Hoy 24 de mayo, Rodrigo Bueno, conocido como El Potro, habría cumplido 52 años. A pesar de su trágica muerte en un accidente automovilístico en junio del 2000, su legado sigue vivo en la memoria colectiva. Y también en sus seres queridos, que apuntalaron su carrera y que lo extrañan cada día.
En un nuevo aniversario, Beatriz Olave, la madre del cantante, publicó un sentido mensaje en sus redes sociales. “Feliz cumpleaños donde estés mirando, te mandamos un beso grande», señaló la mujer, e involucró a su hijo en el festejo en tiempo presente contando una intimidad: “Vamos a partir la torta, que era una cosa que no te gustaba mucho, pero yo todos los años te la hago para vos para poder festejar tu cumpleaños”.
El deseo de Bety para el Potro es el mismo que el de la legión de fanáticos que quedó huérfana con su trágica partida: «Que donde estés, estés bien, estés feliz y nos sigas acompañando siempre con tu amor, con tu cariño y con tu música y la gente te siga escuchando como hasta el día de hoy. Muy feliz cumpleaños, Rodrigo de mi vida”, concluyó, mirando a cámara y con el aplauso de fondo de quienes la acompañaban.
Más allá de esa fecha particular, Beatriz mantiene viva la memoria de su hijo a través de emotivos homenajes en sus redes sociales. Además del video, subió una fotografía de su hijo en la histórica saga de los Luna Park, en los que lookeado como un boxeador, cautivó al público antes de convertirse en leyenda.
Este gesto se ha convertido en un ritual anual para Beatriz, quien, a pesar de la ausencia física de su hijo, encuentra consuelo en estas manifestaciones de cariño. El video, que rápidamente captó la atención de los seguidores de Beatriz, muestra no solo la torta, sino también el profundo vínculo que aún la une a su hijo.
Rodrigo Bueno, quien falleció trágicamente en el año 2000, dejó un legado musical que sigue resonando en el corazón de sus fanáticos. Su madre, a través de estos gestos, no solo mantiene viva su memoria, sino que también fortalece la conexión con aquellos que continúan celebrando la vida y obra del artista.
Bety encontró en estas acciones una forma de canalizar su amor y mantener presente la figura de su hijo. La torta, símbolo de celebración y recuerdo, se convirtió en un elemento central de este homenaje anual. En cada detalle, desde la elección de los ingredientes hasta la decoración final, Beatriz pone de manifiesto el cuidado y la dedicación que caracterizan su relación con Rodrigo.
Nacido en Córdoba en 1973, Rodrigo se convirtió en un ícono de la música popular argentina, especialmente en el género del cuarteto. Su carrera, marcada por una energía inigualable y una conexión especial con su público, lo llevó a la cima del éxito a finales de los años 90.
Desde su infancia, Rodrigo estuvo rodeado de música. Su padre, Alberto ‘Pichín’ Bueno, fue una figura influyente en la industria discográfica, mientras que su madre, Beatriz Olave, también componía canciones.
Estas influencias tempranas lo llevaron a grabar un disco de canciones infantiles a los cinco años. A los 12, decidió que quería dedicarse a la música, lo que lo llevó a colaborar con la banda Chébere y, posteriormente, a unirse a Manto Negro, donde comenzó a forjar su carrera profesional.
En 1987, Rodrigo lanzó su primer disco como solista, “La foto de tu cuerpo”, y al año siguiente presentó “Aprendiendo a vivir” en Buenos Aires, lo que marcó un punto de inflexión en su carrera.
En 1995 firmó con Sony Music para lanzar el álbum “Sabroso”. Sin embargo, un contrato con Magenta Discos en 1996 le otorgó solo el 1% de las regalías por ventas, un detalle que pasó por alto.
A lo largo de su carrera, Rodrigo experimentó con diversos géneros musicales, pero fue el cuarteto lo que lo catapultó a la fama nacional. Discos como “Lo mejor del amor” y “La leyenda continúa” consolidaron su éxito. En diciembre de 1999, lanzó “A 2000” y realizó tres shows con entradas agotadas en el teatro Astral.
Rodrigo también era conocido por su amor al fútbol, especialmente por el club Belgrano de Córdoba. Su primo, Juan Carlos Olave, fue arquero del equipo, y la cara de Rodrigo llegó a estar estampada en la camiseta del club. Su hermano, Ulises, recordó cómo Rodrigo vivía los partidos con una pasión desbordante.
En su vida personal, Rodrigo tuvo una relación significativa con Alejandra Romero, a quien conoció en 1999. Juntos compartieron momentos intensos y viajes, incluyendo un romántico viaje al sur de Argentina.
La noche de su muerte, Rodrigo había cenado con su hijo Ramiro y su exmujer Patricia Pacheco en un restaurante, tras la cena, se dirigieron al boliche Escándalo en City Bell, donde se unió a ellos Fernando Olmedo, quien también falleció en el accidente. La trágica pérdida de Rodrigo dejó un vacío en la música argentina, pero su legado perdura a través de su música y el recuerdo de sus fans.