevo golpe al campo: la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que la proyección de cosecha de maíz se redujo a 48 millones de toneladas, cuatro millones menos que el potencial de 52 millones en condiciones normales. En comparación con el año pasado, la caída en la producción del cereal representa una disminución del 8,5 %.

Este retroceso es consecuencia de la falta de lluvias desde diciembre, agravada por altas temperaturas, baja humedad y vientos intensos que golpearon especialmente a los maíces sembrados en octubre. En Buenos Aires, la situación es alarmante: algunas zonas recibieron apenas 30 mm de lluvia en diciembre, muy lejos del promedio histórico de 110 mm, lo que desplomó las expectativas de rendimiento.

La soja no escapa al impacto de la sequía. La entidad informó que las siembras de segunda están al borde de lo irreversible, con pérdida masiva de plantas debido a la falta de agua. En tanto, las siembras de primera presentan lotes regulares, afectados por aborto de flores, ataques de plagas como arañuela y trips, y estrés térmico severo. Con este panorama, las esperanzas de alcanzar rindes promedio se desvanecen, dice el informe.La entidad había estimado un volumen de cosecha de entre 53 y 53,5 millones de toneladas, lo que ahora parece lejano.

El informe destaca que, aunque las lluvias regresaron a Argentina en la segunda quincena de octubre y permitieron una recuperación hídrica importante, este escenario favorable no se mantuvo. “A partir de la segunda quincena de diciembre empezó a dejar de llover”, explica el informe.

Las tormentas se interrumpieron inicialmente en noviembre en muchas zonas de Buenos Aires y, posteriormente, en diciembre en el resto del país. Esto agravó la situación en el centro de Argentina, especialmente en el norte bonaerense. “Solo algunas zonas del oeste y el sur de Buenos Aires recibieron algo más de lluvias”, señala la BCR.

El mapa de precipitaciones de diciembre revela un importante deficit en las lluvias. “Buena parte de Buenos Aires quedó con lluvias de alrededor de 30 mm cuando la media mensual de diciembre supera los 110 mm”, detalla el informe. Este déficit afectó directamente los rendimientos del maíz temprano, cuyo desarrollo crítico ocurre entre diciembre y enero.

Además, la falta de lluvias fue acompañada por “temperaturas extremas, baja humedad relativa, días de vientos continuos y una radiación con valores de watts también extremos”, lo que ha empeorado aún más las perspectivas para los maíces sembrados en octubre.

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El impacto de estas condiciones climáticas resultó en una reducción significativa en las proyecciones de producción. “Con un área de cosecha de 6,5 millones de hectáreas, lo que bajo un escenario normal podría haber producido 52 Mt, esta primera estimación maicera arroja 48 Mt; es decir, se queda corta en 4 millones de toneladas respecto de su potencial”, asegura el informe.

cAMPAÑA DE MAIZ

La primera estimación de la 2024/25 a partir de la evolución de los cuadros muestra que habría 6,5 Mt menos de maíz que hace un año atrás. El guarismo tiene en cuenta 7,8 M ha sembradas, de las cuales 1,3 M ha no serían cosechadas para grano comercial. El ambiente de baja productividad ajusta el rinde promedio nacional a 73,6 qq/ha para el cultivo de maíz 2024/2025.

Por otro lado señala que respecto al año pasado, la caída de la producción de maíz sería de 8,5 %. Esa disminución obedece a que hubo una revisión de la cosecha de maíz 2023/24 a 52,5 Mt. “La primera estimación de la 2024/25 a partir de la evolución de los cuadros muestra que habría 6,5 Mt menos de maíz que hace un año atrás. El guarismo tiene en cuenta 7,8 M ha sembradas, de las cuales 1,3 M ha no serían cosechadas para grano comercial. El ambiente de baja productividad ajusta el rinde promedio nacional a 73,6 qq/ha para el cultivo de maíz 2024/2025″, dice la entidad.

En ese sentido, la BCR recuerda que la campaña 2024/25 comenzó con incertidumbre debido a la amenaza de la chicharrita, lo que llevó a una reducción del 24 % en la siembra de maíz en comparación con la campaña anterior. Este descenso también se refleja en la elección de las fechas de siembra. “Se considera que este año las siembras realizadas después del 15 de noviembre, las llamadas siembras tardías, representan el 60 %, cuando el año pasado superaron el 65 %”, dice.

La entidad indica que la posibilidad de sostener la producción del maíz dependerá de las lluvias y el desarrollo que logren alcanzar los maíces de las siembras tardías y el impacto que tengan las siembras posteriores al 15 de diciembre por spiroplasma. “Hasta el momento no hay una presencia significativa de chicharrita en el centro del país, aunque sí se la ha detectado en Chaco y Santiago del Estero, dónde se están haciendo las aplicaciones tempranas de control en el cultivo”, dije.

El panorama varía según la región. En Córdoba, el maíz muestra un rendimiento promedio estimado de 87,5 qq/ha, el más alto del país. “Es dónde mejor está el cultivo, pero también necesita de la pronta llegada de precipitaciones para sostener el nivel estimado de rindes”, detalla el informe.

En Buenos Aires, la situación es crítica, con rendimientos promedio estimados en 72,3 qq/ha y un deterioro rápido en las plantas. “Los agrónomos están sorprendidos por la rapidez con que se han secado las hojas, incluso por encima de la altura de la espiga”, destaca la BCR. En Santa Fe, aunque el daño es menor, el rendimiento promedio estimado es de 78,3 qq/ha.

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Por otro lado, en lo que respecta a la soja, tampoco refleja un panorama mucho mas alentador. “Las siembras de segunda, los lotes de la oleaginosa que se siembran después del trigo, están comprometidas en la región central”, advierte la BCR. En ese sentido detalla que se sembró con pocas lluvias y luego, ya sin agua y sin reservas por el consumo que tuvieron los trigos, necesitan del “auxilio inmediato” de las lluvias para poder seguir en carrera.

“Lamentablemente, la situación de la soja de segunda empieza a ser irreversible, sobre todo en el norte de Buenos Aires, por la severa cantidad de pérdida de plantas que se está observando en los últimos días”, advierte el informe de la BCR.

Mapa de agua en el suelo

En cuanto a la soja de primera, las perspectivas también son desalentadoras. Este cultivo necesitaría lluvias muy significativas para retomar la posibilidad de alcanzar rindes promedio. Sin embargo, las condiciones actuales agravan el panorama. “La proporción de lotes regulares sigue subiendo en el centro y norte de Buenos Aires, centro y sur de Santa Fe, junto a Entre Ríos. Se ven muchos casos ya con rodeos de pérdidas de plantas, aborto de flores y el ataque de las típicas plagas de sequía: arañuela y trips”, detalla el informe.