Recibieron un pedido ineludible: tener vista al mar. Pero, para lograrlo, había algo significativo que sortear. Junto al terreno se alza un médano que puede alcanzar los 12 metros de altura y que funciona como barrera natural entre la ciudad de Reta y la costa. Con esa misión, los arquitectos Lucía Hollman y Agustín Moscato –socios del estudio Arquitectos Todo Terreno, AToT– desarrollaron un proyecto astuto y austero para construir esta particular casa de playa que recibiría al arquitecto Jorge Moscato y la artista plástica María Laura Forte Lay, padres de Agustín.
Una tipología adaptada al entorno
Para definir este desarrollo en el sur de la costa bonaerense, el Estudio aprovechó su década de experiencia, a lo largo de la que se especializó en la construcción en el Delta de Tigre y la utilización de las estructuras metálicas, así como la implantación en sitios únicos: “Siempre tuvimos un gran enfoque hacia hacer obras en el paisaje”, explican Hollman y Moscato. En este caso, el lugar fue oportunidad y desafío.
Todo hacia arriba
La casa tiene una base elevada de hormigón y luego fue construida con el sistema de still framing. “Elegimos la construcción en seco por su altura, para que fuera rápida y térmicamente confortable, y que evitara la oxidación, algo importante en esa zona”, explican.
Decidimos construir en altura por varias razones: por un lado, para superar el médano, que se mueve muchísimo, y así evitar tener que sacar arena de la casa. Por otro, para llegar a ver el mar. Al final, la casa une ambos lados de la arena
Arqs. Lucía Hollman y Agustín Moscato, socios del estudio Arquitectos Todo Terreno, AToT
“El médano es el jardín de la casa, y el retiro obligatorio. No se puede construir sobre la arena, pero sí aprovecharla. Esta casa la hicimos hace unos 8 años y, con el tiempo, fueron apareciendo otras que eligieron la misma tipología”, cuentan. Tanto el puente como la pasarela son, además de accesos, sostenes estructurales “para evitar la tendencia al vuelco”. Fueron lo último que instalaron: antes, la casa vibraba por el movimiento de la madera.
Mangrullo
De forma cúbica, con laterales de 7 metros y con 98m2 cubiertos, en la planta alta se ubica el sector social, un ambiente que integra cocina y living con un balcón aterrazado y acceso independiente (gracias a la pasarela). “Es una casa austera, sin detalles de terminación”, explican. Como ejemplos, enumeran las placas de Durlock como revestimiento y separadores, las paredes y techos blancos, el piso de pino tratado solo para que fuera resistente (sin pulido) y mesadas pintadas.
La mayor parte de los materiales viajaron desde Buenos Aires, pero los eligieron con practicidad: son estándares entonces, si se llegan a romper, es posible conseguir un reemplazo en la zona.
Una planta baja particular
En la planta baja está el área privada: la habitación principal con baño en suite, un segundo cuarto con un baño que también es de uso público, y un pasillo amplio –de 2,20 metros– con un sillón cama que funciona como apoyo para cuando reciben más invitados.
“En un punto, la vista al mar puede ser trillada. Pero no hay tantas casas con vista a la arena. Esa imagen amarilla, en la que la arena cae muy de a poquito, nos sorprendió bastante. Es muy interesante”
“La casa casi no se ve desde la playa ni tampoco desde la calle. La caja superior emerge de la copa de los árboles y solo es distinguible desde lo más alto del médano”