La brutalidad del crimen de Jennifer Campos conmovió al país el verano pasado. La chica, de solo 13 años, recibió un disparo en el pecho cuando tres delincuentes protagonizaron una entradera en la casa donde estaba junto a sus padres.
A poco más de un año del asesinato, arrestaron en Paraguay a uno de los implicados en el crimen de la chica que vivía en Virrey del Pino, partido de La Matanza y una de las zonas más calientes en materia de inseguridad.
En las últimas horas, se informó que la Policía de Paraguay, en un operativo conjunto con agentes de la Dirección de Investigaciones de La Matanza (DDI), detuvo a Germán Sergio Atienza Benítez, conocido como “Anteojito” y uno de los tres delincuentes que participó de la fatal entradera.
El crimen tuvo lugar cuando tres delincuentes irrumpieron en la vivienda de la joven con intenciones de robar. Durante el asalto, Jennifer recibió un disparo en el pecho que le provocó la muerte, mientras su familia quedó marcada por la tragedia. Desde entonces, “Anteojito” era intensamente buscado, con una alerta roja de Interpol que finalmente permitió localizarlo en San Juan del Paraná, Itapúa, Paraguay.
Según fuentes policiales, el acusado utilizaba una identidad falsa y se ganaba la vida transportando encomiendas. Los investigadores siguieron sus movimientos de manera discreta hasta confirmar su ubicación. Con la autorización judicial correspondiente, se ejecutó su arresto, y en las próximas horas será trasladado a la DDI La Matanza para ser indagado por la fiscal Andrea Palin, de la Fiscalía 9.
Además del homicidio, Atienza Benítez enfrenta imputaciones por robo agravado con arma de fuego, cometido en banda y bajo la modalidad conocida como “entradera”, en el marco de una asociación ilícita. Por estos delitos, podría recibir una condena de hasta 25 años de prisión.
Una zona castigada por la inseguridad
Horas después del crimen, en una recorrida por la zona que hizo LA NACION, y confirmó que a Jennifer la habían matado al mismo tiempo que, en otra zona del partido de La Matanza, en la rotonda de San Justo, familiares de las cinco víctimas y los siete heridos de la denominada masacre de González Catán marchaban para reclamar justicia por los cinco vecinos asesinados.
Jennifer y sus padres, Ruth y Franz, ambos de nacionalidad boliviana –al igual que las víctimas de la masacre en la toma de González Catán que había ocurrido los días previos– fueron asaltados en la casa situada junto al corralón familiar del barrio El Fortín, situado en el radio de 60 cuadras de Virrey del Pino, donde, en cinco años, asesinaron a tres choferes de colectivos: Leandro Alcaraz, Pablo Flores y Daniel Barrientos.
Para llegar a la casa situada en Machado y Concordia, donde Jennifer, que iba a la escuela y amaba practicar taekwondo, recibió un tiro en el pecho en medio del asalto, hay que recorrer más de quince cuadras por la calle Río de La Plata, que cruza la ruta 3 a la altura del kilómetro 38. Las últimas cinco cuadras son de tierra y pozos. La vivienda y corralón de los padres de la víctima está a 600 metros del río Matanza.
En esa lonja que va desde el kilómetro 41 hasta el 35 de la ruta 3, de un lado, y el río, del otro, se levanta una serie de barrios, como El Sol, La Palangana, Oro Verde, Esperanza, Vernazza y San Pedro, también mataron a Esteban Bellido, un vecino que trabajaba en una distribuidora de gaseosas y fue asesinado el 31 de octubre de 2022 cuando reclamaba a la policía que desalojaran a una banda narco que se había instalado en la zona.
Sin patrullaje
La desprotección que domina a los vecinos de La Matanza, en general, y de Virrey del Pino, en particular, quedó expuesta en el recorrido realizado por LA NACION por los 40 kilómetros que separan Lomas del Mirador de la escena del homicidio de la adolescente. Durante el trayecto, que incluyó el paso por Ciudad Evita, La Tablada, Laferrere, González Catán y Virrey del Pino, apenas se vieron cuatro patrulleros.
“Acá la policía viene cuando matan a alguien. Uno puede llamar al 911, pero tardan media hora en llegar o nunca mandan un móvil”, había explicado Isabel, una vecina de Jennifer, Franz Campos y Ruth Calle.
Otro detalle puso en evidencia la falta de prevención y la ausencia de policías que realicen patrullajes efectivos. El Peugeot 208 blanco usado por los asaltantes que participaron en el ataque contra la chica y su familia había sido robado seis días antes en La Matanza. Según fuentes de la investigación, durante esos seis días, los ladrones que se movilizaban en el 208 cometieron nueve asaltos como el que terminó con el homicidio de la menor.
La ausencia de policías, con móviles que solo recorren las avenidas principales, y de arcos lectores de patentes en la traza de la ruta 3 o en los accesos a los barrios, posibilitó que los agresores de Jennifer se movieran con toda impunidad.