Resulta importante entender que mantener una alimentación balanceada es necesario para cuidar la salud, mejorar la calidad de vida en todos los grupos etarios y prevenir el desarrollo de enfermedades, señala un artículo de la Clínica Pueyrredón. Sus expertos afirman que la alimentación variada asegura la incorporación y aprovechamiento de todos los nutrientes que se necesitan para el crecimiento y desarrollo de un individuo.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que los alimentos varían en su contenido de nutrientes, según la variedad particular del alimento y las condiciones en las que se produce, procesa, comercializa, almacena y prepara. Por lo tanto, conocer en detalle los productos que sumamos a nuestra alimentación resulta fundamental.
En este marco, uno de los cuidados que se deben tener en cuenta con la alimentación es lograr mantener equilibrados los niveles de glucosa en sangre. Es por eso que es importante poner el foco en los carbohidratos y la fibra.
Los carbohidratos son moléculas de azúcar, que se encuentran en alimentos y bebidas, y que el cuerpo descompone en glucosa, sintetizan los Institutos Nacionales de la Salud (Estados Unidos). En cuanto a la fibra, explica el Instituto Mayo Clinic, se encuentra principalmente en frutas, verduras, granos enteros y legumbres, ayudan a prevenir o aliviar el estreñimiento, mantener un peso saludable y reducir el riesgo de sufrir diabetes, enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer.
El truco para transformar carbohidratos en fibra
Con base en lo señalado, y a la importancia de mantener los niveles de glucosa estables en la sangre, además de mejorar la digestión, la bioquímica francesa y experta en nutrición, Jessie Inchauspé, reveló un truco que ayuda a transformar carbohidratos en fibra. Su método invita a realizar ciertos cambios en la alimentación para beneficiar íntegramente a nuestra salud.
Inchauspé explica que alimentos como la papa, el arroz y el pan contienen almidón (carbohidrato) y que si se procede a enfriarlos o congelarlos, y posteriormente recalentarlos, su estructura se transforma.
Esa transformación lleva a que el almidón se convierta en fibra, por lo que esta llega al intestino grueso sin ser digerido y nutre a las bacterias buenas. Por lo tanto, estamos ante una novedosa manera de alimentación que impacta positivamente en el control de la glucosa y en el sistema digestivo.
Autor: Mariana Sánchez.