Franja de Gaza. 11 de diciembre de 2025. REUTERS/Mahmoud Issa

Bolivia votó en contra de una resolución de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mediante la cual la mayoría de los países respaldan lo que dijo la Corte Internacional de Justicia: que Israel tiene la obligación de permitir y facilitar el trabajo de las agencias de la ONU en los territorios palestinos ocupados. Estas agencias se encargan, entre otras cosas, de llevar ayuda humanitaria, alimentos, atención médica y protección a la población civil.

En la votación del proyecto, 139 países apoyaron la resolución, hubo 19 abstenciones y 12 votos en contra, entre los que figuran, además de Bolivia, Argentina, Estados Unidos, Israel y Hungría.

El giro en el posicionamiento de Bolivia respecto a la ofensiva en Gaza coincide con el reinicio de relaciones diplomáticas con Israel tras la posesión del presidente Rodrigo Paz y el cambio de rumbo en la política exterior del país.

La Asamblea General de la ONU respaldó el fallo de la Corte Internacional de Justicia para que Israel permita el ingreso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.

Funcionarios del Gobierno de Benjamin Netanyahu participaron en el acto de investidura de Paz con quien luego sostuvieron una reunión en el Palacio de Gobierno. El encuentro, anunciado públicamente tres días después por el gobierno israelí, marcó el inicio del restablecimiento de las relaciones, que fue consolidado el 9 de noviembre en Washington (EEUU) por los cancilleres de ambos países, Fernando Aramayo y Gideon Sa’ar, mediante la firma de un acuerdo.

Ambos países no tenían relaciones desde 2009, salvo un periodo entre 2019 y 2023. El Gobierno de Evo Morales (2006-2019) rompió con Israel en 2009 en rechazo a la operación militar en Gaza, que calificó como genocidio” contra el pueblo palestino.

Tras la caída del gobierno de Morales y la asunción de la presidenta interina Jeanine Añez en 2019, las relaciones internacionales de Bolivia dieron un giro respecto a la política exterior de la década anterior. La entonces canciller Karen Longaric consideró que la posición de Bolivia estaba “altamente ideologizada” y se anunció el restablecimiento de relaciones con Israel.

El vínculo se volvió a romper en octubre de 2023 durante la administración de Luis Arce (2020-2025), quien justificó la decisión al considerar “agresiva y desproporcionada” la ofensiva militar contra la Franja de Gaza, en línea con el posicionamiento que ha tenido la gran mayoría de los países frente a este conflicto en tribunas, precisamente, como la Asamblea General de las Naciones Unidas donde hace unos días el país cambió de postura.

Los ministros de Exteriores de Bolivia, Fernando Aramayo (d), y de Israel, Gideon Sa'ar, se saludan durante la firma de un acuerdo en la residencia del embajador israelí en Washington (EE.UU.). EFE/ Octavio Guzmán

Tanto el acercamiento con Israel como la votación en contra de la resolución para obligar a ese país a colaborar con agencias de ayuda humanitaria han generado polémica en Bolivia. El Gobierno defiende el cambio de posición a la priorización de los intereses nacionales como el aumento de las exportaciones, el turismo, la transferencia tecnológica e intercambios académicos.

Para el analista en asuntos internacionales, Andrés Guzmán Escobar, la nueva línea es contradictoria con la posición histórica de Bolivia frente a la cuestión palestina, a favor de la cual el país incluso respaldó una demanda contra Israel en la Corte Internacional de Justicia que está vigente.

“Un cambio de gobierno puede generar modificación, pero este es un giro de 180 grados en un tema sensible de la agenda internacional”, afirmó a Infobae. Según el experto, puede haber influido el acercamiento con la administración de Donald Trump como una señal de alejamiento de Irán, que es un “enemigo y adversario muy claro” de Estados Unidos.