En varias regiones del país, la sequía parece interminable y se ha convertido en una suerte de déjà vu para algunos productores. La provincia de Santiago del Estero es uno de los lugares más golpeados por la falta de precipitaciones en esta campaña agrícola, donde además de batallar con los márgenes productivos, el desdoblamiento cambiario, la alta presión impositiva, se le sumó el clima con la ausencia de las lluvias.
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Juan Pablo Karnatz, secretario de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), destacó que en el sudeste de la provincia se vienen arrastrando tres años de sequía, que han dejado los suelos sin posibilidad de recuperación. Aunque los márgenes comenzaban a mostrar una leve mejora, la falta de lluvias y la ola de calor extremo afectan gravemente la región.
“La tormenta perfecta. El productor pierde entre 11 y 12 milímetros de agua por día con estas temperaturas. Si llueve por 20 minutos, no sirve de nada”, explicó Karnatz a LA NACION. En la vecina provincia del Chaco, contó, cultivos de algodón se han perdido por completo debido a la escasez de precipitaciones. El dirigente también afirmó que en Santiago del Estero, las lluvias han sido desparejas y mínimas, con registros de apenas 10 o 20 mm, por caso, en localidades como Malbrán, Pinto y Tintina. Otros puntos importantes para la producción agrícola, como Quimilí, también está con falta de precipitaciones. Esto se ha tornado insuficiente para estabilizar la producción en algunos puntos clave.
Según relató, el panorama es crítico para los principales cultivos de la región. De las 102.000 hectáreas de algodón sembradas bajo el sistema de riego por superficie, unas 60.000 están en peligro. En el caso de la soja, se estima que solo un 30% de las 900.000 hectáreas está en buenas condiciones, mientras que el 70% restante está complicado. Lo mismo sucede con el maíz.
Este cereal enfrenta una reducción histórica, producto del impacto de la chicharrita. “Sembrábamos 1.100.000 hectáreas, pero el año pasado la chicharrita destruyó los cultivos y hoy no se sembró más de la mitad de esa superficie”, agregó el dirigente. La situación también es alarmante en las zonas de riego, que dependen del dique de Termas de Río Hondo, actualmente con niveles insuficientes por la falta de lluvias en la cuenca del río Salí Dulce. “Las lluvias son muy violentas y desparejas. Antes decíamos que llovía en la mitad de la provincia; ahora esas lluvias desaparecieron”, añadió Karnatz.
El impacto de esta “tormenta perfecta”, como la describen los productores, no solo se limita al clima. Como sucede en toda la región agrícola, los productores también suman la alta presión impositiva, retenciones y un atraso cambiario que, según Karnatz, está asfixiando al sector productivo.
“El algodón y la soja necesitan entre 10 y 12 mm de agua diarios, pero con temperaturas de más de 40°C y lluvias de menos de 20 mm, los cultivos se queman o se cocinan directamente. Por día tenemos lluvias que no superan los 20 milímetros, con 45°C, 43 °C o 44°C a la sombra, los cultivos se queman. Tenemos casos de cultivos que se han quemado directamente. Hay cultivos que directamente se cocinan. La falta de lluvia en general en toda la provincia es crítica”, afirmó el dirigente.
La situación de los productores difiere uno del otro. Por caso, un campo que está a 10 km puede estar en perfectas condiciones y sin requerir de precipitaciones, en otros puntos, el escenario es distinto. “Las lluvias son muy desparejas, primero violentas, porque vienen con vientos que terminan con árboles caídos o infraestructura rota. Además, llueve de manera dispar”, afirmó el ruralista.
En medio de este desolador panorama, los productores buscan que se declare la Emergencia Agropecuaria, pero todavía no han tenido una respuesta. Aunque se esperan lluvias en los próximos días, las probabilidades de precipitaciones apenas alcanzan el 30%, con acumulados menores a 15 mm. La combinación de factores climáticos y económicos deja al sector en una situación límite, donde la sostenibilidad de la producción agropecuaria de esa zona está, aseguran que está comprometida.