Un nuevo hecho de inseguridad rural conmovió a todos los productores del partido bonaerense de Salto. En la noche del 27 de enero pasado, un grupo organizado de delincuentes ingresó al establecimiento agropecuario de Horacio Aguilar, ubicado en la intersección del acceso al paraje El Crisol y el denominado callejón de Tacuarí y le robaron en total 33 vacunos por un valor de más de $30 millones. Tras el hecho decidió vender el ganado que le quedó y alquilar el establecimiento

El hecho ocurrió cuando Aguilar y Rosa, su mujer, se encontraban de vacaciones en Mar del Plata, cuando una vecina lo alertó de que había vacas de su propiedad pastoreando soja en un lote vecino. Enseguida, Aguilar entendió que algo raro había ocurrido porque el alambrado que dividía ambos establecimientos estaba recién hecho. Ahí nomás suspendieron su descanso y se dirigieron al campo.

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Cuando llegaron encontró los alambrados cortados y, al hacer el recuento en la manga, el faltante fue muy importante. Entre el lote, un toro puro de la raza Limousin, un novillo de 600 kilos que Rosa lo había criado de guacho, una vaca de 600 kilos y el resto eran novillitos y vaquillonas de entre 250 y 280 kilos.

Al hacer el recuento en la manga, el faltante fue muy importante. Entre el lote, un toro puro de la raza Limousin, un novillo de 600 kilos que Rosa lo había criado de guacho, una vaca de 600 kilos y el resto eran novillitos y vaquillonas de entre 250 y 280 kilos

“Yo vivo en San Miguel, Buenos Aires, y voy seguido al campo. Pero ahora que iba a estar unos días de vacaciones le dije a mi sobrino que, con el calor que hacía y está todo seco, se quede ahí y recorra las aguadas y los potreros. Estuvo miércoles y jueves y ese día a la mediodía se volvió para San Miguel. Pero el lunes de la semana pasada, una vecina me avisó que las vacas mías estaban en la soja del vecino y supe que la cosa no estaba bien y nos fuimos para el campo”, relató a LA NACION.

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En su establecimiento de 159 hectáreas, Aguilar tenía unos 140 animales y en un rato perdió cerca de un 25% de todo su rodeo. “El alambrado estaba cortado porque no los cargaron en mi campo sino que los llevaron hasta una tapera cercana y allí habrán improvisado unos corrales y un cargador y se llevaron todos en un camión con total impunidad”, detalló.

“Tras el conteo, nos faltaron al menos 33 animales, entre ellos uno de los dos toros puros Limousin que tenía. No quise hacer el cálculo para no amargarme más, pero deben ser con los precios de ahora más de $25 millones que me llevaron en un ratito”, agregó. Luego, Aguilar y su mujer se dirigieron a la Patrulla Rural para y hacer la denuncia correspondiente y después de varias horas los efectivos le tomaron la declaración.

La productora Rosa junto al novillo que crió de guacho y que antes de ser robado tenía 600 kilos

Tras conocerse la noticia, la presidenta de la Asociación de Productores Agropecuarios de Salto (APAS), Alicia Andrioli, se solidarizó con el productor damnificado y encendió las alarmas en los productores de la zona. “Nos agarró de sorpresa por la magnitud del robo, porque en Salto es común, lamentablemente, el robo o carneada en el propio campo de uno o dos animales, incluso llegaron a llevarse siete, pero 33 animales en una noche es un hecho que puso en alerta a los productores. El valor de este robo ha sido millonario y lo más grave es que hubo una organización detrás con una inteligencia previa”, indicó.

Según contó, la policía rural patrulla “lo que puede”, porque la queja de siempre es que en verano se llevan los efectivos para el Operativo Sol, no queda personal disponible, entonces las rondas son mucho más espaciadas. También hay casos en que no han respondido a los llamados cuando hay vehículos sospechosos por los caminos rurales.

“Hay muchos hechos de inseguridad rural y se debe estar atento, sobre todo que, por más que sea un solo animal que faenan, hay que denunciar e insistir en que le tomen la denuncia porque muchas veces la policía es reacia a hacerlo cuando son pocos animales. Son muchos los productores que prefieren no hacerlo porque saben que no se llega a nada. Pero así no podemos tener una verdadera estadística de los robos en la zona”, aseguró.

“Ahora estamos viendo cómo nos podemos organizar para hacer frente a esta inseguridad porque este hecho puede llevar a que después las personas estén armadas, se enfrenten con los delincuentes, y pase cualquier cosa. Mañana tenemos reunión con el municipio y teníamos una reunión con el comisario de la patrulla, pero se canceló. Debemos idear algún sistema de prevención en conjunto con algún foro de seguridad rural para que esto no vuelva a suceder”, enfatizó la dirigente.

Luego del robo y con 77 años, a Aguilar le quedó una profunda tristeza y angustia que no tiene retorno. Así lo entendió y decidió vender el total de vacas que le quedaron y poner en alquiler su campo.

“Tengo mucha desazón, por eso estoy decidido a vender las 108 que quedan y alquilo todo. Ya no quiero seguir renegando. Rosa crio ese ternero que ahora tenía 600 kilos que era como una mascota para ella y se lo llevaron en un rato. Trabajábamos muy felices, pero esto nos generó una decepción enorme. Queremos vivir y estar tranquilos y eso ahora ya no es posible, es cada vez peor”, finalizó.