Jorge Luis Borges trabajó muchos años en los medios.

Es el año 1921 y Buenos Aires se ve empapelada por unas hojas extrañas, que llevan el título de “Prisma”. Unos cuantos jóvenes han estado pegándolos. Uno, lo sabemos hoy, se llama Jorge Luis Borges y es, también, redactor de eso que conocemos como “periódico mural”. Traía poemas breves, ilustraciones, proclamas. “Un cartelón que ni las paredes leyeron”, definiría Borges mucho después. Se trataba de literatura, pero se trataba también de ser leído. Borges dijo que eligieron ese formato porque no tenían plata para publicar una revista. Pero Prisma se pone ahí, en la calle, a la vista de todos. Encontrar un público, podría pensarse. O inventarlo.

Borges y el periodismo. Borges y el periodismo. ¿Fue Borges periodista alguna vez? ¿Fue un periodista cultural que, como nosotros, hacía reseñas, noticias, necrológicas?

Lo primero que diría, aunque muchos años participó y trabajó en medios, es que no. O bueno, que Borges hizo mucho de lo que hacemos los periodistas pero hizo Borges en cada nota. Me parece.

Vamos a ver: en El factor Borges”, Alan Pauls dice que “gran parte de la obra de Borges fue originalmente publicada en medios gráficos (diarios, suplementos culturales, revistas de interés general, publicaciones literarias), en un contexto de fugacidad, de normas y convenciones socioculturales que tenían muy poco que ver con ese limbo idílico llamado ‘libro’. El Borges escritor, el Borges culto, […] fue básicamente alguien que se pasó una respetable cantidad de años escribiendo en redacciones tumultuosas, con plazos perentorios, contra reloj, y alguien cuyos textos, a menudo tachados de herméticos, compartían la misma página de revista con avisos de corpiños, otro de pasta dental y con algún artículo particularmente útil para la dueña de casa.”

En el mismo sentido, Sylvia Saítta afirma: “Borges hizo del periodismo cultural y los medios masivos el primer ámbito de circulación de su literatura, en los que encontró tanto uno de los principales escenarios de constitución de su figura de escritor y de lector, de la polémica estética y el debate ideológico, así como también una manera de ganarse la vida».

Dice también: “Desde los años 20 y hasta su muerte, Borges publicó poemas, cuentos y ensayos en diarios masivos y publicaciones periódicas; fue entrevistado por la prensa escrita y en programas de radio y, después, por televisión; dirigió revistas y suplementos culturales; participó como jurado de concursos promovidos por diarios, editoriales y revistas comerciales; escribió guiones de cine, posó para los fotógrafos, firmó autógrafos, participó en ferias del libro y eventos públicos.

Saítta cita a Juan José Saer para agregar otra mirada. ¿Influyeron los medios en Borges? Escribe la académica: “Juan José Saer da un paso más cuando, refiriéndose a las reseñas y biografías sintéticas de Borges publicadas en El Hogar, afirma que fue ‘gracias a las obligaciones didácticas de esos artículos periodísticos que el barroquismo un poco decorativo de su prosa juvenil adquiere la sencillez y la precisión incomparable de los grandes textos de las dos décadas venideras’”.

Borges colaoboró en la revista femenina

A Prisma le sigue Proa, que publica el mismo grupo: Jorge luis y Norah Borges, Guillermo Juan, Eduardo González Lanuza y Guillermo de Torre.

No termina ahí: en 1924 Proa tendrá una segunda etapa, ahora con Ricardo Güiraldes, Alfredo Brandán Caraffa y Pablo Rojas Paz. Quieren abrir la discusión, recoger otras estéticas. Seguimos hablando de literatura.

Como explica Beatriz Sarlo en Una modernidad periférica, algo ha pasado en los últimos años en Buenos Aires y ese algo es una modernización acelerada. La aldea se ha vuelto ciudad, las relaciones, hasta algún punto son anónimas. Los medios de comunicación son una forma de conexión. Crece la alfabetización, hay más lectores, los periódicos llegan a las capas medias.

El grupo de

Y en 1924 aparece también la segunda etapa de “Martìn Fierro”,una revista que trata de romper todo, que plantea: “Si usted juzga que colaborar con los grandes diarios supone talento, no lea Martìn Fierro. Si usted cree que los senadores y diputados son personas útliles a la naciòn, no lea Martìn Fierro”.

