Lisandro Martínez, uno de los nuevos líderes que escogió Ruben Amorim para apuntalar al plantel del Manchester United (REUTERS/Phil Noble)

El Manchester United inicia la nueva temporada con una fuerte intención de dejar atrás la crisis deportiva vivida el curso pasado. El club inglés, que terminó decimoquinto en la Premier League y perdió la final de la Europa League ante el Tottenham, destinó 153 millones de euros en fichajes y busca cerrar nuevas incorporaciones. Sin embargo, más allá de los refuerzos, la principal transformación llega de la mano del técnico Rubén Amorim, quien ejecutó una profunda reestructuración interna y estableció nuevos códigos en el vestuario.

La caída del United durante la temporada anterior activó todas las alarmas. El bajo rendimiento, sumado a la falta de cohesión interna, motivó a la dirigencia y al entrenador portugués a cambiar radicalmente el clima puertas adentro. Amorim, conocido por su perfil exigente y su capacidad para el manejo de grupos, actuó con firmeza desde el inicio del ciclo.

Entre las primeras medidas se produjo una limpieza profunda en el plantel (marginó a Alejandro Garnacho, Jadon Sancho, Antony and Tyrrell Malacia). Varios referentes, señalados por el bajo compromiso y el deterioro del ambiente, dejaron el club. Amorim buscó dar señales de autoridad para modificar la dinámica grupal y restaurar la disciplina. Su mensaje llegó claro al vestuario, como quedó reflejado en una reciente entrevista: “A veces cuando estás perdiendo, podrías pensar que deberíamos de cambiar un poco los estándares para que ellos estén conmigo. No lo hice, y ellos lo vieron. Ahora entienden que cuando digo algo, lo hago”.

El entrenador remarcó que su gestión busca tratar a los jugadores como adultos responsables, lejos de concesiones. “No trato a los jugadores como bebés. Pero ahora tienen reglas claras y eso puede cambiar la forma de entrenar. Siempre estoy en la cima. Si no entrenas bien, tengo imágenes para mostrarte y te las muestro delante de todos”, detalló el DT en diálogo con BBC.

La estructura de mando dentro del plantel también fue renovada. Se formó un nuevo grupo de liderazgo, integrado por seis futbolistas: el capitán Bruno Fernandes, Harry Maguire, Tom Heaton, Diogo Dalot, Lisandro Martínez y Noussair Mazraoui. Amorim explicó: “Para este año tengo más gente para hacerlo. Ahora tenemos un grupo de liderazgo. No solo es Bruno. No es solo Harry. Ahora somos seis. Son los responsables del grupo”. Según expresó Daily Mail, el entrenador les expresó: “Ustedes se encargarán de eso. Los pequeños problemas son responsabilidad de ustedes. Son responsables. Creo que todos estos pequeños cambios están ayudando al grupo”.

“Tenemos a Bruno, a Licha, a Harry, a Diogo, a Tom y a Nous. Así que no son solo los mayores. Nous está en el grupo porque es un personaje que me gusta. Intento comprender la dinámica del grupo y llegar a todos los espacios. Son los responsables de mantener a todos a raya”, añadió.

Este enfoque no solo pretende instaurar disciplina, sino también fomentar la autogestión y el sentido de pertenencia. La estrategia de Amorim se basa en una mayor comunicación, en la claridad de los roles dentro del grupo y en la confianza depositada en figuras de referencia que incidan tanto dentro como fuera del campo de juego.

La pretemporada sirvió como banco de pruebas para el nuevo esquema de convivencia: entrenamientos bajo estricta observación, grupos de trabajo definidos y responsabilidades compartidas. Los jugadores reconocieron la diferencia respecto al pasado reciente, donde las tensiones y ciertos privilegios desestabilizaron la convivencia. Por ejemplo, en los últimos días Luke Shaw manifestó que había un “ambiente tóxico” dentro del vestuario de los Diablos Rojos y respaldó la decisión del director técnico de marginar a algunas figuras del plantel.

Durante la misma entrevista, Ruben Amorim también tuvo una cruda reflexión sobre Alejandro Garnacho luego de relegarlo del primer equipo del Manchester United.

“Garnacho quiere algo diferente con un liderazgo diferente. Y lo entiendo. Así que creo que no es un problema. A veces te adaptas a un chico y conectas. Otras veces, buscas un nuevo reto. Así que intentamos que todo salga bien para todos: el club, el entrenador y los jugadores. Es algo natural en el fútbol”, declaró.