Brasil, el gigante Latinoamericano y la octava economía más importante del mundo que ha ejercido institucionalmente una política exterior para favorecer sus intereses nacionales, ha sido posicionado por Luiz Inácio Lula da Silva como parte de los regímenes que sostienen dictaduras, justifican violaciones de derechos humanos y agresiones contra la paz, respaldan el terrorismo e incumplen sus obligaciones internacionales. Brasil está pasando de líder latinoamericano a vasallo de las dictaduras.
Los principios de las relaciones internacionales de Brasil están establecidos por el articulo 4 de su Constitución que manda: “La República Federativa de Brasil se rige en sus relaciones internacionales por los siguientes principios: I.- independencia nacional; II.-prevalencia de los derechos humanos; III.-autodeterminación de los pueblos; IV.- No intervención; V.- igualdad entre los Estados; VI.- defensa de la paz; VII.- solución pacífica de los conflictos; VIII.- repudio del terrorismo y del racismo; IX.- cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad; X.- concesión de asilo político”.
Por ese mandato constitucional, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil o “Itamaratí” era una institución de la democracia con una visión nacional, hasta la llegada de Lula da Silva al poder. La destrucción de una política exterior brasilera para transformarla en parte del socialismo del siglo 21 liderado por la dictadura de Cuba comenzó en la presidencia de 2003 a 2010 y viola la Constitución de Brasil.
El periplo de Lula desde la cárcel a su tercera presidencia iniciada el 1 de enero 2023 parece marcar su radicalización y absoluto desenfado en el rumbo de la política exterior e interna que impone desde entonces a Brasil. Su abierto apoyo a la dictadura de Cuba y sus dictaduras satélites de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, el sostenimiento de organismos multilaterales creados para debilitar el sistema democrático e internacional, sus posturas con las dictaduras de China, Rusia e Irán, la exacerbación de la narrativa antiimperialista, lo señalan como un extremista radicalizado.
Vale la pena reiterar que Lula es el único fundador vivo del socialismo del siglo 21 que organizaron con Hugo Chávez y Fidel Castro. Desde enero 2023 reabrió “relaciones completas” con las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua; en mayo de 2023 recibió al dictador Maduro para rehabilitarlo en la Cumbre de Presidentes Sudamericanos que el mismo articuló; en julio de 2023 impulsó la Cumbre Unión Europea-Celac en apoyo a las dictaduras; en 2024 viajó a Bolivia para “fortalecer” el régimen; defiende el “derecho” de los Brics para sustituir el dólar como moneda de referencia y más.
La política exterior de Lula ha llevado a Brasil a apoyar a Rusia en la invasión a Ucrania mostrándose como incondicional de Rusia con su visita a la celebración en del 80º aniversario del denominado Dia de la Victoria soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. En la defensa de Israel contra el terrorismo y el conflicto en Gaza respalda abiertamente la posición terrorista asumiendo la más radicalizada narrativa antiisraelí.
Lula ha realizado cuatro visitas de Estado a China y luego de mayo de este año ha resaltado la expansión de la asociación de Brasil con China firmando 20 convenios, adoptando 17 acuerdos de cooperación en varias áreas, buscando “amarar” a Brasil para los próximos 50 años.
Como jefe de las relaciones internacionales de Brasil apoya a nombre de su país a la dictadura de Irán. En la Cumbre del G-7 de Canadá condenó en solitario el ataque de Israel a Irán “sin criticar de modo alguno al régimen iraní, en clara antítesis con el comunicado final de los países el grupo”. Como anfitrión de la reunión del Brics en Rio de Janeiro acaba de promover el “respaldo a Irán y Rusia y críticas a los aranceles de Estados Unidos”, pero “nunca ha condenado los bombardeos rusos contra civiles en Ucrania”.
En las Américas sostiene a la dictadura de Cuba con la ampliación de “cooperación bilateral” que incluye la reinstalación del sistema de médicos y personal esclavo que con diversos sofismas produce millones para el sostenimiento de la violacion de derechos humanos contra el pueblo cubano. Ha respaldado la usurpación de las elecciones del 28 de julio 2024 por parte de la dictadura castrochavista de Maduro en Venezuela y la comisión de terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad. Ha usado el poder diplomático de Brasil en la OEA para proteger a la dictadura de Nicaragua.
Brasil por su importancia económica, geopolítica y tecnológica es hoy -sin duda- el principal país “para dictatorial” de las Américas. Un país con democracia que está controlado por un gobierno que debe su instalación al sistema de las dictaduras de crimen organizado trasnacional del socialismo del siglo 21 y que sirve al sostenimiento e impunidad de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
En el contexto global, Lula ha colocado a Brasil en el grupo de países de las dictaduras que atacan a las democracias, sometiendo la otrora política exterior brasilera a la condición de vasallo de los intereses antidemocráticos que violan la paz y seguridad internacionales.
*Abogado y Politólogo. Director del Interammerican Institute for Democracy
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