El pasado jueves 23 de enero, el gobierno nacional, a través de su vocero, Manuel Adorni, y el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció la decisión de eliminar las alícuotas de los derechos de exportación para las economías regionales, como así también reducir para los principales granos. La diferencia sustancial reside en que para las economías regionales no es una reducción, sino la quita total y de modo permanente, al tiempo que para los granos es una disminución selectiva y de carácter temporario, en principio. Entonces a partir de ahí es donde se genera el primer interrogante ¿Por qué para las economías regionales y para los granos parcializado? Pero ello no es todo. El segundo interrogante, quizás, más importante que el primero, es el carácter transitorio en este segundo caso. Ahí comienzan los primeros cuestionamientos.

El motor del país. Es hora de hacer grande al campo argentino para siempre

A juzgar por el pedido que venía realizando el sector en los últimos meses (como consecuencia de la caída de los precios internacionales), y también por la promesa del gobierno de bajar los derechos de exportación “ni bien podamos”, la medida es favorable. Más allá de la instrumentación operativa y el cambio en los plazos de referencia una vez hecha la Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE), no se puede criticar algo que se estaba pidiendo. Por supuesto que después hay que ver cómo el sector de la exportación traslada a los precios la Nueva Capacidad Teórica de Pago (CTP). A partir de ahí empiezan a jugar las variaciones en los precios del mercado internacional y la actitud de la oferta de la plaza doméstica.

Si los productores, como consecuencia de que no se verifica la mejora de la paridad al precio ofertado deciden no vender, entonces los valores buscarán su nuevo equilibrio. Si, por el contrario, las mejoras generan mayor oferta, entonces los precios buscarán un nuevo equilibrio también.

Pero, quizá, más trascendente aún sea, y como lo mencionamos en la columna del 18 de enero pasado, el comportamiento que empieza a tener el mercado de Chicago. Desde esa fecha a la actualidad, al momento de redactarse este artículo, los valores, tanto del maíz como de la soja obtuvieron una mejora del 2,50%, respectivamente. Para el forrajero eso equivaldría (aunque no es lineal) a la quita de retenciones propuesta por el Gobierno.

En Chicago los valores tanto del maíz como de la soja obtuvieron una mejora del 2,50%

Por el momento, Chicago parece haber “despertado” de un largo letargo. Evidentemente los consabidos problemas por falta de lluvias en la Argentina y excesos en Brasil que están demorando la cosecha de soja, principalmente en Mato Grosso, con el consecuente retraso en las siembras de maíz de segunda, sumado a una actitud, también por el momento, “algo más amigable” entre Donald Trump y su par chino, Xi Jinping, parecieran factores mucho más importantes a seguir.

En este sentido no deberíamos perder de vista el objetivo principal que es capturar rentabilidad. En una campaña signada por la baja rentabilidad y el cambio económico propuesto por el actual Gobierno, no desaprovechar oportunidades es la consigna. En términos futbolísticos “cuidar el empate” y, en todo caso, “poder meter un gol” asumiendo poco riesgo pareciera ser el mejor consejo. Lo único que falta esperar es que los pronósticos climáticos de lluvias para las próximas semanas se terminen cumpliendo.

El autor es socio de Nóvitas SA