El miércoles pasado, miles de alumnos de todo el país volvieron a clases y, como es habitual en esa fecha, los de quinto año celebraron el “Último Primer Día” (UPD) del secundario. Lo que no es habitual es que los padres también festejen y mucho menos que sean ellos los protagonistas.

En Quemú Quemú, un pueblo de La Pampa, el homenaje que le hicieron a Felicitas Ibarra (57) se hizo viral. La mujer tiene 8 hijos y el último de ellos egresa este año.

“Gracias, mamita, por el aguante de tantos años, le agradecían sus hijos en la filmación al hacer hincapié en sus tres décadas de amor y dedicación exclusiva.

“33 años de actos, tareas, uniformes, egresos y reuniones”, destacaron sus hijos en cartel que pegaron en la pared para sorprenderla, junto a globos, serpentinas y papel picado. Allí podía observarse una especie de línea de tiempo con la foto de cada uno de ellos cuando comenzaron el jardín de infantes.

A Felicitas le pusieron la banda que decía

“Al fin llegó, después de tantos años”, remarcaron los Knudsen mientras le colocaban a su mamá la banda que decía “UPD” y el típico gorro de egresados. Felicitas, que jamás se imaginó semejante homenaje, sonrío completamente feliz y satisfecha por haber cumplido con su misión de acompañarlos en las distintas etapas escolares.

“En todo este tiempo nunca hubo un año sin algún hermano escolarizado y ella siempre estuvo”, destacó a Infobae Guadalupe Knudsen, la autora del video, al recordar las ocho infancias atravesadas por las mismas manos que cosieron disfraces, forraron cuadernos, hicieron carátulas y llevaron mochilas pesadas.

A pesar de que su nombre no aparece en los boletines ni en los reconocimientos de fin de año, ellos saben que “es la mamá que nunca faltó en ningún momento” y que se bancó todos los madrugones para llevarlos al colegio.

Mientras su marido trabajaba en el campo, ella hacía de chofer, costurera, maestra, psicóloga y confidente. Ocho hijos, y cada uno con sus sueños y problemas a cuesta.

Felicitas tiene 8 hijos: el mayor tiene 38 años y el menor 16

Ellos son Fermín (38), Matías (36), Martín (34), Lucía (32), Catalina (31), Felicitas (29), Guadalupe (25) y Justo (16). “El menor es el único que todavía vive en el hogar familiar, en Quemú Quemú. Y salvo dos que se mudaron de provincia, los demás seguimos viviendo en La Pampa”, precisó Guadalupe, quien reside en la ciudad de Santa Rosa y se dedica a la pastelería artesanal.

A pesar de que la mayoría de los hermanos ya son adultos y muchos formaron sus propias familias, Guadalupe admite que “la casa del campo sigue siendo la misma de siempre y nunca está vacía”. De hecho, fue el lugar de encuentro del fin de semana largo del carnaval, donde las mujeres de familia hicieron el festejo.

“Estaría bueno hacerle un UPD a mamá”, le escribió Lucía a su hermana Guadalupe por WhatsApp, que enseguida se entusiasmó con la iniciativa e inmediatamente contaron con la ayuda de Camila, una sus cuñadas (la esposa de Matías).

“No lo dudamos. Se lo merecía más que nadie”, enfatizó Guadalupe, quien tuvo la difícil tarea de buscar fotos de la infancia sin que Felicitas se diera cuenta: “Mi mamá está todo el día en la casa, y las que necesitábamos estaban en el living. Sacar las fotos de los álbumes sin que nos viera revolviendo era como una misión imposible, pero lo logramos”.

Felicitas posa junto a la línea de tiempo con fotos que le armaron sus hijos, donde le recuerdan que la escolarización del primero fue en 1992

Una vez superado ese obstáculo, el martes por la tarde las chicas fueron al supermercado a comprar lo que faltaba: cartulinas, plasticola, banderines, silbatos, papel glacé, goma eva brillante y un cañón confeti para sorprenderla.

Antes de que Justo partiera a la celebración de su “UPD” con los compañeros de colegio, los hermanos se reunieron en la casa de Lucía, por la noche.

“Lucía, que vive a la vuelta de la casa de mi mamá, la llamó y le dijo: ‘¿Podés venir un segundito?’. No hubo explicaciones”, recordó Guadalupe. Y su mamá, como siempre, acudió sin dudarlo y mucho menos sin imaginarse lo que la aguardaba del otro lado de la puerta. “No se la vio venir. Uno se espera que ocurra una despedida cuando hace un viaje, pero jamás algo así. Se reía, no podía creerlo”, describió.

En el video, su cara lo decía todo: una mezcla de alegría, incredulidad y nostalgia. Porque cada foto en la línea de tiempo no era solo un recuerdo. Era una prueba de su compromiso en la crianza de sus ocho hijos y del largo sacrificio que hizo hasta el día de hoy.

Felicitas posa junto a sus hijos Matías, Martín, Lucía y Guadalupe; y sus nietos Estanislao, Francisca y Dominga

Como el “UPD” es una celebración relativamente moderna, Felicitas se enteró de su existencia 8 años atrás cuando fue el egreso de Guadalupe. “Mi promoción fue la primera en hacer un UPD en Quemú Quemú. Fue algo tranqui, nos quedamos despiertos toda la noche, escuchamos música, tomamos algo”, recordó la joven, quien remarcó que su madre nunca les prohibió nada y siempre les pidió responsabilidad en sus actos. “No es una madre estricta, pero sí firme, con convicciones”, agregó.

El video del homenaje, que llegó a casi medio millón de reproducciones, sorprendió tanto a la madre como a los hermanos. “Lo subí a Tik Tok porque era un lindo recuerdo para nosotros. Nunca imaginamos que tanta gente se iba a emocionar con la historia de mi mamá”, admitió Guadalupe.

Las reacciones fueron inmediatas y muchos usuarios contaron que se emocionaron hasta las lágrimas con la filmación. “Es lo más original que llegue a ver en esta vida”, comentó una de sus seguidoras. Mientras que otra acotó: “Yo tengo un solo hijo y re pienso hacerme un UPD de primaria y secundaria JAJAJAJAJAJAJA ME LO MEREZCO”,

A pesar de este cierre de ciclo, los hijos de Felicitas son conscientes de que su rol aún no terminó. “Mis sobrinos van todos los días a almorzar con ella después del jardín”, ejemplificó Guadalupe. “Cuando hay que buscarlos, los busca. Y si necesitan algo, también está para ellos”, remarcó al hacer alusión a que la homenajeada tiene 12 nietos.

“Ella nunca se quejó. Nunca dijo ‘qué cansancio’, nunca pensó en sí misma antes que en nosotros. Siempre nos priorizó por encima de todo. Por eso, este UPD no fue solo un homenaje, fue un agradecimiento”, concluyó Guadalupe.