Boca estrenó camiseta, pero en esencia se pareció mucho al que cayó siete días atrás ante Newell’s y que dejó otra vez a Fernando Gago en el ojo de la tormenta. Aun así, con muy poquito le alcanzó para vencer a Barracas Central por 1-0 y subirse a la punta de la Zona A, al menos hasta que Tigre reciba a la Lepra en el cierre de la fecha 12 del Apertura.
Le bastó a Boca con el peso de la localía y con sumar más gente en el área; con tres delanteros netos como Giménez, Cavani y Zeballos; con Palacios manejando los hilos en tres cuartos, con Belmonte -como en Lanús- llegando a posición de gol y con los laterales bien subidos buscando una y otra vez algún testazo salvador. Por esa vía, con Blanco y Blondel lanzados en ataque, llegaron las chances más claras de un Boca sin tanto juego, pero con el fuego sagrado de sus hombres de ataque.
Barracas se paró bien atrás y procuró que Boca manejara la pelota lejos del arco de Ledesma. Pero no tuvo contra, apostó todas sus fichas a la pelota parada y en especial a la altura de Facundo Bruera, el más lungo de la cancha y de primera división. Entonces, Boca tuvo tiempo y espacio para crear, facilidad para mover la pelota y buscar siempre al mejor ubicado. Pero faltaron ideas, juego asociado, movilidad. Situaciones de gol.
Porque Blanco y Blondel fueron máquinas de lanzar centros desde los costados, pero la mayoría de los envíos encontraron bien posicionados a los zagueros del Guapo. Pero tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y Boca generó las más claras justamente con envíos del exCentral, que de a poco comienza a recuperar el nivel que lo convirtió en figura del equipo de Diego Martínez.
Lo mejor de la victoria de Boca
El primero devino en la gran polémica de la noche: tras un rechazo alto de Yonathan Rak, Cavani cortinó al arquero Ledesma y, tras un nuevo despeje del defensor, marcó de tijera para el 1 a 0. Pero el árbitro Echenique consideró infracción ese débil contacto del uruguayo y, con Claudio Tapia en un palco, anuló la acción sin siquiera recurrir al VAR. Si bien el delantero utiliza su codo izquierdo para obstaculizar la salida del 1, pareció más un roce de juego que un golpe artero contra el exguardameta de Gimnasia.
Por suerte para Echenique, Boca hizo justicia por mano propia en la acción siguiente al tanto anulado. Desde idéntica posición, Blanco lanzó su enésimo centro desde la izquierda, y Rodrigo Battaglia la empujó al borde del área chica ante la floja respuesta del arquero en cuestión. Un gol que trajo tranquilidad tanto dentro como fuera de la cancha, donde la impaciencia empezaba a sentirse cada vez más.
Gago tomó nota de la caída en Rosario y ajustó algunas piezas pensando en mejorar el equipo. La más llamativa fue el ingreso de Zeballos en lugar de Zenón, teniendo en cuenta que ni el presente del volante era tan flojo para salir, ni el del extremo tan bueno para entrar. Lo que sí fue un acierto fue la entrada del indultado Carlos Palacios en reemplazo de Alan Velasco. El chileno purgó su castigo por faltar al entrenamiento del lunes pasado y jugó los 90 minutos en un nivel aceptable, con buenas intervenciones en ataque y siendo muchas veces el más claro con la pelota en los pies. El exIndependiente, que falló el penal decisivo ante Alianza Lima, entró sobre el final y fue silbado por buena parte del público xeneize.
En el segundo tiempo, Boca mantuvo el ritmo cansino de la primera mitad, pero sufrió algunos embates de un Guapo necesitado de puntos, que pasó a defender con cuatro hombres y le disputó a Boca la tenencia en la mitad de la cancha. Hasta tuvo el empate en el botín diestro del Perrito Barrios, que recibió en la medialuna del área y remató tan pifiado que la pelota picó tres veces antes de salir por el fondo. Sin claridad, pero con mucha vergüenza deportiva, Barracas llevó el partido lejos de Ledesma y volcó el juego contra el arco de Marchesin, pero le faltó justeza en los metros finales.
La entrada de Zenón le dio otra dinámica al juego de Boca, que se plantó decididamente de contraataque y pudo ampliar la ventaja con otro gol anulado a Cavani, esta vez de manera inapelable, ya que Palacios había recibido de Merentiel en clara posición adelantada.
Alguna vez, Diego Martínez logró resistir nueve partidos sin triunfos de visitante a fuerza de una tremenda racha de victorias en casa. En esa misma sintonía parece haber entrado el Boca de Fernando Gago, que está invicto en la Bombonera y no precisa jugar bien para superar con cierta autoridad a la mayoría de sus rivales. Pese a quedar fuera de la Libertadores de local, el Xeneize alcanzó su décima victoria de local sobre 13 partidos con Pintita.
En el final, solo hubo tiempo para que la hinchada le cante el feliz cumpleaños al club (sopló 120 velitas el último sábado) y comience a calentar la previa contra River, el nuevo escollo que asoma en el horizonte. Es que si bien Boca logró cortarse en la punta del Apertura, el clásico del 27 de abril en el Monumental será un encuentro clave para un equipo que ganó sólo uno de los últimos cinco duelos con el Millonario. Pero primero vendrá Belgrano, después Estudiantes, y luego el cierre contra Tigre y Atlético Tucumán, para luego sí enfocarse en los playoffs.
Boca sumó tres puntos, pero sobre todo ganó tiempo para seguir buscando su identidad sin que la presión de los resultados vuelva a golpear su puerta. Ante un rival incómodo, hizo lo más difícil: abrir el partido jugando mal. Y luego lo manejó con la chapa. Una alegría chiquita, eso sí, para un Boca demasiado grande.