A partir del pasado domingo 20 de abril entraron en vigor nuevos horarios de primavera para el servicio de trenes de Chicago, con el objetivo de ofrecer mayor frecuencia, menores tiempos de espera y un servicio más confiable, especialmente durante los fines de semana. Esto es impulsado por la Autoridad de Tránsito de Chicago (CTA, por sus siglas en inglés).

La actualización forma parte del compromiso continuo del ente regulador por fortalecer su plantilla operativa y mejorar la experiencia del usuario a lo largo de 2025, en el que también se proyectan mejoras en las redes ferroviarias.

Las modificaciones en la Línea Azul

De acuerdo a Telemundo Chicago, por ejemplo, en el Ramal O’Hare se agregaron dos viajes adicionales entre semana. Seis los sábados y cinco los domingos, en días en los cuales la concurrencia se eleva.

El ramal Forest Park, por su parte, sumó 30 viajes más entre semana, 17 los sábados y dos los domingos. Además, los trenes semanales nocturnos (de 6:30 p.m. a medianoche) y los sábados (de 9:00 p.m. a medianoche) llegarán cada 7,5 minutos, en comparación con los 15 minutos actuales.

Parte de estas medidas se desarrollan por el aumento de pasajeros que tuvo la Línea Azul, a raíz del tráfico provocado por las obras en la autopista Kennedy.

La frecuencia será mayor en cada línea del sistema ferroviario (CTA)

¿Qué cambió en la Línea Amarilla?

Esta línea, llamada Skokie Swift, tiene una reanudación del servicio matutino que se sincroniza con la Línea Roja. Entonces, el primer tren hacia el norte sale de Howard a las 4:40 a.m y el servicio desde Dempster-Skokie hacia el sur comienza a las 4:55 a.m.

También, se eliminó la restricción temporal de velocidad, permitiendo a los trenes circular nuevamente a velocidades de hasta 88 kilómetros por hora, excepto en áreas como la estación Howard, donde continuará el límite de 56 kilómetros por hora por motivos de seguridad.

Otras reformas que se implementan

También se está llevando a cabo el Proyecto de Modernización Roja y Púrpura (RPM) Fase Uno, que es el proyecto de capital más grande en la historia de la CTA, y consiste en una nueva estructura de derivación justo al norte de la estación Belmont, una reconstrucción completa de las estaciones Lawrence, Argyle, Berwyn y Bryn Mawr y la instalación de un nuevo sistema de señalización entre Howard y Belmont.

Según lo que describió la CTA, este tipo de iniciativas ofrecen beneficios, como un servicio más eficiente y confiable, reducción de la congestión y estaciones más grandes y modernas con accesibilidad para personas con discapacidad (ADA).

Al mismo tiempo, desarrollan una proyecto de modernización (CTA)

También presentan desafíos únicos debido a su larga duración y complejidad. Se adoptó un enfoque consciente para la construcción y con colaboración permanente con cada una de las comunidades y sus líderes para minimizar los impactos negativos.