Perdón la digresión, me aparté un poco de Borges pero esa experiencia vanguardista, estética, burlona y, quieran o no, política, me hacen pensar en él. Borges forma parte de este grupo con poemas, ensayos, prólogos, reseñas. Saítta señala que, más tarde, Borges se distancia de esta revista. Pero más que esto me importa mostrar lo que dije al principio; cómo Borges va a haciéndose Borges también en los medios. Miren este párrafo.

“De cierto genovés (que para congraciarse con Paco Luis, nació a medias en la Coruña) dicen que descubrió el continente. Se ha exagerado mucho la cosa. Carriego descubrió los conventillos, Bartolomé Galíndez el Rosedal, yo las esquinas de Palermo con instalación de puesta de sol, Lanuza cualquier pájaro”. ¿Se imaginan de qué se trata? Es una nota de Borges, en Martín Fierro, sobre Ramón Gómez de la Serna. Es julio de 1925.

Leo un poco más:

“Por él sabremos que Santos Vega no ha muerto, pero que está tan lejos, tan hundido en la incansabilidad de la pampa, que el rumor de su guitarrero llega a nosotros disfrazado de brisa y pone ansiosas y carnales las noches. Por él sabremos que ese resplandor en las tardes no es la puesta del sol, sino las crines rojas de Nora Lange, que vive en el oeste. Por él sabremos el influjo del organito en el acriollamiento y en el canto de los gorriones gringos. Por él sabremos que la Cruz del Sur no es otra cosa que un velorio pobre, de barrio. (Él te dirá el milagro que habrá visto tu novia para tener los ojos tan lindos)”

No se lo pierdan, un texto hermoso. Leo el final: “Por él sabremos que volverá a la presidencia Yrigoyen, pues tiene la complicidad no solamente de los hombres, sino también de las cosas de Buenos Aires: de los zaguanes, de las verjas, de las camas donde se engendra, del patio. Todo eso y mucho más ha de revelarnos Ramón, el hombre de los ojos radiográficos y titánicos, sólo asemejables a los que tuvo ese otro develador de esta América: don Juan Manuel de Rosas.”

¿Se escucha a Borges?

Entre 1921 y 1930, lo dice él, Borges fundó tres revistas y colaboró, cito, “para una docena de publicaciones periódicas, entre ellas La Prensa, Nosotros, Inicial, Criterio y Síntesis”.

La revista

En febrero de 1926 es parte del suplemento cultural del diario La Prensa. En 1933 dirige el de Crítica. Entre 1936 y 1939 es responsable de sección “Libros y autores extranjeros” de la revista El Hogar: una revista dirigida al público femenino.

Pero sigo a Saítta en la idea de que es en Crítica, en su suplemento Revista Multicolor de los sábados, donde Borges hace su experiencia más novedosa. Porque Crítica no es La Nación, es un diario sensacionalista y popular.

Y, claro, desde 1931 y hasta 1970 Borges publicó cuentos, ensayos y poemas en Sur. Unos 170 textos. De nuevo, ahí Borges despliega su forma de razonar y su programa literario..

Un ejemplo: en un artículo los cien años de Mark Twain -qué trabajo de periodista cultural, las efemérides- Borges dice: “Mark Twain compuso Huckleberry Finn en colaboración con el Mississippi, río americano y barroso. Deplorar esa divina colaboración, hablar de frustraciones y represiones, es como lamentar que la provincia de Buenos Aires falseó de tal manera el genio de Hernández que este redactó el Martín Fierro.

O, sobre Don Segundo Sombra: “Don Segundo es, como el undécimo libro de la Odisea, una evocación ritual de los muertos, una necromancia” (…) “Percibido ese carácter fantástico, se ve lo improcedente de la comparación habitual de Don Segundo Sombra con Martín Fierro, con Paulino Lucero, con Santos Vega o con otros gauchos de la literatura o la tradición; Don Segundo ha sido esos gauchos o es, de algún modo, su tardío arquetipo, su idea platónica.”

Revisando estas páginas encontré, también, que Borges firma, con muchos otros, una carta contra la prohibición de Lolita, la novela de Vladimir Nabokov sobre una relación entre un hombre adulto y una nena de 12 años. Pero, también, la respuesta que da Borges a una encuesta de Sur sobre el tema. “No he leído el volumen de Nabokov y no pienso leerlo, ya que la longitud del género novelesco no condice ni con la oscuridad de mis ojos ni con la brevedad de la vida humana”.

Más Borges no se consigue.

*Este texto fue leído orignalmente durante el Festival Borges 2025.