El macabro hallazgo de un cuerpo en avanzado estado de descomposición dentro de un ropero sellado con cemento, en un departamento de la ciudad de Córdoba, sumó un nuevo e inquietante capítulo: Jorge Javier Grasso, hermano del ex policía Gustavo Grasso– principal sospechoso en la investigación-, fue filmado por vecinos del edificio mientras los espiaba a través de las cerraduras.
En las imágenes se ve cómo el hombre se acerca a la puerta de uno de sus vecinos del edificio ubicado sobre la avenida Colón al 600 y trata de mirar lo hay en el interior del departamento, a solo centímetros de distancia. En el video que ilustra esta nota se ve el ojo de Jorge Grasso en primero plano.
El presunto espionaje se llevó a cabo en un edificio distinto al lugar en el que fue encontrado el cuerpo el fin de semana pasado, aunque no deja de llamar la atención la conducta que mantuvo Grasso, de acuerdo con lo que se observa en la filmación.
“Vivía en el noveno piso y se llevaba pésimo con todos. Atormentaba a los vecinos, maltrataba a las chicas que limpiaban y a los de administración”, relató un vecino del complejo, en diálogo con El Doce.
La mira está puesta en los hermanos Grasso desde el sábado pasado, cuando dos albañiles que trabajaban en la refacción de un edificio ubicado sobre la calle Buenos Aires al 300, en pleno centro de Córdoba capital, hallaron el cadáver en un avanzado estado descomposición.
La estructura se hallaba en una habitación oculta detrás de una puerta tapiada con listones de madera. Al derribarla, los obreros detectaron un olor nauseabundo que los llevó a revisar el mueble. Al abrirlo, encontraron el cuerpo envuelto en mantas, atado con cables y en posición sentada.
El departamento en el que se realizó el hallazgo —el 3°B del edificio— era alquilado por Horacio Antonio Grasso, un ex agente de la Policía de Córdoba con antecedentes penales: en 2007 fue condenado por el homicidio de un niño de seis años, Facundo Novillo Cancinos, en Salta.
Los primeros estudios forenses indican que el cuerpo presenta un nivel avanzado de descomposición, lo que impide identificar con certeza el sexo o la edad de la persona fallecida. Sin embargo, los investigadores manejan la hipótesis de que se trataría de una mujer.
Esta presunción se debe a un análisis inicial de la mandíbula, la morfología del esqueleto y por cabellos hallados, además de algunas ropas encontradas. Según informó La Voz, el cadáver no contaba con prendas íntimas.
De acuerdo con los peritos, el cuerpo podría llevar al menos dos años oculto en ese placard, aunque esa estimación deberá ser corroborada mediante estudios tanatológicos y cotejos con denuncias de personas desaparecidas en ese período. No se encontraron documentos, objetos personales ni señales visibles que permitieran identificar rápidamente a la víctima.
En el momento del hallazgo, Horacio no se encontraba en el departamento: había sido trasladado días antes al penal de Bouwer por incumplir las condiciones de su prisión domiciliaria, que cumplía con tobillera electrónica. Hasta el momento no fue imputado en esta nueva causa, aunque su situación procesal está bajo análisis.
La fiscalía a cargo de la investigación —Fiscalía de Instrucción de Distrito N° 1, subrogada por Florencia Espósito— indagará si Grasso conocía la existencia del cuerpo en su domicilio o si participó, directa o indirectamente, en su ocultamiento.
Un dato relevante para los investigadores es que los trabajos de remodelación del departamento habían sido encargados por Jorge Grasso. Fue el encargado de la obra, quien informó a la policía que había sido contratado por él para llevar a cabo reformas en la vivienda.
Las sospechas, además, se centran en sí el crimen fue cometido por el ex policía, o si el cuerpo fue llevado al lugar posteriormente con su conocimiento o complicidad.
A su vez, la fiscalía trabaja en el relevamiento de denuncias por desapariciones en los últimos años en Córdoba y otras jurisdicciones. También se analiza la posibilidad de que el crimen se haya cometido en otro lugar y el cuerpo fuera trasladado al departamento. Pericias sobre la estructura de cemento, las mantas y los cables hallados en el ropero también podrían aportar pistas clave.
Quién es Jorge Grasso
El hermano del ex policía también acumula un pasado conflictivo y judicializado. Durante su residencia en un edificio de calle Colón, protagonizó múltiples episodios de violencia vecinal y fue denunciado en reiteradas oportunidades por causar daños e inundaciones en otras unidades.
A raíz de estos hechos, varios habitantes del edificio instalaron cámaras de seguridad para registrar sus movimientos y protegerse. “Tuvo numerosas caídas a Tribunales II”, señalaron fuentes judiciales a La Voz, quienes agregaron que debió recurrir a distintos abogados en distintas causas.
También vivió en Paraguay. Allí, a fines de 2024, fue detenido en Ciudad del Este acusado de haber participado en un robo millonario a un shopping. A raíz de ese episodio, fue extraditado a la Argentina, aunque no se precisó si quedó imputado formalmente en esa causa ni cuál fue su situación procesal posterior.
Aunque por ahora no está imputado, su participación en la contratación de los trabajadores que accedieron al lugar donde se ocultaba el cuerpo está bajo análisis. La fiscal Espósito evalúa si existió algún grado de conocimiento previo o si el hallazgo fue totalmente fortuito.
El departamento del horror
Según detalló El Doce, en el balcón del departamento de la calle Buenos Aires se observaron una estructura de madera que sería de una cama y bolsas negras. En el interior aparecieron objetos que denotan un notable estado de abandono: un parlante, una silla y otros elementos como puertas, papeles y tuppers con cubiertos en el interior.
También se vieron en las imágenes, que publicó el medio, moscas y gusanos cerca de un balde e impregnados en techos y paredes.
También hay cables colgando, revoques salidos y los pisos se muestran sucios. A priori, no era una vivienda apta para vivir con normalidad.
Los vecinos afirmaron que tanto el ex policía como sus perras tenían un olor nauseabundo que dejaba en los ascensores y el hall de ingreso cuando salía. Afirmaron que tanto él como sus perras tenían un olor nauseabundo que dejaba en los ascensores y el hall de ingreso cuando salía.