En el sector citrícola argentino se enfrenta una de las crisis más desafiantes de los últimos años, con el limón como principal protagonista. Reconocido por su liderazgo en el mercado internacional, donde la Argentina se ha posicionado como el mayor exportador mundial de este fruto, el limón atraviesa una situación que está generando alarma tanto entre los productores como en los consumidores.

“En un contexto de un país con exceso de impuestos, de un mundo con guerras, de inflación en dólares de los productos agroquímicos que uno usa para la agricultura, es que las plantaciones de limón de Tucumán a mediana y baja escala se hacen inviables“, dijo Diana Chediack, productora agropecuaria de la provincia, en diálogo con LA NACION.

“Somos una empresa familiar. Hace 45 años que producimos limón y este año decidimos sacar todas las plantas”, agregó. “Como actividad secundaria, tengo el cultivo de nueces de pecán. Entonces mi desafío ahora es lograr una buena cosecha y tengo pensado ampliar la superficie con plantas de pecán”.

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En los últimos dos meses de 2024, el limón experimentó una suba acumulada al público del 106,98%. Según explicaron desde el Mercado Central, este aumento se debió a una fuerte reducción en la oferta, ya que la producción sufrió graves daños por intensas heladas. Además, los bajos precios y la escasa rentabilidad de la actividad llevaron a que muchas labores necesarias, como podas y cuidados de las plantas, no se realizaran durante el invierno.

“Las heladas sufridas en las plantaciones de limones de Tucumán y del NOA provocaron daños importantes en las plantaciones, que sumados a una sequía a inicios de la primavera pasada llevarán a una caída en la producción local”, señaló Ernesto Caram, ingeniero agrónomo, asesor y especialista en temas citrícolas. “El cambio climático es muy relativo y poco se habla al respecto y sus consecuencias no están a la vista. Nadie evalúa este efecto porque no está claro”, apuntó.

Luciana Zamora, productora, aportó datos sobre la preocupante reducción en las hectáreas dedicadas al limón: “El sector se encuentra en la actualidad con una disminución de 7000 hectáreas desmontadas, que se han reconvertido a otros cultivos como caña de azúcar, granos, paltas y naranjas, y unas 10.000 hectáreas a las cuales no se les han hecho las tareas culturales, muchas en abandono, sobre todo en el sector productor, quienes carecen de un sistema de comercialización o industria”.

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En general unas 15.000 hectáreas de cultivo fueron abandonadas debido a años de caída en los precios internacionales de los derivados del limón, como el aceite y el jugo. Esto dejó unas 40.000 hectáreas en producción tras haber superado las 50.000 en su momento. “El motivo de la erradicación de plantaciones obedeció a que mucha gente que históricamente no eran citricultores decidieron cambiar de actividad ante los malos resultados logrados en la actividad en los últimos años”, agregó Caram.

Según Zamora, la reducción en la oferta de limón tiene características estacionales: “La poca oferta de limón es algo estacional que no ocurría desde hace más de 10 años. Se han producido varios factores: una helada en el mes de julio que afectó a la fruta pequeña y mediana en un sector importante de Tucumán, fincas arrancadas y abandonadas, y una demanda de la industria por pedidos del exterior, lo que llevó a ventas a pérdida de la fruta de verano en los últimos años».

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“En Tucumán hay muchos productores en la situación que está mi empresa familiar”, comentó Chediack. “Algunos han abandonado los campos; no tienen dinero ni siquiera para arrancar los árboles y reconvertirse en otro cultivo. Aquí esto es una crisis importante».

Los productores denuncian que esta situación crítica está llevando a la pérdida de mano de obra. Aún más, destacan la reducción de diversos puestos de trabajo que, si bien no están vinculados de manera directa al mercado de los cítricos, son impactados por él: plantas de empaque, camioneros, cosecheros, expendedores de combustible, herreros, torneros, mecánicos.

Tucumán es el lugar en el mundo donde se producen los mejores limones; lo digo sin miedo a equivocarme. Hay todo un paquete tecnológico, hay todo un clúster limonero en la historia de años de investigación y pasión puesta en estos campos”, destacó Chediack. “Tucumán es la provincia más pequeña, más densamente poblada, tiene una diversidad de microclimas increíble. Y la gente que trabaja en estas actividades va a ver resentida su lugar de trabajo”.

“La gran diferencia entre los precios en las góndolas o mercados y los que percibe el productor por la materia prima se debe principalmente al aumento alarmante de los costos logísticos en la última década”, continuó Caram. “A esto se suman los elevados costos de mano de obra en períodos inflacionarios, el precio de los envases, los fletes, los procesos de empaque o industriales, y los impuestos nacionales y provinciales, como ingresos brutos”.

Sin embargo, a pesar de la situación, el ingeniero agrónomo buscó traer tranquilidad al sector: “La falta de oferta actual de limones en el mercado nacional y los altos precios de los limones en las góndolas obedece a una escasez de limones actuales en los campos por un tema estacional. El limón es un fruto invernal; el 90% se cosecha entre marzo y septiembre. Es un tema de oferta y demanda”.

“La oportunidad que tiene el sector es nunca darse por vencidos, perseverar en el profesionalismo de nuestros productores y profesionales, y apostar por una actividad que crezca en cantidad y calidad al más alto nivel. No bajar los brazos en épocas de crisis y seguir apostando por la actividad. Siempre después de las crisis vienen mejores tiempos económicos”, finalizó.